DOMINGOS SEQUEIRA


 

 

Domingos António do Espíritu Santo (Lisboa, 1768 - Roma, 1837), más conocido como Domingos Sequeira -el apellido lo tomó a partir de 1782, aproximadamente, de su padrino de bautismo, el tendero Domingos de Sequeira Chaves- es uno de los maestros más consagrados dentro de la Historia del Arte portugués.

Se trata de una figura fundamental en la pintura del cambio de siglo y la introducción del Romanticismo pictórico en el país, con una consideración equiparable a la que Francisco de Goya juega en España. A pesar de su importancia, es un pintor muy poco conocido en España.

Formado en el ámbito académico y en la estética del siglo XVIII, tendrá la capacidad de evolucionar hacia las nuevas ideas asociadas al Romanticismo, en una búsqueda personal incesante en la que entran en juego diversas influencias. Sequeira se encuentra en el umbral de la modernidad y asiste a un cambio trascendental en la historia de la humanidad, que deja atrás el Antiguo Régimen y da paso a la Era Moderna. Fruto de estas circunstancias y de su azarosa vida, tiene una producción extensa y polifacética, evolucionando hacia una mayor expresividad y dramatismo que lo aproximan al espíritu del movimiento romántico.

Comenzó su formación en el Aula Regia de Dibujo y Pintura de Lisboa, donde fue pensionado para perfeccionar su talento artístico en Roma, según era habitual en la época, formándose como pintor de Historia especializado en la figura humana. Tras siete años en Italia, regresó a Portugal, donde en 1802 fue nombrado Primer Pintor de Cámara y Corte. A estos años corresponden sus obras principales sobre la historia portuguesa.

Tras la invasión francesa de Portugal fue acusado de colaborar con el invasor, lo que le llevó una temporada en prisión. Se adhiere después al levantamiento liberal (1820), realizando trabajos para las Cortes constituyentes. El fracaso del liberalismo, tal como sucedió en España por la misma época, le llevaron a exiliarse voluntariamente a partir de 1823, primero en París y después en Roma, donde transcurrieron sus últimos años.

Las distintas etapas de su biografía, tanto artística como personal, constituyen un vivo testimonio de la sucesión de acontecimientos históricos y políticos que tuvieron lugar en el Portugal de la época.

 

 

De los primeros años, marcados por las influencias clasicistas italianas, destaca el cultivo del género de la alegoría, que en Sequeira evoluciona hacia imágenes claramente representativas de los tiempos modernos.

La actividad de Sequeira en el campo del retrato fue intensa a los largo de toda su carrera, no solo como género de reflexión personal sino también en su vertiente de proyección pública: desde retratos individuales, en los que busca reflejar la personalidad de sus modelos, apreciándose algunas similitudes con retratos contemporáneos de Goya, hasta retratos de familia donde el espacio doméstico juega un importante papel, como el Retrato de Familia del I Vizconde de Santarém (imagen superior).

Dentro de la esfera privada destacan los autorretratos, con gran espíritu de veracidad, así como los retratos de su mujer e hija, donde es evidente una nueva sensibilidad romántica.

La etapa de madurez se corresponde con las obras pintadas en Francia y en su retiro italiano. En París pintó una excelente obra, La Muerte de Camões, hoy en día desaparecida, que le valió la Medalla de Oro en el Salón del año 1824. Se expone uno de los bocetos preparatorios de esta pintura, donde la iluminación y la carga dramática de la escena son ya claramente románticas. En los últimos años de su vida se dedica a la temática religiosa. La obra La Coronación de la Virgen es una buena muestra de esta época, en que el pintor portugués se expresa de un modo cada vez más abstracto, a veces a base ya sólo de simples manchas.

Además de la pintura, la producción de Domingos Sequeira abarcó numerosas actividades. Realizó diseños para proyectos diversos solicitados por los distintos poderes: medallas conmemorativas, monumentos funerarios, billetes de banco o uniformes, entre otras cosas. Destacan especialmente los trabajos realizados para la vajilla de plata que el Consejo de Regencia ofreció como regalo a Lord Wellington, como agradecimiento por su ayuda para derrotar al invasor francés, a los que dedicó varios años.

Sequeira es, sin duda, uno de uno de los mejores dibujantes de la Europa de su época. A través del dibujo, que ocupa un lugar esencial en su obra, alcanzó una expresividad y una libertad formal mucho mayor que en su pintura. Se trata del artista más importante de las primeras décadas del siglo XIX en Portugal.

 

 

Hasta el 2 de febrero de 2014, el Museo Nacional del Romanticismo (Calle San Mateo, nº 13, Madrid) exhibe la muestra En el Umbral de la Modernidad. Domingos Sequeira, un Pintor Portugués (1768-1837), con la que se quiere rendir homenaje a la figura de este magnífico pintor y dibujante luso que, sin embargo, nunca ha sido presentado en España, donde es prácticamente desconocido. Esta exposición temporal (horario: martes a sábado, de 09:30 a 18.30 horas; domingos y festivos, de 10:00 a 15:00 horas; cerrado todos los lunes, el 24, 25, y 31 de diciembre de 2013, y el 1 y 6 de enero de 2014) se engloba dentro de la XI Mostra Portuguesa de Madrid, un festival pluridisciplinar en el que se presentan diversas manifestaciones lusas en torno al cine, el arte o la arquitectura. La muestra se compone de una cuidada selección de pinturas y dibujos de este artista que se encuentra a caballo entre el Clasicismo y el Romanticismo, de manera similar a lo que supuso la figura de su contemporáneo, Francisco de Goya, en el ámbito español. Las obras de la muestra proceden del Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa, a excepción de un lienzo que ha sido prestado por el Museu Nacional Soares dos Reis de Oporto, confirmando la fecunda relación existente entre las instituciones museísticas de España y Portugal, y la voluntad de cooperación cultural entre ambos países.

 

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