LA CRUZ DE PLATA DEL NAZARENO DE PUENTE GENIL

Antonio Illanes Velasco. Con información de María del Amor Rodríguez Miranda (06/06/2021)


 

 

Dentro del patrimonio artístico de la Semana Santa de Puente Genil (Córdoba), hay una gran pieza. Me estoy refiriendo a la excepcional cruz de plata, obra de platería antigua que guarda celosamente la Cofradía del Patrón en su sede de las Cien Luces.

Otros pueblos del entorno tuvieron cruces parecidas, respondiendo al arte imperante en la época, el Barroco, pero la de Puente Genil ofrece la particularidad de que ha pasado y se ha conservado a lo largo de los siglos sin apenas deterioro alguno. Tampoco le afectaron las modas de otra época, pues en muchas ocasiones se fundía la plata para hacer otra cruz más acorde con la moda imperante; sirvan de ejemplo algunas de las cruces de los nazarenos de Andalucía, como las realizadas en carey y plata.

La de nuestro "Terrible" data del año 1677. Tenía un alma de madera a la que iban cogidas las placas de plata con tornillos y charnelas del mismo metal, era en un principio enteramente de plata. Esta cruz está perfectamente documentada en el libro de la Cofradía del Patrón, que guarda en su archivo y que fue recientemente restaurada.

El platero estaba establecido en Montilla (Córdoba), se llamaba Tomás Gonzalo de Alcántara y Angulo y su costo fue algo más de 14.000 reales, cantidad de la plata invertida en la cruz y en la hechura de hacerla, una cantidad elevada para ese tiempo.

La cruz fue un regalo que le hizo todo el pueblo, ya que se le hizo de limosna. Unos devotos daban más y otros menos, según sus posibilidades, y de esta forma se presentaba Jesús en la mañana del Viernes Santo con tan bella alhaja, que el pueblo de la Puente de Don Gonzalo le había ofrecido. Hay que tener en cuenta que fue solo 27 años después de la peste de 1650, y la villa había bajado considerablemente de población.

Por el año de 1822 se le hizo una restauración por parte de los cofrades Don José Atanasio de Rivas y Doña Gonzalo de Zafra y Carvajales de San Román, restauración que le incluyó las cantoneras de bronce dorado, más barato que la plata, y también unas charnelas del mismo metal dorado. Conserva una de plata original en la parte interior de la cruz, que descansa sobre el hombro. En el disco central de la cruz hizo grabar al platero la inscripción "YO SOY DE JÓSE ATANASIO DE RIVAS Y GÁLVEZ". Eso es lo que el cofrade mandó al platero que grabase, ya que él pagó el arreglo de la cruz y hay un refrán que dice: "el que paga, manda".

Al principio, hace años, nos desconcertó que la cruz está decorada con grandes "Cs" entrecruzadas, y así se puede ver en antiguas pinturas que se conservan.

Durante la Guerra de la Independencia, era el saqueo tan frecuente, que la cruz fue escondida, como otras cosas, para no ser fundida en Córdoba, como lo fue la plata labrada que había en el convento pontanés de San Francisco de la Victoria, para ser convertida en moneda. En La pasada Guerra Civil no se tocaron los ornamentos de Jesús, aunque sí hubo destrozos.

Los mayores sí alcanzaron a verlo con la cruz de plata y hay abundante material gráfico de esos momentos. La cruz presidía el salón más pequeño, sobre un dosel de brocado. Estuvo en este estado hasta 1994, cuando se restauró la imagen de Jesús Nazareno por el Instituto de Restauración de Bienes Culturales (ICRBC). Al visitar el cuartel el equipo restaurador, se dio cuenta del valor artístico de la pieza y se ofreció a restaurarla gratuitamente. Dado que un hermano devoto guardaba en una cajita, en la sede Cien Luces que alumbra al patrón, todos los tornillos y adornos que se le desprendían, fueron menos los que hubieron de fabricar de nuevo en plata. Dado que la antigua cruz tenía un alma de madera, a la que iban aplicadas las chapas, se cambió el soporte interior para que fuera menos pesada.

Hoy día luce la cruz en el besapié del Martes Santo. Esperemos que algún día la vuelva a llevar el Viernes Santo, como algo simbólico que fue regalo de aquellos pontanenses que nos precedieron en la devoción a nuestro Nazareno.

 

 

La cruz de Puente Genil ha sido recientemente estudiada en profundidad por el profesor Jesús Rivas Carmona. Como hemos dicho, fue elaborada en el año 1677 por el platero Tomás Gonzalo de Alcántara y Angulo, que era hijo de Antonio Alcántara y nieto de Gonzalo de Alcántara.

Tiene también la inscripción: "HECHURA BRONCEADA Y DORADO Y DEMÁS TRABAJOS QUE TUVO LA CRUZ DE PLATA QUE SE HIZO PARA LA IMAGEN DE JESÚS NAZARENO".

La cruz, como también hemos comentado, fue una pieza costosa, según se puede deducir de la cantidad pagada por ella, que exactamente fueron 14.412 doce reales: 6.912 correspondientes a la plata utilizada, que supuso 288 onzas y el resto, 7.568 reales, por la mano de obra del platero.

El platero Tomás Gonzalo de Alcántara y Angulo fue también el autor, tres años antes, de la antigua cruz en plata del Nazareno de Montilla (1674), una pieza que tenía antes de la invasión francesa. Hasta el momento no ha sido posible conocer dato documental alguno sobre la misma.

 


 

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA

Antonio Illanes Velasco es Cronista Oficial de Puente Genil (Córdoba).

RODRÍGUEZ MIRANDA, María del Amor. "Las cruces de plata de los nazarenos de Córdoba", en Compendio de estudios histórico-artísticos sobre Semana Santa: ritos, devociones y tradiciones, Córdoba, Asociación Hurtado Izquierdo, 2007, pp. 314-315 y 328. 

 

 
     
     
     
     
La cruz (conjunto y detalles) tras su restauración por el ICRBC

 

Fotografías del Archivo del IPCE y de la Hermandad del Nazareno de Puente Genil

 

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