DOS CRUCIFICADOS DEL CÍRCULO DE ROQUE BALDUQUE
EN MARCHENA (SEVILLA) Y VILLAMARTÍN (CÁDIZ)

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

 

Ambas tallas no sólo comparten calidades y origen artístico, sino también advocación y carácter procesional, pues son titulares de cofradías que tienen por objeto de culto al Santísimo Cristo de la Vera Cruz (1).

El escultor hispano-flamenco Roque Balduque (Roque de Balduc fue su verdadero nombre), fallecido en el año 1561, fue el introductor en la escuela sevillana, durante el segundo tercio del siglo XVI, de las maneras castellanas de la época, influidas a su vez por el estilo escultórico surgido en los territorios de Flandes e Italia (2).

Los dos Crucificados se representan muertos y clavados al madero por tres clavos, con la cabeza desplomada hacia el lado derecho, el entrecejo fruncido en señal de conservar el rictus de dolor incluso después del fallecimiento, los ojos hundidos y entreabiertos, y la boca desencajada, presentando la lengua extendida sobre la dentadura inferior.

El cabello también es similar, con los mechones apelmazados y pegados al casco, cayendo una ondulada guedeja hasta el mismo punto del pecho.

Igualmente, coinciden los marcados relieves del tórax, la estrechez de la cintura, el vientre hundido, los brazos y las piernas con los músculos y tendones resaltados, las huesudas rodillas, las piernas levemente arqueadas, las sangrantes carnaciones y los pies cruzados, con el derecho superpuesto sobre el izquierdo.

Llaman la atención las notables semejanzas en la composición del paño de pureza, de pliegues curvos, que forma una gran lazada en la cadera derecha y cae verticalmente por el mismo lado.

Además de entre ellas mismas, estas esculturas muestran notables conexiones con otras efigies de Jesús muerto en la cruz, como los Crucificados del Buen Fin y Vera Cruz, ambos del municipio sevillano de Alcalá del Río, o el Cristo de la Sangre, de la localidad onubense de Palos de la Frontera. Al igual que los anteriores, se hallan vinculados al grupo de seguidores avezados de Roque Balduque (3).

En el caso concreto de los dos que estudiamos de Marchena (Sevilla) y Villamartín (Cádiz), no solamente es viable su inclusión en el mismo círculo escultórico, sino también, a falta de una posible documentación sujeta a investigaciones futuras, a una misma mano en concreto.


BIBLIOGRAFÍA

(1) MAYO RODRÍGUEZ, Julio. Antigua y Fervorosa Hermandad Sacramental de Ánimas, Archicofradía del Señor de la Santa Vera-Cruz y Nuestra Señora de la Esperanza en Crucificados de Sevilla, Tomo IV, Tartessos, Sevilla, 2002, pp. 55-67. AAVV, Villamartín en Guía artística de Cádiz y su provincia, Tomo II, Diputación de Cádiz y Fundación José Manuel Lara, 2005, pp. 397-405.

(2) HERNÁNDEZ DÍAZ, José. Iconografía hispalense de la Virgen Madre en la escultura renacentista en Archivo Hispalense, Tomo III, nº 3, Sevilla, 1944, pp. 17-24.

(3) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y Francisco COLLANTES DE TERÁN, Catálogo Arqueológico y Artístico de la provincia de Sevilla, Tomo I, Sevilla, 1935, p. 104. DE LA CORTE NAVARRO, Inmaculada. Palos de la Frontera en Huelva Cofrade. Historia de la Semana Santa de Huelva y su Provincia, Tomo III, Tartessos, Sevilla, 1997, pp. 467-475.

 

Fotografías de Juan Carlos Gallardo Ruiz (Marchena) y Rosario Murciano (Villamartín)

 

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