LAS CUATRO PATRONAS DE ARACENA (I)

Sergio Cabaco


 

 

En palabras del historiador local Víctor González Tello, la imagen más antigua de Nuestra Señora del Mayor Dolor, patrona de la localidad onubense de Aracena, fue realizada en 1727 por un escultor llamado Montes de Vea, siendo una donación del matrimonio formado por Esteban Sánchez y su esposa Barciales (1).

En realidad, dicho artífice no era otro que el célebre artista imaginero José Montes de Oca, tal y como afirmaron varios historiadores del siglo XIX, entre ellos el prestigioso crítico Juan Agustín Ceán Bermúdez (2), quienes alabaron además las calidades artísticas de la efigie.

Lamentablemente, la imagen de Montes de Oca fue pasto de las llamas en 1795. La tradición afirma que el fuego se produjo como consecuencia de un rayo que provocó un incendio en la Iglesia-Castillo donde recibe culto la Señora, una construcción de estilo gótico mudéjar realizada entre los siglos XIV y XV.

Hoy en día, poseemos testimonios veraces de la primitiva imagen, muy venerada antaño en la comarca de la Sierra de Aracena, gracias a una fidedigna estampa grabada por Antonio Palomino que conoció gran difusión debido a sus numerosas reproducciones.

Entre las réplicas existentes, se cuentan dos interesantes óleos dieciochescos, conservados en los municipios serranos de Almonaster la Real y Linares de la Sierra, lugares donde la Virgen del Mayor Dolor alcanzó gran devoción. Ambos muestran a una imagen de vestir, postrada de hinojos, con las manos juntas aunque labradas por separado, orlada con corona, ráfaga y media luna, y ataviada con prendas de luto según el atuendo introducido por la Condesa Viuda de Ureña en la Virgen de la Soledad, de Gaspar Becerra.

El lienzo de Almonaster la Real muestra mayor fidelidad a la escultura original que el de Linares de la Sierra, óvalo central de un estandarte, en función de las reproducciones posteriores que la presentan como una Dolorosa implorante, con la cabeza ladeada a la derecha y la afligida mirada elevada hacia el cielo.

El camarín barroco donde se veneraba la Virgen, y que aún se conserva, fue labrado también en 1727, año de ejecución de la imagen por Montes de Oca, según consta en el dintel de la ventana que lo ilumina (3).

 

 

Ante la pérdida de la talla de Montes de Oca, José Pérez encargó a Juan de Astorga Cubero, escultor archidonés afincado en Sevilla, la ejecución de una nueva Dolorosa. La imagen, entregada en 1813 (4), llegaría a ser titular de la Venerable Orden Tercera de Servitas de Aracena, fundada en 1873 (5). Desgraciadamente, fue destrozada en los disturbios acaecidos en 1936 como consecuencia del estallido de la Guerra Civil.

Lógicamente, de esta imagen existen numerosos documentos gráficos, algunos de ellos todavía visibles al público en diversos establecimientos de Aracena. No cabe duda que Astorga realizó el trabajo bajo la exigencia de reproducir la talla de Montes de Oca, vistas sus características morfológicas: cabeza ladeada hacia el lado derecho, mirada elevada a las alturas, profundo gesto de dolor y, aunque no se puede apreciar en las fotografías, manos superpuestas aunque labradas individualmente.

Tuvo experiencia Astorga en este tipo de encargos, ya que por ejemplo la Dolorosa académica de Hinojos (Huelva) es una réplica de su Virgen de la Presentación, las partes nuevas del Triunfo de la Cruz sobre la Muerte reproducen el original de Quirós, y la mascarilla de la sevillana Virgen del Buen Fin se inspira en la primitiva del seiscientos que fue destrozada durante la Invasión Francesa.

No estamos, por tanto, ante una Dolorosa típica de la producción de Astorga al estar sometida a unas directrices previas y ajenas a su arte. Tanto el dramático rictus del semblante y el modelado de una boca abierta en señal de emitir un lamento de dolor, especialmente lo concerniente a la corona dentaria inferior, remiten directamente al estilo de Montes de Oca.

Sin embargo, y teniendo en cuenta el hecho de que la primitiva patrona de Aracena fue comparada por sus excelencias con la titular de la sevillana Cofradía de los Servitas, no cabe duda que Astorga se permitió licencias propias en su modelado, las cuales se manifiestan en unas facciones más aniñadas, un entrecejo menos fruncido que da lugar a una mayor mesura en su dolor y un modelado más suave, especialmente en el cuello, frente a la crispación que presentan las imágenes marianas de la Pasión labradas por Montes de Oca.

 


 

BIBLIOGRAFÍA

(1) GONZÁLEZ TELLO, Víctor. Entre las Maravillas del Mundo o La Gruta de las Maravillas y Aracena, Aracena, 1950.

(2) CEÁN BERMÚDEZ, Juan Agustín. Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, Madrid, 1800.

(3) GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA. Escultura Mariana Onubense, Huelva, 1981.

(4) RUIZ ALCAÑIZ, José Ignacio. El escultor Juan de Astorga, Sevilla, 1986.

(5) GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA. Escultura..., op. cit.

 

Fotografías de Almonaster la Real e Higuera de la Sierra de Luis Arenas
Fotografías de la Dolorosa de Juan de Astorga cedidas por Nieves Pérez González

 

Segunda entrega en este

 

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