RAFAEL SERRANO MUÑOZ
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El Pintor y su Modelo |
De familia modesta, nace en Córdoba, el 13 de marzo de 1922, Rafael Antonio de los Santos Mártires de Córdoba Serrano Muñoz, una de las figuras más representativas de la segunda mitad del siglo XX en la ciudad andaluza. Desde pequeño manifiesta un decidido interés por la pintura. Comienza su formación general en el Colegio hispano-francés de la Sagrada Familia, conocido como "Las Francesas", para culminarla en el Colegio de los Padres Salesianos, donde destaca sobradamente por sus avanzados conocimientos de pintura. En 1941, el diletante pintor marcha a Madrid para ingresar en la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando, regresando al finalizar estos estudios a su ciudad natal, con intención de fijar su residencia y asentarse como retratista. En 1955, Serrano decide marchar a París para aprender de los maestros y darse a conocer en tan singular emporio de las Artes y la Cultura. En la ciudad del Sena, organiza diferentes exposiciones, obteniendo el reconocimiento de la crítica y el público. Durante el periodo parisino realiza varias visitas a Córdoba a fin de exponer en su ciudad natal parte de la nueva producción. Hacia 1965 regresa de París, instalándose definitivamente entre Madrid y Benidorm, donde en 1970 conoce a María del Carmen Cusa, con quien se casará en 1979. Durante este periodo, hasta su muerte, realiza gran cantidad de exposiciones, en la que destacan los retratos a personajes importantes de la época. El 20 de Junio de 1996, Rafael Serrano Muñoz muere en Madrid, dejando el importante patrimonio artístico de su obra, muy especialmente para los amantes del retrato. |
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Joven Filipino |
El Tío de los Quiquis |
Estilísticamente, la obra de Rafael Serrano Muñoz pasa por tres etapas claramente diferenciadas, como nos describe la experta María José Muñoz López. En la primera, conocida como "Córdoba", el pintor andaluz se encuentra en un proceso de formación, destacando su buen quehacer en el dominio del dibujo y, sobre todo, el retrato, empeño que marcará gran parte de su producción artística. En la segunda etapa, llamada "París", Serrano aspira a la homogeneidad de su obra: sin abandonar el carácter preceptista de sus comienzos como retratista va desasiéndose progresivamente del academicismo para profundizar en el alma de los retratados; entreverando la abstracción y la inspiración religiosa. En la tercera y última etapa de su trayectoria artística, "Madrid", Serrano Muñoz regresa a sus planteamientos originales; busca la fidelidad a los modelos y muestra una clara predilección por los personajes populares, a los que extrae fuerza y delicadeza, serenidad y coraje, luces y sombras, enmarcados en un ámbito propio pleno de elementos decorativos entre los que destacan sus espléndidos bodegones. |