ISMAEL SMITH

Con información de Luis Montañés Fontenla


 

 

Nacido en Barcelona en 1886, Ismael Smith fue un artista polifacético, ecléctico, libre y muy personal, a caballo entre el modernismo, el noucentismo y el art déco. Estuvo muy influenciado por artistas como el dibujante inglés Aubrey Beardsley o el escultor alemán Wilhelm Lehmbruck. Desarrolló parte de su carrera profesional especialmente como exlibrista y medallista, en los Estados Unidos. Murió en 1972 en Nueva York.

Su producción escultórica está formada en gran parte por yesos de pequeño formato. De algunos de ellos se conserva también la versión en materia definitiva. Entre los yesos, hay modelos concebidos para ser reproducidos en cerámica y en otros materiales que han servido de transición entre el modelado original y la fundición en bronce. Los tirajes en porcelana y gres de sus obras fueron producidos en la Fábrica de Porcelanas y Gres Artísticos de Antoni Serra en Barcelona.

Una parte importante de esta colección ingresó en 1955 en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) fruto de la donación que el propio Smith realizó al museo, mientras que el resto llegó en 1989 de la mano de Enrique García-Herraiz, que había sido depositario de todo el fondo Smith, conservado por su hermano Frank en Estados Unidos. Muchas de sus obras han permanecido en la reserva desde entonces.

Las obras de yeso asumen múltiples funciones en el proceso creativo del escultor, ya sea como modelos para versiones posteriores en cerámica o bronce o como verdaderas obras finales. Smith, a través de la policromía, consigue la transformación del yeso en materia definitiva. Gracias a ese rasgo tan propio de la modernidad, Smith se incorpora inequívocamente a la vanguardia figurativa de su tiempo.

 

 

Gracias a una tesis de licenciatura que planteó Carmina Borbonet, logró desvelarse el rastro de este enigmático artist. Junto con los datos biográficos de Smith aparecieron piezas que hoy se conservan en el MNAC y de las que antes de su exhibición se obtuvieron nueve copias de cada una de ellas para su venta.

Hay veces en que del injusto olvido se echa la culpa a algo o a alguien y quizá haya razón para ello, pero este no es el caso. Ismael Smith hizo lo posible por desaparecer primero y ser olvidado después del ambiente artístico catalán y español, y a fe que lo consiguió. Solamente el afán investigador de Borbonet, por entonces una joven universitaria, fue capaz de desenterrar a un cadáver de tal naturaleza.

El año del desastre colonial, Smith queda huérfano de padre, que fallece después de haberse arruinado en sus negocios con Ultramar. Con su madre y cuatro hermanos, y teniendo solo doce años de edad, nuestro artista se inscribe en la Academia Baixas, pasa después a la Escuela de Artes y Oficios de su distrito, y trabaja también en los estudios de Pere Atché y de Pere Carbonell, hasta 1904.

Su actividad se desarrolla en Barcelona hasta 1911, año en que se traslada a París, donde prosigue su formación. Por entonces Eugeni D'Ors ya le había denominado "escultor noucentista" en su Glosari de "La Veu de Catalunya"; Ramón Casellas lo calificó de "escultor caricaturista", y el mismo D'Ors lo presentó en el catálogo de la exposición del Fayans Català, donde Smith intervenía con Laura Albéniz y Néstor y Mariano Andreu.

 

 

Smith parecía haber querido dar por concluida su etapa barcelonesa, y a París se va con su madre y hermana, mientras sus hermanos varones montaban negocios en Inglaterra y Nueva York (un verdadero exilio avant la lettre). En 1907 se presenta a una muestra de autorretratos de artistas españoles con Nano, obra que se conserva en el Museo de Arte Moderno de Barcelona (todavía se haría otro, también de cuerpo entero, en 1910).

Su visión crítica de la sociedad moderna le llevó a fijarse en los aspectos ridículos y, en consecuencia, se decantó la mayor parte de las veces por unas figuras deformadas. Su obra Simbol (1908) está enormemente influenciada por las ilustraciones de Lisístrata realizadas por Aubrey Beardsley, dibujante inglés fallecido el mismo año que su padre. Sus producciones oscilaron desde la artificiosidad decadente ligada al arte de la caricatura hasta una sorprendente búsqueda de la síntesis mediatizada por una esquematización expresionista.

De su estancia en París apenas quedan noticias, pero menos aún obra conocida. Cuando estalla la guerra europea se va a Nueva York, donde vive hasta 1925. Regresa a Europa entre 1926 y 1930 (París, Madrid y Barcelona), deja prácticamente de producir en 1931 y se instala de nuevo en Nueva York, de donde no saldrá ya más. Su hermano lo ingresa en 1962 en el hospital psiquiátrico de Bloomingdale, donde fallece en 1972.

Se trata, por tanto, de un autor, escultor, dibujante y grabador, que se hallaba totalmente perdido y ha sido recuperado hace poco tiempo, así como del creador de una excelente obra que constituye una enriquecedora crónica de la sociedad barcelonesa de principios del siglo XX. Si gran parte de sus esculturas están en la Ciudad Condal, numerosos dibujos suyos se conservan en el Museu d'Arts de Cerdanyola del Vallès (Barcelona).

 

 

En el arte catalán de principios del siglo XX era bastante habitual encontrar escultores que también diseñaban joyas. Para artistas habituados a trabajar en tres dimensiones, era relativamente sencillo traspasar sus formas a una escala reducida, y muchos lo verán como un reto y una manera de experimentar con técnicas y materiales habitualmente más propios de la orfebrería.

Uno de los que se atreverá con la joyería es precisamente Ismael Smith, este artista tan singular conocido sobre todo como escultor, pero que realmente, como hemos dicho, fue un creador absolutamente polifacético que cultivó prácticamente todas las artes: la pintura, el dibujo, el grabado y la orfebrería.

En los inicios de su carrera, cuando Smith era un joven prometedor admirado y alabado por los impulsores del noucentismo, elaboraba esculturas de pequeñas dimensiones, normalmente figuras femeninas elegantes y sofisticadas que lo acercaban a la estética del Art Nouveau. El estilo vibrante y los surcos muy marcados del rostro caracterizan sus esculturas, donde los vestidos llenos de pliegues que dan ritmo y vida a las figuras.

Posteriormente, la contundencia de los detalles anatómicos en los rostros de sus personajes es un rasgo común del estilo impresionista que cultivará Smith entre 1910 y 1920. A esta obra pertenece la mayoría de su producción religiosa, bastante escasa, incomprendida y apenas conservada, destacando mayormente de la misma la Santa Teresa de Lisieux para Washington (1923) y el Sagrado Corazón de Jesús para Barcelona (1926).

 

 

Smith fue muy famoso en Cataluña durante los primeros quince o dieciséis años de su carrera, de 1903, cuando con 17 años obtuvo su primer premio en Barcelona, hasta 1919, que fue cuando se marchó a vivir a los Estados Unidos. Después, debido a su producción transgresora, siempre llevada al límite, en el mundo de orden del novecentismo en el cual estaba sumergido, se le encasilló en el ámbito de la ilustración satírica y del bibelot y no se le consideraría, como se merece, digno de figurar entre los grandes escultores catalanes del siglo XX.

En medio del clasicismo y el academicismo de la escultura catalana de la primera mitad del siglo XX, la obra de Smith era una provocación constante y el artista pagó las consecuencias. La deformación de carácter grotesco, en unos casos, o expresionista, en otros, en la escultura, la ambigüedad sexual de buena parte de sus figuras, ya sean femeninas o masculinas, de sus dibujos satíricos, o las escenas casi esperpénticas de sus grabados, no podían encajar de ninguna manera en el plácido mediterraneísmo que se estaba imponiendo como única salida posible al modernismo.

La de Smith es una obra inquietante y variada que iría quedando al margen del discurso oficial del arte catalán, hasta llegar al desclasamiento y el menosprecio. De hecho, su figura no se comenzaría a revisar en serio hasta unos años después de su muerte, a partir de los años 80 del pasado siglo XX.

Además del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), que cuenta en sus fondos con más de 400 dibujos del artista, la obra de Ismael Smith está presente en el Museo Reina Sofía, la Hispanic Society de Nueva York, la Fundación Mapfre, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Museu d'Història de Catalunya, la Biblioteca de Catañunya, los Museos de Sitges, la Fundació Palau, el Museu de la Música, el Museu Abelló y el Museu d'Art de Cerdanyola, además de en colecciones particulares de Barcelona, Madrid y Nueva York.

 

 

FUENTES: MONTAÑÉS FONTENLA, Luis. "Un descubrimiento erudito", artículo publicado en la revista Antiquaria, nº 68, Madrid, 1989, pp. 66-68.

 

 

La muestra Ismael Smith, la belleza y los monstruos abarcará del 23 de junio al 17 de septiembre de 2017 en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) toda la trayectoria de Ismael Smith y reunirá obras de las múltiples disciplinas que practicó: escultura, dibujo, ilustración, cartelismo, diseño gráfico, interiorismo, cerámica, diseño de joyas, grabados, ex libris e, incluso, pintura, una faceta casi desconocida del artista. En total se expondrán unas 70 esculturas, más de 150 dibujos y proyectos de monumentos, cerca de 50 grabados, un conjunto de joyas y una colección completa de ex libris, actividad con la que obtuvo reconocimiento en Estados Unidos. Dirección y horarios: Palau Nacional, Parc de Montjuïc s/n, Barcelona. Martes a sábado, de 10:00 a 20:00 horas; domingos y festivos, de 10:00 a 15:00 horas; lunes no festivos, cerrado.

 

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