UNA ESCULTURA BARROCA DE SAN FRANCISCO DE ASÍS RECUPERADA EN TENERIFE

José Cesáreo López Plasencia (03/11/2019)


 

 

Introducción

El domingo 3 de noviembre de 2019, durante la celebración de la misa mayor, fue bendecida una escultura de San Francisco de Asís, realizada en madera policromada al óleo, en la parroquia matriz y consagrada de Nuestra Señora de la Concepción, en Realejo Bajo (Santa Cruz de Tenerife).

Se trata de una efigie vestidera (145 cm) cuya cabeza y manos fueron adquiridas en el mercado del arte el pasado año 2018, habiendo sido restauradas por el conservador Adolfo Padrón Rodríguez, mientras que las piernas y pies fueron gubiados en septiembre de 2019 por el imaginero Álvaro Abrines Fraile (Sevilla, 1983).

 

 

 

Iconografía

El "poverello" de Asís (1182-1226) ha sido efigiado como fundador de la orden mendicante de los hermanos menores, cuya primera regla fue aprobada en 1209 por el papa Inocencio III (1161-1216), mostrándose en pie vistiendo el sayal marrón provisto de cogulla y capucha, confeccionado en damasco, y ceñido con un rico cíngulo de oro que presenta los tres nudos alusivos a los tres votos de obediencia, pobreza y castidad.

El santo, situado sobre una peana lignaria octogonal policromada, coloca la mano izquierda sobre el pecho, al tiempo que sostiene con la derecha un estandarte de plata del siglo XVIII -custodiado en el tesoro del templo parroquial de la Concepción, y antigua pertenencia de otra imagen homónima-, rematado en dos puntas con borlas, que se exorna con el emblema sobredorado de la orden: el abrazo de Cristo y San Francisco de Asís junto a las Cinco Llagas (imagen inferior). En su cabeza el santo luce un delicado soleo de plata calada en su color, pieza labrada también en el XVIII en talleres insulares.

El "Alter Christus" ostenta en su costado derecho, manos y pies las cinco llagas de la estigmatización, hecho prodigioso, el más notable y conocido de su hagiografía, que tuvo lugar en la cima del monte Alvernia el 14 de septiembre de 1224, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Su biógrafo, el beato franciscano Tomás de Celano (1190-1260), describe el hecho en su obra "Vita prima S. Francisci" (1228-1229) en los siguientes términos:

 

"Vio que encima de él había un hombre con seis alas, como un serafín, con los brazos extendidos y los pies juntos, fijado a una cruz. Dos de sus alas se elevaban por encima de la cabeza, otras dos se desplegaban para volar, las dos últimas le velaban todo el cuerpo (...). Su corazón estaba colmado con esta aparición, cuando en las manos y pies comenzaron a aparecer las marcas de los clavos, tales como acababa de verlas en el hombre crucificado, por encima de él."

 

En la talla de Realejo Bajo, el seráfico padre eleva ligeramente su cabeza, abriendo levemente la boca como si quisiese orar, lo cual permite observar parte de su dentadura, mientras que sus grandes ojos, pintados al óleo bajo prominentes cejas, lanzan una extasiada mirada que parece perderse en el infinito, signo del profundo arrobamiento místico del que fuese considerado Espejo de Cristo.

 

 

Catalogación

Con respecto a la catalogación del sagrado simulacro, nos encontramos ante una efigie barroca que arroja una cronología de hacia las postrimerías del siglo XVII o comienzos de la siguiente centuria, habiendo sido creación de un anónimo maestro peninsular claramente influenciado por la labor desarrollada por los artífices de la escuela sevillana, especialmente de la primera mitad del Seiscientos.

En esta idea abundarían algunos grafismos perceptibles en la pieza, sobre todo el tratamiento de la barba y el cabello, en el que se aprecia el recuerdo del denominado copete montañesino. Es éste un estilema -diríase casi una rúbrica- que comparten muchas esculturas gubiadas por el insigne maestro alcalaíno Juan Martínez Montañés (1568-1649) y sus seguidores, como su discípulo aventajado Juan de Mesa y Velasco (1583-1627), que lo incluyó en sus célebres representaciones del Niño Jesús y San Juan Bautista, por citar solo algunas de las más conocidas efigies del insigne maestro cordobés.

 

 

 

Conclusiones

Hemos de agradecer al feligrés donante de la obra el generoso gesto que ha tenido para con su parroquia de bautismo, al tiempo que nos congratulamos sobremanera por la adquisición y recuperación de esta talla barroca del Santo de Asís, que viene a enriquecer el patrimonio artístico y devocional de la histórica parroquia matriz realejera dedicada a Nuestra Señora de la Concepción.

 


 

 
 

 

FUENTES

LÓPEZ PLASENCIA, José Cesáreo: "A propósito del V Centenario de San Pedro de Alcántara (1499-1999). La advocación mariana de los Afligidos y los franciscanos descalzos de Santa Lucía en la historia religiosa de la Villa de Los Realejos", Revista de Historia Canaria, nº 182, Universidad de La Laguna (2000), pp. 127-166.

RÉAU, Louis: Iconografía del arte cristiano. Iconografía de los santos. De la A a la F. T. 2, Vol. 3. Barcelona: Serbal, 2000, pp. 544-563.

 

 
 
Detalle del busto tras la restauración

 

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