JACOPO COMIN, TINTORETTO
Considerado como una de las personalidades más importantes del manierismo en la escuela veneciana, su apodo proviene del oficio de tintorero de su padre, a quien también le debe el sobrenombre de Jacopo Robusti por la robusta manera con la que el progenitor defendió las puertas de Padua frente a las tropas imperiales. Se le considera discípulo de Tiziano, aunque su estilo poco tiene que ver con el clasicismo del presunto maestro. Tintoretto creó un arte original e inconfundible, marcado por el atormentado alargamiento de sus figuras, la potente anatomía de Miguel Ángel, la deformación asimétrica de un espacio que se diversifica en varios puntos de fuga y una técnica abocetada de pintura rápida y violenta. Era Tintoretto un hombre solitario. Apenas viajó y solía encerrarse en su taller con la única iluminación de unas antorchas, lo que explica su preferencia por los fondos nocturnos, rotos por múltiples puntos de luz artificiales. Tuvo ocho hijos de su matrimonio, en 1555, con Faustina Episcopi, tres de los cuales, Marietta, Marco y Domenico, fueron también pintores -la primera, apodada Tintoretta, llegó a ser una excelente retratista-, y otras dos hijas que tomaron los hábitos, fueron diestras bordadoras de temas pintados por su padre. Una de las grandes obras de Tintoretto (1518-1594) es la ornamentación de la Scuola di San Rocco, en Venecia, compuesta por escenas de la vida de Cristo y la Virgen y marcada por una naturaleza visionaria de iluminación sobrenatural, con figuras desmaterializadas en complejos escorzos, a través de las que muestra una imaginación ilimitada que tendría su continuación con la pintura de El Greco y de los primeros maestros del barroco. |
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