JUAN BAUTISTA VÁZQUEZ

David Granado Hermosín


 

Lo que ahora conocemos como Escuela Sevillana de Escultura se produjo gracias a un gran escultor procedente de tierras abulenses que llegó hasta la capital hispalense tras la muerte de Isidro de Villoldo. Nos referimos a Juan Bautista Vázquez el Viejo, que reunió todo un círculo de escultores a su alrededor con un estilo más o menos igualitario, naciendo así la Escuela de Sevilla. Aunque es una de las figuras claves de los inicios, junto con Jerónimo Hernández y Andrés de Ocampo, es un escultor poco estudiado. Hace falta un buen estudio que abarque todos sus trabajos, tanto castellanos (1) como andaluces (2) y americanos. Aquí lo que pretendemos es hacer una aproximación a su vida personal y a su catálogo durante su estancia en Sevilla.

 

 

 

Vida personal

Desconocemos por ahora la fecha exacta del nacimiento de Vázquez el Viejo y su lugar de origen. Palomero Páramo afirma que nació alrededor del año 1510 en la villa salmantina de Pelayos (3), aunque no aporta ningún documento al respecto que acredite este hecho, estando tomado de Celestino López Martínez. Por su parte, Estella Marcos ofrece otra posible fecha: uno de los documentos con los que trabajó, sacado del Archivo de Protocolos de Pastrana y fechado en 1557, nos habla de que en esa fecha Vázquez tenía unos 32 años de edad. Esto nos hace pensar en que la fecha de nacimiento más adecuada sería 1525, aproximadamente.

Sabemos es que sus padres fueron Juan Alonso e Isabel Vázquez, los cuales se trasladaron a Ávila siendo aún muy pequeño Vázquez. Sabemos documentalmente que recibió de sus padres la herencia de unas casas situadas en la Plaza del Mercado Grande (4). Allí entra como discípulo de Vasco de Zarza, comenzando su periodo formativo. Tras esta formación básica se cree que pudo viajar a Italia, aunque no existen hasta la fecha de hoy ni documentos españoles ni italianos que afirmen este hecho. Esta teoría se apoya en su relación con la corriente manierista italiana y, además, a su actividad como pintor y grabador (5). De momento se acepta, por regla general, que el viaje pudo realizarse entre los años 1530 y 1550.

Existe constancia documental de que Vázquez el Viejo trabajó en Toledo entre 1552 y 1560 (6) para la Catedral y su Arzobispado, y de que en 1554 lo encontramos trabajando en la Iglesia de Almonacid de Zorita en Guadalajara y en la Iglesia de Santa María la Blanca de Toledo.

De su vida conyugal, conocemos tres matrimonios suyos. En primeras nupcias estuvo casado con la hermana del escultor Juan de Oviedo Hernández el Viejo (hijo de Juan de Oviedo, avecinado en Ávila), Andrea Hernández. Del matrimonio nacieron dos hijos: Juan Bautista Vázquez el Mozo (hacia 1551-1602), que continuó el trabajo del padre, y Agustina de la Cruz, casada con Pedro de Molina Bolante, que se fue a vivir a las Indias (tal y como vemos en el testamento de Vázquez en 1588) (7). Muerta ésta, se casó por segunda vez con la hija del pintor Juan de Zamora, María Bonilla, en 1570, y una tercera vez hacia el año 1572 con Isabel de Valdés. De este último matrimonio nacieron cuatro hijos: María, Agustín, José y Gabriel, que en 1588 (año de la muerte de su padre) tenían quince, catorce, doce y diez años de edad, respectivamente (8). A la muerte del escultor, sus hijos quedaron bajo la tutoría de Benito de Montedoy, batidor de panes de oro (9).

En 1557 muere en la ciudad hispalense el escultor Isidro de Villoldo, dejando inconcluso el retablo mayor del Monasterio de Nuestra Señora de las Cuevas, conocido también como el Monasterio de la Cartuja. La viuda de este, Francisca Blázquez, se ve obligada a reparar este hecho y apodera a Juan Bautista Vázquez el Viejo, llegando éste a Sevilla en dicho año (10), aunque su labor documental comienza en 1561 cuando comienza a encargarse del retablo mayor de la Cartuja de las Cuevas (11). Vázquez se traslada a la ciudad de la Giralda, educando a sus hijos en el oficio de la escultura y manteniendo intensas relaciones con otros artistas sevillanos del momento, "con quienes compartió las mismas preocupaciones estéticas del manierismo de filiación 'romanista' y las propias de carácter laboral" (12). Con esto se podría decir que Vázquez se convierte en 1570 en la cabeza principal de la neonata escuela sevillana, fundada sin saberlo por él mismo.

Documentalmente Juan Bautista Vázquez el Viejo está en Sevilla desde 1557 hasta la fecha de su muerte, en el año 1588. No abandonó la ciudad en todo este tiempo, salvo salidas esporádicas para sus múltiples trabajos a lo largo del Arzobispado de Sevilla, e incluso algunos contratos en Málaga y Córdoba. Algunas de sus obras fueron contratadas para las Indias. En la capital hispalense Vázquez estuvo domiciliado en las collaciones de San Andrés (1560-1564 y 1567-1568), San Marcos (1565-1566), la Magdalena (1569-1570 y 1582-1583), San Juan de la Palma (1571), San Vicente (1572-1574), San Lorenzo (1576-1581) y Santa María (1584-1588) (13). Gestoso también dice que tuvo en arrendamiento casas en la collación de Santa Catalina, propiedad de Lorenzo Fernández, el 30 de agosto de 1588 (14). El mismo autor nos cuenta cómo, siendo Vázquez el Viejo vecino de la collación de San Miguel, estuvo preso en la cárcel real debido a una deuda monetaria, de unos 200 ducados, a doña Mariana de Flores, "la cual, para cobrarse, lo embargó y él hizo concurso de acreedores, mediante el cual la dicha Mariana obligóse á esperar el pago en un plazo de 5 años, como consta en la escritura otorgada en 1º de Agosto 1594" (15), unos seis años después de la muerte del escultor.

Vázquez el Viejo tuvo numerosos encargos, teniendo una vida y un taller muy intenso. Tanto aumentó su prestigio artístico que en 1571 lo vemos que ostentó el título de "escultor de su Majestad" (16). Definitivamente, el 10 de junio de 1588 Vázquez hacía su testamento en Sevilla ante el escribano Baltasar Román de Figueroa (17), deduciendo que su muerte acaeció el 12 de junio de ese mismo año.

Alrededor de Vázquez el Viejo llegaron un grupo de escultores desde tierras de Toledo y Ávila, entre los que estaban Juan de Oviedo el Viejo y Diego de Pesquera (18), quienes ayudaron a introducir las formas castellanas en el arte andaluz. Si importantes fueron estos artistas, aún lo fueron más aquellos formados directamente por el propio Vázquez: Jerónimo Hernández, Miguel Adán, Juan de Oviedo el Mozo y Juan Bautista Vázquez el Mozo. Estos artistas, según Hernández Díaz, enraizaron la escuela de forma definitiva, "pues, formados en la orientación estética y con los recursos artísticos de procedencia castellana, al calor de las obras que en tanto número y de tan extraordinaria calidad admirarían en Sevilla, modelaron en plenitud sus propias personalidades" (19). También encontramos grandes figuras como Gaspar Núñez Delgado, Andrés de Ocampo, Gaspar del Águila y Martín de Oviedo, entre otros. Estos forman el primer centro de la escuela sevillana.

 

 

Estilo artístico

Ceán Bermúdez dice que Bautista Vázquez "fué uno de los primeros artistas que lleváron á Andalucia las buenas formas, la nobleza de caractéres, el sencillo plegar de los paños, y otras máximas con que acabó de desterrar la manera gótica, que todavía reynaba en Sevilla entre algunos profesores" (20). Su técnica es parecida a la de Berruguete pero al finalizar su carrera artística encontramos que Vázquez representa el desdoblamiento femenino de su maestro, la fase complementaria en cuanto a armonía y elegancia (21).

Aunque es de formación castellana, a medida que va realizando trabajos en Sevilla sus obras están mucho más identificadas con la sensibilidad de su población, identificándose con los temas de sus encargos, y ejerció mucha influencia posteriormente en cuanto a la ornamentación de los gustos artísticos locales se refiere.

Hernández Díaz dice que "su dibujo es justo y definidor, subrayando conjuntos y pormenores, y el modelado es suave y jugoso en la interpretación carnosa, apacible y reposado en sus ropajes, adaptándose a las formas sin estridencia alguna" (22). El estilo de Juan Bautista Vázquez el Viejo está sumamente influenciado por el manierismo italiano (23), aunque algo alejado de las corrientes seguidoras de Miguel Ángel Buonarroti (muy popular en la España del Renacimiento), y muy refinado y espiritual. Todos sus trabajos demuestran unos conocimientos muy concretos del arte italiano, por esto se sospecha un probable viaje a Italia en la etapa de juventud, probablemente hacia 1540, como ya dijimos anteriormente.

Sus figuras son muy elegantes y de alargadas proporciones. "Dispone los paños ceñidos a los cuerpos de sus figuras, en bandas estrechas que caen acentuando un movimiento en espiral. Los rostros de las imágenes masculinas suelen ser delgados, mientras que los femeninos son excesivamente redondeados" (24). Podríamos decir con total seguridad que la obra de Vázquez el Viejo decide verdaderamente la formación de la escuela sevillana, gracias en gran parte a su estilo manierista y a sus aún reflejos clasicistas (25).

 

 

Obras en Sevilla

Cuando Vázquez decidió instalarse en Sevilla traía a sus espaldas una gran fama, ya que se encontraba entre los colaboradores de los arquitectos, escultores y pintores más importantes y prestigiosos de Toledo. Aunque "muy castigada ha sido la producción de Juan Bautista Vázquez durante la contienda de 1936" (26) encontramos no pocas obras suyas documentadas y otras tantas atribuidas tanto en Sevilla como en la provincia.

Como ya hemos dicho, tras la muerte de Isidro de Villoldo, Vázquez se hace cargo de la ejecución del retablo mayor de la Cartuja, llegando a Sevilla en 1557 apoderado la viuda de Villoldo. Escultor muy prolífero, fue autor de numerosos retablos, sepulcros, imaginería, escultura decorativa y monumental repartidos por la parte occidental de Andalucía y América (Santo Domingo, México o Lima, entre otras ciudades).

Los primeros trabajos de Juan Bautista Vázquez el Viejo serán la terminación de los retablos que quedaron en la ciudad inconclusos debido a la muerte de Villoldo y Balduque: retablo mayor de la Cartuja de las Cuevas (en él trabajó también Jerónimo Hernández) o retablo mayor de la Catedral (1562-1563). De este último sobresalen los relieves de la Creación de Eva (27), el Pecado Original (28) y la Expulsión del Paraíso (29), donde aparecen Adán y Eva con un desnudo a la manera italiana (30), aunque Camón Aznar solo notifica los dos últimos relieves mencionados (31). En colaboración con Roque de Balduque realizó la Huida a Egipto en 1561 (32), ya que el relieve estaba inacabado a la muerte del flamenco (33). Por ello Vázquez cobró 30 ducados (34).

Importante en su catálogo, y sobre todo para su reputación, fueron las imágenes que realizó para el tenebrario de la Catedral en el año 1562 (35). Las efigies de los apóstoles fueron diseñadas por el propio Vázquez y ejecutadas por Bartolomé Morel, aunque tenemos que comentar que también intervino en su realización Juan Giralte, escultor flamenco. Este tenebrario está compuesto por la alegoría de la Fe, San Gregorio, el Apostolado y tres imágenes que pueden ser las tres Marías.

En 1564 esculpió dos relieves para el crucero que trazó Hernán Ruiz II en las inmediaciones del Hospital de San Lázaro (36), actualmente plaza de Santa Marta. Los relieves mencionados representan un Crucificado (F1) y una Quinta Angustia (F2). Ambos están en muy mal estado de conservación debido a las inclemencias del tiempo. Un año más tarde, esculpió las esculturas del facistol del coro de la Catedral, representando a la Virgen con el Niño, un Crucificado y los Evangelistas. "La bellísima imagen mariana (...) es también una de las joyas catedralicias y de la producción de Vázquez" (37). Obra popular de la ciudad de Sevilla es, sin duda, la figura de la Fe, más conocida como Giraldillo (F3), que remata la Giralda. Es una obra en bronce realizada en 1568 por Bartolomé Morel a partir del modelo y de las indicaciones de Vázquez el Viejo.

La última obra que realizó Vázquez para la Catedral hispalense es aquella de los relieves de la Sala Capitular y del Salón Antecabildo, trabajando en ella en el último decenio de su vida. Sabemos que era el supervisor de toda la obra en su conjunto y que en ella trabajaron algunos de colaboradores: los escultores Diego de Velasco, Diego de Pesquera y Marcos de Cabrera. Desconocemos exactamente qué relieves salieron de sus manos, pues la documentación no da luz de ello. Gómez Moreno (38), sin embargo, le atribuye dos de ellos: la Asunción de Nuestra Señora y la Alegoría del Cordero, debido a que son los dos mejores artísticamente. "De todos los maestros que en las referidas dependencias laboraron, solo Vázquez puede reclamar para sí ambos relieves, que acreditan maestría insuperable y formación en torno al genio castellano" (39).

Numerosas imágenes marianas encontramos en su extenso catálogo. Para Camón Aznar todas son "quietas, sensitivas, de ensimismada belleza, con mantos de largos pliegues, de caídas finas y paralelas" (40). De entre todas ellas podemos citar la Virgen de las Fiebres (F4), actualmente en la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena (Sevilla), aunque no está documentada pero fue atribuida a Vázquez por Hernández Díaz debido a sus similitudes con la producción mariana de este artista (41). Gómez Moreno también identificó un relieve pétreo de la Virgen con el Niño (F5) que se encuentra en la portada de la Iglesia de la Anunciación (42). La fecha de ejecución es imprecisa y se estima que se realizó entre 1560 y 1565. Vemos a la Virgen sedente con el Niño en brazos de una forma muy tierna. Los brazos del Niño están abiertos y descansan sobre su madre. Hernández Díaz unió la imagen de la Virgen del Prado o de la Pera, situada en la iglesia sevillana de San Sebastián, con Juan Bautista Vázquez el Viejo (43). La última imagen mariana que comentaremos será la Virgen de la Piña (44), conservada en la Iglesia parroquial de Santa María de la Oliva en Lebrija (Sevilla). Según Hernández Díaz, "es uno de los más bellos ejemplos del ensamblaje del manierismo con las características escultóricas locales" (45) y puede datar de hacia 1577. En 1986 Palomero Páramo da a luz el documento de contrato, pasando de ser una obra atribuida por Hernández Díaz (46) a una obra documentada.

También destacó por sus imágenes cristológicas, algunas de ellas procesionales en la Semana Santa sevillana. En 1573 esculpió el Cristo de Burgos de la Iglesia de San Pedro, policromado por su suegro Juan de Zamora, bastante transformado por José Ordóñez Rodríguez en 1882 (47). En el contrato se le impuso que siguiera como modelo para su ejecución el Santo Crucificado de San Agustín, talla gótica de gran popularidad en la época que desapareció en el incendio de la Iglesia de San Roque en 1936. Cristo aparece colgado de la cruz y sin presencia de sufrimiento, más bien nos da la sensación de que estuviera dormido. Vázquez huye en esta talla de todo dramatismo, aunque es muy vertical, frontal y rígida. Además de este Cristo, se le atribuye el Cristo del Amor, que se venera en la Iglesia parroquial de Santa María de El Viso del Alcor (Sevilla). Es un Cristo totalmente manierista con características propias de Vázquez el Viejo. Juan Cordero Ruiz, catedrático de la Universidad de Sevilla, relaciona con Vázquez el Cristo de la Buena Muerte (48), actualmente en la Iglesia de Santa María de Jesús de Lebrija (Sevilla) y fechado en torno a 1577. Este Cristo está muy restaurado, por lo que ha perdido sus rasgos originales y esto hace difícil atribuirlo a Vázquez el Viejo. Es de trazado muy sencillo y tiene un correcto y perfecto tratamiento en cuanto a sus proporciones.

La última obra que mencionaremos es el conjunto de Santa Justa (F6) y Santa Rufina (F7), encontradas en una de las dependencias de la Iglesia del Señor San José de Sevilla en 1994 (49). Estas dos imágenes, en madera y posteriormente estofadas, fueron encargadas a Vázquez por el Ayuntamiento sevillano para una capilla del antiguo Convento de San Francisco, tallándolas entre 1571 y 1580 y cobrando por ellas 190 ducados. Albardonedo dice que "proclaman el estilo naturalista idealizado del artista, con rasgos manieristas tomados de su maestro Alonso de Berruguete" (50). Vázquez emplea en estas imágenes un canon manierista más alargado, siendo la imagen de Santa Justa de mayor calidad artística que la otra, y nos presenta a las Santas como matronas romanas, de gran movimiento y una apenas visible frontalidad. Hemos podido comprobar su ubicación y se encuentran hoy día en la parte superior del retablo mayor de la Iglesia (F8).

 

 

Un camino hacia América

En el siglo XVI Sevilla era una ciudad capital en el tráfico y las relaciones con América. Esta importancia tuvo como consecuencia el tráfico de obras de artes desde la ciudad hispalense hacia el Nuevo Mundo. Muchos artistas participaron en este comercio y, como no podía ser menos, también Juan Bautista Vázquez el Viejo. Tenemos constancia documentalmente que, en 1585, nuestro escultor contrató con Gerónimo de Aliaga, vecino de Lima, la realización de una imagen de San Jerónimo en madera de cedro (51). Si esta escultura se llegó finalmente a realizar desconocemos hoy día su paradero.

Hemos dicho anteriormente que la Virgen de las Fiebres es una obra atribuida a Vázquez el Viejo. Una efigie muy similar, casi idéntica, se venera en el Seminario de San Juan de Puerto Rico. Nos referimos a una imagen de la Virgen con el Niño dada a conocer por el profesor Angulo Iñiguez (52).

En el continente americano también encontramos la imagen de Santa Ana, la Virgen y el Niño, sita en la Iglesia de Santa Mónica en Puebla (México). Data de 1570, aproximadamente, y es también una atribución del profesor Angulo Iñiguez, quien lo relaciona con Vázquez y con su círculo. Es una escultura con una iconografía muy interesante, pues vemos a las figuras de pie, aunque la Virgen tiene una escala inferior a la de su madre. Santa Ana aparece con el cuerpo erguido y el rostro alegre. En 1586 Vázquez recibe de la viuda de Miguel Medrano, el que contrató dicha imagen, el pago de "ciertas imágenes que yo entregué al dho Juan Núñez de Tapia para que las llevase a las Yndias e las bendiese e falleció en el biaje" (53) y esto hizo pensar al profesor Angulo que se pudiera tratar de las imágenes antes mencionadas.

Para Tunja, ciudad de Colombia, Vázquez firmó un contrato con Gil Vázquez para la realización de "un tabernaculo de madera dorado y estofado y dentro de el un cristo crucificado y nuestra señora y el señor san juan a los lados sobre un calbario y un san pedro mártir y una custodia de madera" (54). Las tres primeras imágenes debían medir 6 palmos, aproximadamente 120 cm, y tenían que ser relieves huecos con el calvario rematado con la figura de Dios Padre. Por su parte, San Pedro tenía que medir 7 palmos, más o menos 140 cm, sobre peana de cuatro dedos. Iba acompañado por una custodia en madera de borne de tres cuerpos con los doce apóstoles a su alrededor. Por todo esto Vázquez cobró 460 ducados y 70 ducados por la custodia.

En 1582, Juan Bautista Vázquez el Viejo, junto con el pintor Pedro de Villegas, contrató con Juan Núñez de Tapia y su fiador Miguel de Medrano, ambos vecinos de Sevilla, la ejecución de un retablo para la Cofradía del Rosario que iría para el Convento de Santa Domingo de Lima (Perú) (55).

Por último, en 1586 se talló el retablo mayor de Huejotzingo, municipio de Puebla (México). Este retablo tiene como relieve principal uno dedicado a los Estigmas de San Francisco. Es un relieve de soberana grandiosidad que le hace atribuirlo a Bautista Vázquez o a su círculo (56). Para afirmar esto nos basamos en sus similitudes en la decoración de las columnas con la sala capitular de la Catedral de Sevilla.

 

 

 

Conclusiones

Como hemos podido ver, Juan Bautista Vázquez el Viejo es un escultor muy importante, pieza clave para poder comprender la evolución y las características de épocas posteriores.

También es Vázquez un escultor muy mal tratado, pues aún (como ya dijimos) hace falta un estudio en profundidad que ponga al día su catálogo artístico y saque a la luz tantas lagunas que hoy en día poseemos. Además, tendríamos que hacer una revisión exhaustiva de todas las obras documentadas y, sobre todo, de aquellas obras atribuidas; ver sus características y fomentar las atribuciones más claras y rechazar las más dudosas. Tendríamos que tener en cuenta los trabajos repartidos por toda Andalucía, España y América. Con esto revalorizaríamos la figura de Vázquez el Viejo y con ello sus obras religiosas.

Por último, para revalorizarlo aún más tendríamos que preguntarnos si realmente fue el iniciador de la escuela sevillana de escultura. Por nuestra parte estamos bastante de acuerdo con esta afirmación, pero habría que buscar un total consenso de entre todos los especialistas en la historia de la escultura sevillana.

 


 

BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS

(1) Para sus obras castellanas ver ESTELLA MARCOS, Margarita Mercedes, Juan Bautista Vázquez el Viejo en Castilla y América, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1990.

(2) Para sus obras andaluzas, una obra clave es HERNÁNDEZ DÍAZ, José, Imaginería Hispalense del Bajo Renacimiento, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1951.

(3) PALOMERO PÁRAMO, Jesús Miguel, El Retablo Sevillano del Renacimiento: Análisis y Evolución (1560-1629), Sevilla, Diputación Provincial, 1983, p. 168.

(4) LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino, Elogio del Escultor Juan de Mesa y Velasco (1583-1627), Sevilla, Imprenta Provincial, 1939, p. 40; y LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino, Desde Jerónimo Hernández hasta Martínez Montañés, Sevilla, Rodríguez Giménez, 1929, p. 100.

(5) GÓMEZ MORENO, Manuel, La Escultura del Renacimiento en España, Barcelona, Gustavo Gili, 1931, pág. 79; y AZCÁRATE RISTORI, José María de, Escultura del Siglo XVI, Madrid, Plus-Ultra, 1958, p. 228.

(6) PALOMERO PÁRAMO, Jesús Miguel, El Retablo Sevillano..., op. cit. p. 168.

(7) CARRASCO GARCÍA, Antonio, Escultores, Pintores y Plateros del Bajo Renacimiento en Llerena, Badajoz, Institución "Pedro de Valencia", 1982, pp. 36, 124 y 125.

(8) ESTELLA MARCOS, Margarita Mercedes, op. cit., p. 5.

(9) CARRASCO GARCÍA, Antonio, op. cit., p. 35.

(10) CAMÓN AZNAR, José, La Escultura y la Rejería Españolas del Siglo XVI, Madrid, 1998, p. 265.

(11) AZCÁRATE RISTORI, José María de, op. cit., p. 166.

(12) BERNALES BALLESTEROS, Jorge y GARCÍA DE LA CONCHA DELGADO, Federico, Imagineros Andaluces de los Siglos de Oro, Córdoba, Biblioteca de la cultura andaluza, D.L, 1986, pp. 29-30.

(13) PALOMERO PÁRAMO, Jesús Miguel, El Retablo Sevillano..., op. cit., p. 169.

(14) GESTOSO Y PÉREZ, José, Ensayo de los Artífices que florecieron en Sevilla desde el siglo XIII al XVIII inclusive, volumen 2, Sevilla, Andalucía Moderna, 1899-1909, p. 155.

(15) Ibídem.

(16) LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino, Desde Jerónimo Hernández..., p. 101.

(17) CARRASCO GARCÍA, Antonio, op. cit., p. 35.

(18) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, Imaginería hispalense..., p. 16.

(19) Ibídem, pp. 16-17.

(20) CEÁN BERMÚDEZ, Juan Agustín, Diccionario Histórico de los más Ilustres Profesores de las Bellas Artes en España, volumen 5, Madrid, Akal, D.L., 2001, p. 149.

(21) GÓMEZ MORENO, Manuel, op. cit., pág. 79

(22) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, Imaginería hispalense..., pág. 23.

(23) No olvidemos que Vázquez fue un maestro formado en Italia y españolizado en la escuela toledana.

(24) ROMERO BEJARANO, Manuel, "Juan Bautista Vázquez, el Viejo, en Jerez (I)", artículo publicado en el rotativo Diario de Jerez, Jerez de la Frontera, 01-03-2009.

(25) AZCÁRATE RISTORI, José María de, op. cit., p. 162.

(26) CAMÓN AZNAR, José, op. cit., p. 265.

(27) GIMÉNEZ FERNÁNDEZ, Manuel, "El retablo mayor de la Catedral de Sevilla y sus artistas", artículo publicado en GIMÉNEZ FERNÁNDEZ, Manuel, et al., Documentos Varios, Sevilla, Universidad de Sevilla, Laboratorio de Arte, 1927, págs. 25 y 29.

(28) CEÁN BERMÚDEZ, Juan Agustín, op. cit., pág. 148.

(29) GESTOSO Y PÉREZ, José, Sevilla Monumental y Artística, volumen 2, Sevilla, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, 1984, p. 209.

(30) AZCÁRATE RISTORI, José María de, op. cit., p. 166.

(31) CAMÓN AZNAR, José, op. cit., p. 265.

(32) GIMÉNEZ FERNÁNDEZ, Manuel, op. cit., p. 29.

(33) CEÁN BERMÚDEZ, Juan Agustín, op. cit., p. 147.

(34) GESTOSO Y PÉREZ, José, Sevilla Monumental..., p. 481.

(35) Ibídem.

(36) LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino, El Arquitecto Hernán Ruiz en Sevilla, Sevilla, Imprenta de la Escuela Provincial de Artes Gráficas, 1949, p. 24.

(37) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, Imaginería Hispalense..., p. 29.

(38) GÓMEZ MORENO, Manuel, op. cit., p. 90.

(39) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, Op. Imaginería hispalense..., p. 37.

(40) CAMÓN AZNAR, José, op. cit., p. 269.

(41) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, Imaginería hispalense..., p. 27.

(42) GÓMEZ MORENO, Manuel, Op. Cit., p. 90.

(43) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, Iconografía hispalense..., p. 100.

(44) CORDERO RUIZ, Juan, Las Pinturas y Esculturas de Lebrija, capítulo VI, Ayuntamiento de Lebrija y Fundación El Monte, 2002. http://personal.us.es/jcordero/LEBRIJA/inicio.htm [Consulta: 25 agosto 2011].

(45) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, "Iconografía hispalense de la Virgen Madre en la escultura renacentista II", en Archivo Hispalense, nº 4, 1944, p. 101.

(46) PALOMERO PÁRAMO, Jesús Miguel, "Juan Bautista Vázquez el Viejo y el retablo de la Virgen de la Piña, de Lebrija", en Archivo Hispalense, nº 210, 1986.

(47) BERNALES BALLESTEROS, Jorge y GARCÍA DE LA CONCHA DELGADO, Federico, op. cit., p. 30.

(48) CORDERO RUIZ, Juan, op. cit.

(49) ALBARDONEDO FREIRE, Antonio, "Recuperadas las Santas Justa y Rufina de Juan Bautista Vázquez el Viejo", artículo publicado en el rotativo ABC de Sevilla, 18-10-1994, pp. 60-61.

(50) Ibídem, p. 60.

(51) LÓPEZ MARTÍENZ, Celestino, Desde Jerónimo Hernández..., p. 113.

(52) ANGULO IÑIGUEZ, Diego, Historia del Arte Hispanoamericano, vol. 2, Barcelona, 1950, p. 278.

(53) LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino, Desde Jerónimo Hernández..., op. cit., p. 114.

(54) LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino, Desde Martínez Montañés hasta Pedro Roldán, Sevilla, Tipografía Rodríguez Giménez y Compañía, 1932, p. 142.

(55) ESTELLA, Margarita, "Dos esculturas probables de Vázquez el Viejo: un 'Resucitado' en Bogotá y el 'San Jerónimo' de Llerena", artículo publicado en Archivo Español de Arte, nº 237, 1987, p. 59.

(56) ANGULO IÑIGUEZ, Diego, op. cit., p. 279.

 

 

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