ANDREW Y JAMIE WYETH
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Retrato de Andrew Wyeth Jamie Wyeth |
Andrew Wyeth (1917-2009) y su hijo Jamie (1946), fueron dos destacados representantes del realismo pictórico americano del pasado siglo XX. En ocasiones, el trabajo de ambos discurría en paralelo, se complementaba o, incluso, servía para plantear desafíos entre ellos. Junto al gusto por lo teatral, el humor negro o la experimentación técnica, los Wyeth compartieron una misma sensibilidad. Los dos trabajaron en Pensilvania y Maine y en un relativo aislamiento del mundo artístico. Ambos fueron niños prodigio y se educaron en casa donde, además, aprendieron las técnicas artísticas de miembros de su familia y dedicaron miles de horas a dominar el oficio y a buscar, hasta encontrarlo, el universo que querían mostrar a los demás. También tienen en común la utilización de técnicas y materiales de una forma muy heterodoxa. Tal vez como reacción a su rigurosa formación académica, ninguno de ellos aplicó nunca a los dibujos ni a las obras acabadas ningún tipo de jerarquía formal. Andrew y Jamie se criaron en casas llenas de libros y de creatividad. El padre de Andrew, al que se conocía como N.C., adquirió notoriedad como ilustrador de clásicos del género de aventuras. N.C. alimentó las inquietudes artísticas de Andrew, y este transmitió a su vez ese espíritu a Jamie. Para Andrew, hasta las habitaciones en las que no hay nadie reflejan la personalidad de los que viven en ellas; es el caso de Maíz para sembrar (1948), donde pinta el desván de la casa de sus amigos Alvaro y Christina Olson. En Lejanía (1952), una de sus primeras obras a pincel seco, Andrew pinta a su hijo tratando de captar los detalles con la máxima nitidez, buscando el instante fugaz pero no congelado. Jamie, mientras posaba, se dio cuenta de que había perdido en la hierba un juguete, lo que explica su mirada perdida en la lejanía. En su juventud, Jamie aspiraba a hacerse un nombre como pintor de retratos. Con 23 años de edad realizó uno de su padre, en el que el sencillo chaquetón típico de la comunidad religiosa amish, que apenas se distingue del fondo oscuro, le da al retrato un aire sombrío. Sin embargo, Andrew era una persona muy divertida que se tomaba muy en serio su obra y la de los demás. Los dos artistas buscaban inspiración en los objetos y personas que conocían bien. Sus modelos son en su mayoría amigos, vecinos y familiares -además de pintarse el uno al otro-. En los pocos retratos que hicieron por encargo, se empapaban del mundo de sus modelos: compartían con ellos historias, estudiaban sus movimientos y su entorno, y observaban lo que hacían a diario. Se involucraban con las personas a las que retrataban. |
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Christina Olson Andrew Wyeth |
Tronco del Río Jamie Wyeth |
Cada mes de mayo, los Wyeth se trasladaban desde Pensilvania hasta las pequeñas localidades costeras e islas de Maine. Pocas veces se alejaron de esos sitios familiares. Se sentían libres cuando trabajaban en ambientes que conocían bien. En las colinas, bosques, paisajes rocosos y casas que tenían un significado personal para ellos, podemos comprobar lo distintas que eran sus visiones artísticas: a Andrew le obsesionaban los temas cotidianos -y por eso a menudo olvidados-, mientras que Jamie busca lo extraño, lo peculiar. En la obra de Andrew escasean los desnudos hasta 1968, año en el que diversas circunstancias le llevaron a explorar la figura humana. La muerte de Christina Olson, su amiga y modelo durante mucho tiempo, dejó, como él mismo reconoció, un vacio en su creatividad. Poco después, presuntamente movido por los dibujos que Jamie estaba haciendo de una de sus primas (Desnudo de Robin McCoy, 1968), Andrew empezó una serie de desnudos de una joven vecina llamada Siri Erickson (La Virgen, 1969 o Estudio para Amantes, 1981) y esas obras llevaron después a otras del mismo género. Los animales domésticos de los Wyeth siempre fueron parte de la familia. Padre e hijo se identificaban mucho con ellos cuando los pintaban en obras como Racoon (1958), El Isleño (1975) o Durmiente Nocturno (1979), poniendo tanto esmero y concentración como cuando trataban otros temas. Durante su etapa de formación, ambos artistas aprendieron a ser rigurosamente disciplinados, a crear contornos y volúmenes dibujando una y otra vez formas geométricas a partir de modelos reales y vaciados de escayola, y a realizarlos después de memoria. Esa práctica les enseñó a ser muy observadores. Con esa preparación, podrían trabajar después de una manera más libre e intuitiva; muestra de ello son obras como Rompiente en el Arrecife (1949), Estudio para Castañas Asadas (1956) o La Buhardilla (1962), todas ellas de Andrew. Representar pequeñas obras teatrales con vestuario, gastar bromas, crear mundos en miniatura y complicadas historias, o celebrar Halloween como la principal fiesta del año son tradiciones de la familia Wyeth que ejercieron una gran influencia sobre Andrew y Jamie. La afinidad de los Wyeth con lo fantástico está en el origen de obras como Danza de la Muerte (1973) de Andrew o Lluvia de Meteoros (1993), una de las creaciones más originales de Jamie, no solo por el contenido -un espantapájaros vestido con una casaca militar de 1812 que, tanto él como su padre, utilizaron en muchas de sus obras-, sino también por los valiosos materiales empleados: Jamie "tomó prestado" un collar del joyero de su mujer y molió sus perlas para fabricar el pigmento con el que pintó las estrellas que tililan en el cielo |
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Lejanía Andrew Wyeth |
El Museo Thyssen-Bornemisza (Paseo del Prado 8, Madrid) presenta hasta el 19 de junio de 2016, junto con el Denver Art Museum, Wyeth: Andrew y Jamie en el Estudio, la primera
retrospectiva en Europa sobre Andrew y Jaime Wyeth. Más de 60 obras procedentes de
instituciones públicas y colecciones privadas, algunas de ellas nunca antes expuestas en
público, ofrecen al visitante la oportunidad de conocer la obra de estos dos artistas, así como
detalles de su vida y de su capacidad creativa.
El generoso acceso a las colecciones privadas de Andrew y Betsy Wyeth y de Jamie
Wyeth ha permitido al comisario de la muestra, Timothy J. Standring, conservador de pintura y
escultura de la Gates Foundation del Denver Art Museum, desarrollar un completo proyecto
expositivo, con importantes obras de ambos que recorren todos los periodos de sus carreras. Horarios: martes a viernes y los domingos, de 10:00 a 19:00 horas; sábados, de 10:00 a 21:00 horas; lunes, cerrado. |
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