Rinus Van de Velde (Lovaina, 1983) es uno de los artistas belgas con mayor proyección en la escena artística actual. Estudió escultura, aunque desde siempre se ha dedicado a dibujar ya que valora el dibujo como el medio más interesante por su rapidez y naturaleza experimental. Van de Velde está influenciado por artistas que han redefinido el dibujo como medio, como Raymond Pettibon o Paul Noble. Dibuja sobre lienzo y en formato grande, una escala que proporciona al espectador el sentido físico de formar parte de la obra.

Tradicionalmente el dibujo se ha realizado y expuesto en un formato pequeño y portátil, su lenguaje íntimo se relacionaba con la introspección y se usaba para comunicar ideas y sentimientos. Pero el pasar a una escala mayor cambia la relación entre el espectador y el objeto que se mira. Van de Velde siempre utiliza el carboncillo, una técnica que domina y que apenas permite correcciones, abandonando el color.

Para Van de Velde una escala más grande permite hacer gestos más amplios para realmente "esculpir" el carboncillo con sus dedos y palmas, creando formas con un cierto volumen. Además, es importante que el espectador pueda imaginarse a él mismo metiéndose en un dibujo. Tiene la ilusión de haber creado un mundo en 3D. La elección del blanco y negro tiene que ver con su carácter primitivo, pero también con el hecho de que el carboncillo es más apropiado para los dibujos de gran formato. El artista no está interesado en plasmar ilusiones fotorrealistas: sus ilusiones son generalmente narrativas. Tienen un valor documental y a menudo están relacionadas con el pasado. Van de Velde conecta el blanco y negro con los recuerdos.

El punto de partida de su universo artístico es la representación fotográfica. Posee un archivo de imágenes muy amplio tomadas de revistas científicas populares, biografías de artistas y científicos, catálogos de arte, internet, etcétera. Estas imágenes son la base de series de dibujos en los que la fuente está todavía reconociblemente presente. Selecciona las imágenes que mejor representan el "mito colectivo". Sus dibujos no tienen un carácter documental, por el contrario el artista adapta las imágenes fotográficas a los requerimientos del dibujo y además añade textos que nos cuentan una historia totalmente diferente a la de la fotografía en la que se basa. Los textos pueden aparecer en los mismos dibujos o pintados directamente sobre la pared, en esta ocasión, son los títulos de las obra. Van de Velde escribe estos textos en colaboración con el escritor y amigo Koen Sels.

Rinus Van de Velde mezcla ficción y verdad y crea un espacio ficticio experimental, abordando cuestiones tales como la historia del arte, el mito del artista, el progreso científico, el estudio del artista,... Las mitologías personales que construye con sus dibujos golpean nuestro inconsciente colectivo, permitiendo al espectador deducir una verdad más importante que las realidades ficticias del artista.

Sus primeras series de dibujos está centradas en personajes ficticios como el artista William Crowder o reales, como el explorador Richard Burton, el vulcanólogo Haroun Tazieff o de los jugadores de ajedrez Bobby Fischer y Boris Spassky compitiendo por el título mundial en 1972. Unos personajes con los que tiene tanta empatía, por las actitudes que representan, que se convierten en sus alter egos.

En las nuevas series Rinus Van de Velde aparece como el protagonista, lo que supone un paso más y le permite apropiarse de la historia y hacerla suya. Piensa que está mitificando su propia biografía, construyendo una autobiografía falsa, dibujada y escrita. Entrelazando su historia ficticia con otra biografía "real" de una figura histórica, intenta convertir su historia en la suya y crear lo que se puede llamar una biografía mítica de sí mismo. Haciendo esto se está al mismo tiempo deconstruyendo el mito de una biografía.

El artista reflexiona sobre el proceso de creación artística, tema recurrente en toda su producción. Van de Velde escenifica en su estudio composiciones a partir de imágenes existentes o inventadas, que luego fotografía y le sirven de fuente para sus dibujos. Estos van acompañados de títulos, narraciones largas, que completan la historia de cada dibujo proporcionando un contexto narrativo muy específico.

A veces los dibujos, aunque autónomos, relatan juntos una historia abierta a los espectadores, que es parte de una autobiografía ficticia más amplia, la cual corre paralela al desarrollo de la obra real del artista belga. Rinus Van de Velde crea así narrativas abiertas para ser interpretadas por el público.