SAN LUIS IX, REY DE FRANCIA, EN LA PARROQUIA DEL SALVADOR
DE SANTA CRUZ DE LA PALMA (SANTA CRUZ DE TENERIFE)

Texto y fotografías de José Guillermo Rodríguez Escudero


 

 

 

En los laterales del coro bajo -que hasta hace poco tiempo tenía un aspecto abandonado y polvoriento, ya que servía de almacén de tronos y de objetos diversos-, hay dos urnas de madera y cristal, sobre ménsulas, con las imágenes de San Luis, Rey de Francia, y de San Juan Nepomuceno. Afortunadamente, en el año 2008 se  ha procedido a su limpieza y recolocación, con lo que se ha ganado en belleza y ha recuperado su esplendor.

Dos tallas impresionantes, antes abandonadas y llenas de polvo a las cuales era y es imposible acceder por su compleja e inexplicable ubicación actual. Gracias a la luz que entra por la bonita vidriera multicolor que representa a la Virgen de Las Nieves, la estancia se ilumina de manera mágica, a pesar de todo. Originalmente, ambas efigies con sus urnas se hallaban colocadas a ambos lados del altar neoclásico de San Juan Bautista, en la capilla colateral del Evangelio. Se debería de plantear la vuelta a su lugar.

Una Real Cédula del monarca Felipe II, fechada el 6 de Septiembre de 1572, instaba a que los “caballeros principales de calidad ” fundaran una especie de Orden de Caballería, bajo la advocación de algún Santo protector de la misma. “Que haya de ser debajo de la protección de Santiago, San Marcos o San Luis o lo que yo eligiese” .

La bella imagen de San Luis IX, Rey de Francia, se venera, al menos, desde el año 1599, fecha en la que se celebró su fiesta como acción de gracias por su favorable intervención ante el ataque de la escuadra del pirata holandés Pieter Van der Doez, en junio de 1599, con “la flota pirata más numerosa que han visto las islas”. Así, el 25 de Agosto del año 1607, coincidiendo con la onomástica del Santo,  el Cabildo confirma el voto hecho a San Luis de celebrarle su fiesta anual. Consta también esta fiesta en el Libro de Mandatos de la Parroquia el 9 de Septiembre del año 1603. Hoy en día no hay ninguna celebración en su honor.

Esta talla, de 68 cm de altura, bien pudiera haber sido donada por don Luis Van de Walle Brito, mayordomo de fábrica desde 1585 o por su padre, Luis Van de Walle “el Viejo”, natural de Brujas. En el siglo XVIII, la escultura inspiró al anónimo autor del San Luis existente en el segundo cuerpo del retablo de la capilla de Santo Tomás de Aquino del extinto convento dominico, cuyo patronato correspondía a la familia Van de Walle. La magnífica pieza original parece haber salido de los talleres de Malinas en la segunda mitad del siglo XVI.

 

 

 

Lleva manto azul flordelisado en oro sobre túnica del mismo color y un gran collar de la Orden de San Miguel, fundada por Luis XI en el año 1469. Porta los atributos reales: corona y centro, complementos imprescindibles en la indumentaria de los santos soberanos, y manto de armiño, material éste que, iconográficamente representa la pureza del gobernante. Tanto por esta iconografía como por sus características, se aparta de la imaginería española del siglo XVI, por lo que  apunta a un origen flamenco, avalado por la procedencia familiar de Diego de Monteverde, fundador de la capilla de la cabecera de la Epístola donde originariamente se encontraba la escultura y a la que en alguna época dio su nombre. Así figura en el Libro de Fábrica y Visita del año 1636. Hoy la capilla está dedicada a la devoción mariana de Nuestra Señora del Carmen.

Consta en un libro de la iglesia la visita del Obispo Francisco Martínez Ceniceros: “en 9 dias del mes de Setiembre de 1603, se hace una fiesta a San Luis, en su día, en acimiento de gracias de que estando el enemigo Holandes cerca de esta isla para dar sobre ella con mucho poder se fue sin acometerla, la cual dicha fiesta se comenzo á hacer con misa solemne y prosecion por las calles; y habiendo hecho inquisicion, no hallamos que fue voto sino devocion que por entonces se tomó, con lo cual los Beneficiados se escusan diciendo que no la deben hacer sin darles limosna conforme á la tazacion que dejamos hecha. Por tanto mandamos que si el dho. Cabildo seglar se contentare con que los dichos Beneficiados digan aquel dia la misa solemne con prosecion por dentro de la Iglesia, que estén obligados á hacerlo así los dichos Beneficiados sin que por ello se les dé limosna alguna; pero si el dicho Cabildo tomare por devocion de hacer la prosecion por fuera de la Iglesia esté obligado á pagar á los dichos Beneficiados cuatro ducados que es lo menos en que quedan tazadas las demas proseciones, etcétera”.

El coronel Juan de Guisla Boot Campos y Castilla era hijo del capitán Juan de Guisla -Regidor Perpetuo de La Palma- y de Jerónima Boot y Monteverde. Esta dama mandó en su testamento que fuera enterrada en la capilla de San Luis de la parroquia de El Salvador, de la que era patrona. Su fervor religioso hizo que mandara a decir por su alma dos mil misas rezadas “para honra y gloria de Nuestro Señor, goce de los Ángeles, alegría de los Santos y provecho de los fieles vivos y difuntos y para que ayudada de ellas pueda mi ánima ver a Dios más presto”.


BIBLIOGRAFÍA

Archivo de Protocolos Notariales de Santa Cruz de La Palma, Andrés de Chávez, 1644.

LORENZO RODRÍGUEZ, Juan Bautista. Noticias para la Historia de La Palma, Tomos I-III, Santa Cruz de La Palma- La Laguna, 1975.

PÉREZ GARCÍA, Jaime. Casas y Familias de una Ciudad Histórica. La Calle Real de Santa Cruz de La Palma. Madrid, 1995.

PÉREZ MORERA, Jesús. Magna Palmensis. Retrato de una Ciudad, CajaCanarias, 2000.

 

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