Artista contemporáneo, brillante pintor de interiores, que fue un fiel observador de la vida parisina desde el año 1925 hasta nuestros días. Inmerso en la tradición de artistas rusos especializados en preciosistas retratos de interiores, debido a la pasión de los zares por retratar sus famosos palacios, fue seguidor de acuarelistas franceses, como Garnerey. Su sensibilidad por el detalle y la perspectiva se reflejan en sus obras, verdadero testimonio de una foma (más bien de un arte) de vida que hoy se está revalorizando.

Alexandre Serebriakoff (1907-1994) y su hermana Catherine heredaron las dotes artísticas de su madre, una gran pintora rusa del siglo XIX. Después de instalarse en París, el artista desarrolló su arte en campos diversos para ganarse la vida. Mientras, Catherine trabajaba como miniaturista. En el año 1936 conoció a Carlos Beistegui, excéntrico millonario mexicano, bajo cuya dirección acometió la labor de reproducir escrupulosamente las decoraciones de interiores o exteriores de las que Beistegui era creador.

Esto supuso su lanzamiento como retratista de interiores, pero aunque estos dibujos de arquitectura y ambientes son la faceta más representativa de su obra, los registros de Serebriakoff son múltiples, como los dibujos de las vistas de París que ejecutó a su llegada a la ciudad cuando, desconocido y sin dinero, ponía su caballete al borde del Sena y en el barrio Latino, o la creación de decorados para las productoras de cine, en una época en que la técnica no permitía rodar al aire libre. Manzanas enteras de casas, plazas completas con cafés, fuentes y pequeños comercios eran reconstruidos en los estudios fielmente.