LA OBRA DE MARIANO BENLLIURE (I)

Jesús Abades


 

Mariano Benlliure Gil (1862-1947) perteneció al grupo de grandes escultores de obras civiles que, por los imperativos políticos-culturales de posguerra, sólo se dedicó a la imaginería religiosa en la última etapa de su vida, tras la destrucción de obras religiosas en la Guerra Civil.

Pese a ello, parte de las obras que vamos a revisar a continuación reflejan hasta qué punto entendió Benlliure el sentido último de la imagen sacra y la forma de provocar la emoción a quien la contempla con medios mínimos, demostrando una vez más que la sencillez en el arte exige un nivel muy alto de elaboración estética.

Mientras que muchos imagineros de su tiempo, ante la ingente demanda por parte de una mayoritaria clientela con nulo criterio artístico, canalizaban sus gubias hacia una suerte de dramatismo afectado, tan artificioso como resultón, Benlliure escapó de ese falseamiento de la imagen y respetó escrupulosamente la verdad de las cosas y la naturaleza interna de los personajes a representar, no por humana menos representativa de la divinidad. De hecho, sus creaciones se cuentan entre las más bellas y valoradas del arte religioso español.

 

 

JESÚS NAZARENO DEL PASO (Málaga)

Esta excelente imagen, titular de la Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza que procesiona el Jueves Santo, sustituye a una anterior destruida en la noche del 11 al 12 de Mayo del año 1931 (1). Dicha talla era obra del XVII y un gran ejemplo de la estética clásica del Nazareno malagueño, con peluca de pelo natural y con tirabuzones, corona de espinas metálica, cruz rectangular y con relieves en plata, túnica bordada y potencias de considerable tamaño. Llamaba la atención de esta obra, popularmente conocida como El Moreno, su rostro, tremendamente estilizado, y su delgada barba terminada en dos afiladas puntas.

El hecho de que se eligiera a Benlliure y no a un solicitado escultor andaluz del momento (como bien pudo haber sido Adrián Risueño, Francisco Palma Burgos o José Navas-Parejo), se debió a la amistad de dos importantes cofrades de la Junta de la cofradía con el escultor y la popularidad de la que gozaba Benlliure en la ciudad tras realizar en 1899 el monumento al Marqués de Larios, del que hablaremos a continuación (2). Lo más curioso vino realmente en el momento del encargo, pues el deseo de la cofradía era hacer una réplica exacta del antiguo Nazareno mediante fotografías antiguas, pero Benlliure se negó varias veces y, finalmente, la cofradía accedió a que el escultor tallase una versión innovadora de Jesús que es la que actualmente conocemos (3).

Benlliure hizo un primer boceto en escayola policromada, pero fue rechazado por los cofrades por no poseer los típicos aditamentos postizos, propios de las imágenes malagueñas, que hemos comentado anteriormente (4). Ante ello, el escultor hizo un segundo boceto (conservado en su Museo de Crevillente) con corona de espinas tallada en el mismo bloque craneal pero de inferior calidad al anterior, de ahí que una Comisión de Bellas Artes convocada al efecto se decantara por la primera opción, que, trasladada a la madera, es la que actualmente conocemos (5).

Esta imagen, labrada por Benlliure a la avanzada edad de 78 años, ha sido considerada como la quintaesencia de su obra sacra al ser un compendio de sus recurrentes grafismos sobre el tema, tanto por la perfección anatómica, mostrando a un varón abatido por la carga del madero que, más que avanzar, arrastra el peso de su cuerpo hacia el Calvario (6), como por la exquisita ejecución y los recios rasgos semitas del rostro, plenos de expresividad. A pesar de concebirse para procesionar con túnica lisa y cruz plana y cepillada, hoy en día hace estación de penitencia con ricas prendas bordadas y cruz enriquecida con labores de orfebrería.

 

 

MONUMENTO AL MARQUÉS DE LARIOS (Málaga)

Está dedicado a Manuel Domingo Larios y Larios, hijo primogénito del primer Marqués de Larios y miembro de una familia de oligarcas, de orígenes riojanos, que fue fundamental en el desarrollo industrial, social y urbano de la ciudad durante los siglos XIX y XX. De hecho, el monumento al segundo Marqués de Larios se alza en la rotonda situada al final de su proyecto urbanístico más ambicioso: la Calle del Marqués de Larios, popularmente llamada Calle Larios, la cual fue inaugurada en 1891 para permitir unir el casco histórico de la ciudad con la zona portuaria.

El monumento fue inaugurado en el año 1899, tras haber sido encargado a Benlliure tres años antes por la suma de 75.000 pesetas, y está compuesto por la estatua en bronce del marqués, sombrero de aristócrata en mano, en la parte superior; por una mujer con un niño en brazos, labrada en piedra, que representa el agradecimiento de la ciudad malagueña a sus obras, en un pedestal lateral; y un obrero anónimo con pico y azadón, también en bronce, que representa al trabajo, en otro pedestal lateral (7). En el concurso público para adjudicar el monumento, intervenieron varios de los más prestigiosos escultores de la época, caso del sevillano Antonio Susillo.

El 14 de Abril del año 1931, una multitud de republicanos se subió al monumento, arrancó la estatua del marqués, la arrastró por la ciudad mientras se dirigía con ella al puerto, y finalmente acabó lanzándola al mar. En su lugar, colocaron la estatua del obrero anónimo (8). Poco tiempo después, la estatua del marqués fue rescatada de las aguas, restaurada y devuelta a su ubicación original. Recientemente, la figura del Niño ha sufrido daños en sus brazos.

 

 

CRISTO DE LA EXPIRACIÓN (Málaga)

Otra joya de la Semana Santa malagueña, titular de la Archicofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de los Dolores Coronada que procesiona el Miércoles Santo.

Resulta curioso que esta cofradía tuviera con anterioridad cuatro titulares hasta llegar al actual: de 1921 a 1928, la imagen destruida, que se atribuía al escultor granadino Alonso de Mena (siglo XVII) y procesionaba con una Magdalena de idéntico origen; de 1929 a 1931, otra imagen realizada en el Taller de Font (Madrid), de escasa calidad artística y que, incomprensiblemente, sustituyó a la anterior (la Magdalena se mantuvo); en 1935, tras la destrucción de todas las tallas anteriores, la cofradía encargó un nuevo Crucificado a un escultor anónimo de Madrid, y en 1939, procesiona un crucifijo del escultor mallorquín Miguel Ferrer Tous (9).

Tras esta imagen, se realizó el encargo a Benlliure, escultor escogido en una terna en la que figuraban el madrileño Juan Cristóbal Velasco y el castellonense José Ortells (10). Al parecer, en su elección tuvo mucho que ver su secretario personal, malagueño, que intercedió para llevar a cabo esta obra en unas condiciones económicas ventajosas para los cofrades. Es también curioso que la imagen llegara a la ciudad junto con la imagen del Nazareno del Paso y en una camioneta militar, gracias a las gestiones realizadas por un hermano de la cofradía (11).

La imagen es magnífica y presenta notables semejanzas con el Cristo de la Agonía que el mismo autor labrara posteriormente para el Santuario de la Virgen de la Cabeza. Como era habitual en Benlliure, presenta a un Jesús crucificado por tres clavos que no son metálicos, sino aplicados de forma figurada en la madera, sobrepuestos sobre pies y manos (12). Los regueros de sangre los presenta muy escasos y se concentran mayormente en la frente y en las extremidades horadadas. Fue concebida por su escultor sin potencias, que luego se añadieron a raiz del estreno del colosal trono labrado por los Talleres de Félix Granda en el año 1942. El madero, en un principio rectangular, fue también reemplazado por otro de sección cilíndrica y arbórea.

Está tallada en madera de abedul, al estilo de las obras de los imagineros italianos, y recubierta con una pátina hecha a base de aceite de almendras dulces, que junto a la opacidad de la policromía es la que le da ese sabor añejo que tiene la obra (13). El único postizo que presenta el Crucificado es la corona de espinas, que Benlliure labra en metal y reviste de arpillera policromada (14).

En definitiva, una lección escultórica a través de la cual el maestro combinó magistralmente los férreos preceptos del barroco con los nuevos aires impuestos por su propio estilo, al que tampoco eran ajenas las vanguardias del arte sacro que vieron la luz a lo largo del siglo XX.


BIBLIOGRAFÍA

(1) JIMÉNEZ GUERRERO, José. La Encrucijada en los Años Treinta en Estudio Histórico sobre la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga. 75 Aniverario. 1921-1996, Málaga, 1997.

(2) AYALA SAURA, Juan. Escultura Religiosa de Mariano Benlliure en Escuela de Imaginería, nº 34, Córdoba, Cajasur, 2002.

(3) Ibidem.

(4) GÓMEZ RAGGIO, Carlos. La Imagen Inédita del Nazareno del Paso en Boletín de la Real Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza, nº 14, Málaga, 1996.

(5) Diario Sur, 11-2-1940.

(6) MÉNDEZ PÉREZ, Luis Ignacio y Pablo SALINAS SÁNCHEZ. Estudio Anatómico-Topográfico de la imagen del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso, Málaga, Universidad de Málaga, 2000.

(7) GARZÓN ESPINOSA, Alberto. Historia de Málaga (El marqués de Larios y los republicanos). Fuente Digital: http://malaga.economiacritica.net 

(8) Ibidem

(9) AYALA SAURA, Juan. Escultura Religiosa de Mariano Benlliure en Escuela de Imaginería, nº 36, Córdoba, Cajasur, 2003.

(10) DE QUEVEDO PESANNHA, Carmen. Vida Artística de Mariano Benlliure. Madrid, Espasa, 1947.

(11) JURADO GUERRERO, Juan. Cristo de la Expiración. Cincuenta Años de Devoción Popular. Málaga, 1990.

(12) AYALA SAURA, Juan. Escultura Religiosa de Mariano Benlliure, op. cit.

(13) NIETO CRUZ, Eduardo. Anotaciones Histórico Artísticas sobre el Cristo de la Expiración, Málaga, 1990.

(14) Ibidem.

 

Fotografías de Alejandro Cerezo

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com