JOEL-PETER WITKIN


 

"La historia del arte es la historia de la evolución del espíritu humano. El arte debe ser una meditación sobre la vida".

Joel-Peter Witkin

 

 
 
John Herring as Flora with mother and lover

 

El trabajo de Joel-Peter Witkin (Brooklyn, Nueva York, 1939) siempre se ha movido por esa delgada línea que separa el amor del odio, muchos son sus seguidores y otros tantos sus detractores, desde aquella mítica fotografía de los años 80 en la que dos cabezas decapitadas de sendos hombres, si nos fijamos bien resulta que es el mismo, nos sorprenden con un apasionado beso, su trayectoria profesional ha estado envuelta en una pegajosa polémica que le ha supuesto en múltiples ocasiones estar vetado por museos y salas de todo el mundo a pesar de ser uno de los máximos exponentes de la fotografía internacional.

Desde aquel momento Witkin ha sido considerado por ciertos sectores del mundillo del arte como una figura incómoda porque su particular manera de entender y percibir la imagen es tan distinta al resto que a primera vista asusta, y no sólo por el hecho de que sus protagonistas sean personas deformes o fragmentos de cadáveres sino porque sus escenas muestran esa parte de la vida que normalmente obviamos y no queremos ver por alejarse de la normalidad establecida resultando demasiado duras para nuestra moderna sociedad de diseño.

Ajeno a todo este tipo de absurdos tabús y con una total libertad creativa e intelectual el célebre fotógrafo estadounidense desgrana un universo donde lo grotesco adquiere el valor de sublime y sus personajes abandonan su habitual estado de marginalidad para convertirse en puro arte.

 

 
 
Woman once a bird

 

Se podría calificar a Joel-Peter Witkin como un artista completo tanto en formación como en vocación e intuición. Aunque su primer contacto con la fotografía fuera de manera totalmente autodidacta, apenas era un inquieto adolescente, posteriormente pudo formarse en bellas artes y otras disciplinas, es un gran dibujante, apasionado de la obra de los grandes maestros de la pintura y la literatura a los que continuamente alude en su trabajo, Botticelli, Giotto, Velázquez, Picasso, Miró, El Bosco son para él una inagotable fuente de inspiración, y sobre todo es un ávido observador del mundo que le rodea.

Criado en un ambiente de fuerte carácter religioso, su padre judío ortodoxo ruso y su madre devota católica italiana, no es de extrañar que las alusiones a lo espiritual y a la Biblia tengan una presencia constante en sus fotografías, temas como el infierno, el purgatorio o la crucifixión atraviesan su objetivo si ningún tipo de prejuicio para recordarnos que la vida es una prueba que todos debemos pasar, ese gran teatro en el que todos actuamos donde la muerte es la inevitable protagonista principal.

Parece que la muerte siempre ha estado rondándole de alguna manera, ya desde su mismo nacimiento, al fallecer uno de sus hermanos trillizos, tuvo su primer contacto con ella pero, como él mismo cuenta, hubo un hecho que sin duda trastocó alguna parte de su subconsciente: cuando era tan sólo un niño fue testigo de un accidente mortal entre varios vehículos en el que una niña perdió la vida cuya cabeza decapitada fue a parar cerca de donde él se encontraba; seguramente en ese instante cualquier otro niño, o adulto, hubiera salido despavorido en dirección opuesta pero, por el contrario, él sintió una cierta compasión que le llevó a intentar acariciar su rostro. Si a esto sumamos que años más tarde, en 1961, sería reclutado como voluntario en la Guerra de Vietnam para documentar los accidentes ocurridos durante las maniobras y los suicidios de algunos soldados, todo cobra aún más sentido comprendiendo así que en su peculiar manera de entender el arte, y en general la vida misma, el tema de la muerte sea tratado con total normalidad.

 

 
 
Apolo and Dafne

 

Las fotografías de Witkin deambulan entre el mundo de los vivos y el de los muertos en un constante intento por comprender la propia esencia del ser humano ahondando en su parte más negra e íntima con temas como la necrofilia, zoofilia o fetichismo. Sexo, muerte, masturbación, dolor, amor, sufrimiento, transexuales, hermafroditas, enanos, personas deformes o mutiladas, vírgenes, cadáveres, animales crucificados, exquisitos bodegones o naturalezas muertas propiamente dichas, y siempre en blanco y negro, partiendo de la propia esencia de la fotografía, sin photoshop, ni ordenadores, ni cámara digital alguna.

En su trabajo todo está perfectamente pensado y organizado, cualquier gesto, pose o elemento tiene un propósito concreto, nada se deja al azar, cada una de sus composiciones parte de un primer dibujo preparatorio al que sigue la cuidadosa puesta en escena que a continuación inmortaliza con su cámara Rolleiflex de los años sesenta para, en un segundo estadio, trabajar directamente desde el negativo que manipula con ácidos, raspa y araña, a veces hasta corta y pega a modo de collage, finalizando con un virado al selenio o sepia con el que consigue ese toque mágico y misterioso.

Su arte molesta, estorba e incomoda al tiempo que te atrae e hipnotiza, es feo y bello a la vez, terrenal y espiritual, pocos artistas tienen la capacidad de encontrar belleza en aquello que a la mayoría le produce repulsa transformando el horror en historias insólitas, fábulas o metáforas que nos invitan a meditar sobre la vida y la muerte, lo religioso y lo mundano, el amor y el desamor, lo sexual y lo erótico, enseñándonos a mirar de nuevo el mundo que nos rodea pero con unos ojos nuevos, aquellos que están limpios de cualquier prejuicio o tabú. Esta franqueza visual lo ha situado en el olimpo de los artistas malditos pero a pesar de todo el tiempo ha sabido colocarlo en un merecido lugar desde donde continúa retándonos a reflexionar.

 

 
 
Blind woman and her blind son

 

Bajo el título Teatro di morte, Two Art Gallery (Acisclo Díaz 7, Murcia) propone hasta el 13 de julio de 2018 un recorrido visual a través de algunas de las fotografías más representativas del artista norteamericano Joel-Peter Witkin, mostrando tanto sus poéticas naturalezas vivas así como las más polémicas naturalezas muertas en una selección que abarca más de 40 obras. Horarios: martes a sábado, de 11:30 a 14:00 y de 17:30 a 21:00 horas.

 

 
 
Man without legs

 

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