LA CORONA ROBADA Y RECUPERADA DE LA VIRGEN DEL MAYOR DOLOR DE ARACENA

Con información de Joaquín Ossorio, Jacob García Fernández y Sergio Cabaco (15/09/2020)


 

 
 
Foto: Pablo Verdejo

 

En junio de 2018 tuvo lugar el robo sacrílego de la corona de Nuestra Señora del Mayor Dolor Coronada, patrona de la villa de Aracena, cabeza de partido judicial y principal núcleo de población de la serranía a la que da nombre. En el mismo suceso también desaparecieron un puñal y tres estrellas del tocado de la Virgen.

Trece meses después, en julio de 2019, apareció la corona al bajar el nivel del pantano de Aracena debido a la falta de lluvias. Lo más probable es que los ladrones, ante la repercusión del hecho, decidieran deshacerse de ella al no saber cómo actuar para sacarle partido económico.

Esta excepcional pieza de orfebrería fue realizada en el taller sevillano de Manuel Seco Velasco en 1945. Tiene la impronta de dicho obrador, con piezas muy elaboradas, un repujado excelente y está realizada en plata de ley. Fue costeada por suscripción popular entre los vecinos tras la Guerra Civil. Recuerda en sus trazas a la corona de la Virgen del Refugio de la Hermandad de San Bernardo (Sevilla), labrada por dicho taller unos años antes.

Su restauración ha supuesto para el orfebre sevillano Joaquín Ossorio uno de los retos más importantes a los que ha tenido que enfrentarse en su taller. La complejidad era mucha debido al deterioro sufrido por la peculiaridad del caso. Estos días ha lucido ya recuperada en el altar mayor de la Iglesia Prioral de Aracena, donde la Virgen del Mayor Dolor está expuesta a la veneración de los fieles con motivo de su festividad el 15 de septiembre.

 

 
 
La corona como apareció en el pantano de Aracena

 

El desmontaje y limpieza de la corona realizados tras su hallazgo han corrido a cargo de Orfebrería Dopla. Luego fue enviada al taller de Joaquín Ossorio, donde lo primero que se llevó a cabo fue la evaluación de los daños que tenía esta pieza de Seco Velasco, pues estaba muy dañada en general, con muchos elementos rotos y otros retorcidos. También faltaban algunos rayos e imperiales.

Una de las piezas más deterioradas era la cruz que remata la corona. Según Ossorio, lo más probable es que al tirarla al pantano diera con ella en el fondo y por eso estaba tan retorcida. Al estar compuesta por múltiples piezas soldadas entre sí y otras desmontables, no fue fácil enderezarla y recomponerla.

Por otro lado, muchos de los rayos de la ráfaga estaban retorcidos, algunos partidos y faltaban algunas puntas. En la parte semicircular de la ráfaga también había muchas piezas con roturas o desoldadas.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Detalles del proceso de restauración
Fotos: Joaquín Ossorio

 

El proceso de restauración por parte de Ossorio comenzó por soldar, poco a poco, todas las roturas y colocar de nuevo todas las piezas en su sitio. El orfebre tuvo que hacer completamente nuevos los tres imperiales que faltaban, también en plata de ley, procurando la mayor similitud con los originales perdidos.

En cuanto al canasto, hubo que reproducir algunos pequeños remates y guirnaldas que faltaban, aparte de enderezar todos los demás elementos y reforzarlos. Posteriormente, llevó a cabo el ajuste entre la ráfaga y el canasto, pues había algunos elementos que se habían desplazado y roto, para finalmente proceder al complejo ajuste de los ocho imperiales con el canasto y el eje central.

La corona, una vez terminada la restauración por Ossorio, fue dorada en los talleres de Orfebrería Dopla. También se restituyó la pedrería de la ráfaga, que se había perdido casi por completo. Todo este proceso se realizó entre los meses de diciembre de 2019, enero, y febrero de 2020, terminándose el 5 de marzo.

 

 
 
Foto: Pablo Verdejo

 

Como hemos apuntado, la patrona de Aracena ha lucido la corona restaurada en un altar de cultos que conmemora también el X aniversario de su Coronación Canónica. Dicho acto se llevó a cabo el 11 de septiembre de 2010, y tuvo su génesis en la gran obra de restauración y terminación, después de 480 años inconcluso, del templo renacentista de Nuestra Señora de la Asunción, conocido en Aracena como la Parroquia.

La fotografía superior ha sido tomada desde el retablo mayor que sirve de embocadura al camarín barroco de 1727 donde se venera habitualmente la imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor. Un retablo neoclásico de estuco que data de la segunda mitad del siglo XVIII e imita mármoles, siendo el efecto marmolizado que decora el retablo de una excelente calidad. Debido a su mal estado de conservación -que había originado pérdidas de soportes (cornisas y molduras) y piezas despegadas debido a las filtraciones de humedad (que al mismo tiempo había provocado embolsamientos y oquedades del estuco con respecto al muro), a lo que se unía la capa de suciedad provocada por el humo de las velas y el polvo que enmascaraba los colores originales-, tuvo que restaurado en 2019 por el restaurador Jesús Mendoza Ponce y su equipo.

Dicha imagen nos permite observar el manto de salida de la Virgen, obra del bordador sevillano Francisco Carrera Iglesias en hilo de oro y sedas de colores sobre terciopelo azul (2000), y otro valioso elemento patrimonial de la Iglesia Prioral, la espléndida reja que cierra el presbiterio, obra del toledano Julio Pascual (1879-1967), considerado el último gran rejero español. Esta pieza de 1927 forma parte del conjunto de rejas artísticas, encargo de la familia Sánchez-Dalp para el templo, que siguen el modelo historicista de estilo de transición al Renacimiento de estructura medieval, destacando en esta reja el conjunto escultórico en chapa de hierro recortada y repujada del remate del primer cuerpo en el que se representa la Adoración de los Pastores.

En la fotografía inferior vemos la corona de oro del orfebre sevillano Fernando Marmolejo con la que la Virgen fue coronada canónicamente y que también luce estos días en la capilla mayor. El vestidor de la patrona -una talla de Sebastián Santos Rojas (1959) según el modelo de la de Juan de Astorga (1813) perdida en 1936, siendo restaurada veinte años después por su hijo Jesús Santos Calero (1979)- es Manuel Vargas Cruz de la Osa.

 

 
 
Foto: Pablo Verdejo

 

FUENTES

TAKKENBERG-KROHN, Renate y FERNÁNDEZ VINUESA, Pilar. Hierros artísticos. Julio Pascual, Toledo, Fundación Soliss, 2014.

http://jossoriom.blogspot.com/

 

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