FRANCESCO SABATINI

03/09/2021


 

 
 
Puerta de Alcalá

 

La llegada de Felipe V a la corona española implicó la incorporación de artistas y arquitectos extranjeros, sobre todo franceses e italianos, que acabarían construyendo algunas de las obras más representativas de Madrid. Su hijo Carlos III, que vivía en Italia desde los 15 años y era rey de Nápoles y Sicilia, regresa a España tras la muerte de su hermanastro Fernando VI para sustituirlo en el trono español. Al volver le acompañan varios colaboradores, como Sabatini, quien encabezaría una nueva generación de arquitectos al servicio de la corona.

Francesco Sabatini (Palermo, 1722 - Madrid, 1797) nace en Palermo, donde se forma en Filosofía, Matemáticas y Humanidades. Aunque también tenía inquietudes militares, llegó a ser alférez de artillería.

Con 28 años de edad, Sabatini marcha a Roma para estudiar Arquitectura. En este momento comienza un fervor neoclásico pues se descubren ruinas como Paestum, Pompeya y Herculano que dan una vuelta al orden arquitectónico encabezado por las construcciones romanas y de la Magna Grecia. Formado en la Academia de San Lucas de Roma, fue allí discípulo del gran arquitecto e ingeniero napolitano Luigi Vanvitelli, a cuyas órdenes trabajó más tarde en Nápoles y con cuya hija se casaría después, ya residente en Madrid.

En 1757, Sabatini entra al servicio de la corona a través de Vanvitelli, que lo nombra segundo director de obras del palacio de Caserta, la residencia que el entonces rey de Nápoles había encargado antes de heredar el trono español. En 1659 Carlos de Borbón hereda el trono de España bajo el nombre de Carlos III y entre su corte italiana escoge a Sabatini como ingeniero militar y arquitecto, dejando en Nápoles a las dos grandes figuras del momento, Vanvitelli y Ferdinando Fuga, cuya influencia sería también decisiva en la obra de Sabatini.

Ya coronado, Carlos III lo reclama en España, primero como ingeniero de las infraestructuras madrileñas y después como arquitecto real, lo que apartó a Giovanni Battista Sacchetti y a Ventura Rodríguez de las obras del Palacio Nuevo. Cuando Carlos III fue proclamado rey de España a la muerte de Fernando VI, Sabatini se convirtió en el arquitecto más influyente de la corte madrileña, construyendo entre otros, la Real Aduana en la calle de Alcalá, la Casa de los Secretarios de Estado en la plaza de la Marina Española, y las Caballerizas Reales, que estuvieron situadas sobre los jardines que hoy llevan su nombre.

Sabatini residirá en la capital de España hasta su fallecimiento en 1797, ya bajo el reinado del rey Carlos IV.

 

 
 
San Francisco el Grande

 

Su formación como ingeniero y arquitecto llevó a Sabatini a aplicar las innovaciones con las que el rey quería modernizar la ciudad, mejorar las infraestructuras y así engrandecer la figura de la corona al más puro estilo del despotismo ilustrado: urbanismo, limpieza, puentes, canalizaciones, empedrado de calles, pozos así como la construcción de puertas monumentales. Suyas son la Puerta de Alcalá, emblema de Madrid, la de San Vicente (reconstruida en 1995) y uno de los accesos al Jardín Botánico.

Sabatini realizó también las infraestructuras de la Casa de Campo para optimizar el aprovechamiento del agua. Hoy se conservan varias de las rejas (Meaques, Prado del Rey, Antequina y la del arroyo de la Zorra) y los puentes del Álamo Negro, la Agachadiza y la Culebra.

Por otro lado, como arquitecto de los Reales Sitios, Sabatini trabaja en las ampliaciones de los palacios de Aranjuez y El Pardo, el desaparecido Cuartel de Caballería de Leganitos y por supuesto en el Palacio Real y sus caballerizas, que como hemos dicho fueron sustituidas por los jardines que llevan su nombre.

En Madrid al nuevo monarca Carlos III le decepcionó el Palacio Real, cuya obra estaba casi terminada; despidió a su arquitecto Giovanni Battista Sacchetti, y le sustituyó por Sabatini al frente de la Oficina de Palacio con la misión de remodelar su aspecto exterior y acondicionar su interior. Sabatini reordenó la fachada, dirigió la instalación y decoración del interior del palacio (diseñando, entre otros elementos, una nueva escalera principal), amplió el edificio hacia el sur con dos nuevas alas (de las que solamente llegó a terminar una de ellas) que darían lugar al actual Patio de Armas; proyectó una ampliación hacia el norte (nunca realizada) y construyó las caballerizas reales en el extremo norte del recinto palacial, con capacidad para quinientos caballos. Pero con Sabatini la Oficina de Palacio acumuló competencias mucho más allá de la obra del Palacio Nuevo para extenderse a la reordenación de sus alrededores (entre cuyas obras destaca el Palacio de los Secretarios de Estado, que hoy se conserva parcialmente y sirve de sede al Centro de Estudios Políticos y Constitucionales), a los diversos Reales Sitios mencionados, y a la misma ciudad de Madrid.

Entre los primeros encargos de Carlos III a Sabatini se encuentran los sepulcros de Fernando VI y Bárbara de Braganza en la iglesia de las Salesas Reales. Casi inmediatamente diseñó y dirigió las obras de la Casa de la Aduana, monumental edificio en la Calle de Alcalá que hoy ocupa el Ministerio de Hacienda y Función Pública, uno de los primeros edificios neoclásicos de la capital y declarado Bien de Interés Cultural (BIC), y el palacio del Primer Secretario de Estado, el palacio de Godoy, construido por orden del rey como residencia y oficinas de quienes ocuparan ese cargo, entre ellos el conde de Floridablanca o el mismo Manuel Godoy, responsable de su reforma y ampliación y que acabó por comprarlo. Este palacio fue una de las residencias más importantes del siglo XIX y albergó la enorme colección de arte de su propietario: las majas de Francisco de Goya adornaron el despacho principal hasta su traslado al Museo Nacional del Prado. Tras servir de residencia al general Joaquín Murat durante la Guerra de la Independencia y pasar a manos del Estado, es la actual sede del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.

 

 
 
Palacio de Godoy

 

Al mismo tiempo realizó uno de los proyectos fundamentales del reinado carolino: las Instrucciones de alcantarillado, empedrado y limpieza de la corte, consistente en la instalación de tuberías de desagüe de aguas mayores y menores en las casas, canalizaciones y pozos negros, así como de pavimentación de aceras y calles que dotasen a la ciudad de dignidad y sobre todo higiene pública.

Proyecto fundamental en la nueva mentalidad ilustrada que estaba invadiendo tanto a la corte como a los intelectuales del reino, fue la construcción de un gran Hospital General en las afueras de la ciudad, junto a la calle de Atocha, que reorganizase y renovase la estructura hospitalaria de la ciudad. Las obras, iniciadas por el ingeniero militar José de Hermosilla en 1758, fueron asumidas por Sabatini en 1769, que es el autor de los planos y dibujos que conocemos, sin que hoy sepamos con exactitud hasta qué punto la paternidad de las ideas pertenece a uno u otro ingeniero. Excesivamente ambiciosa para una época de creciente crisis económica, la obra se prolongó más allá de la muerte de Sabatini y apenas llegó a construirse en un tercio su proyecto original. Sin embargo, tras una larga vida de uso eficaz el edificio se conserva y hoy sirve de sede del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Precisamente aquella zona periférica de la ciudad, el Salón del Prado desde Atocha hasta Recoletos y el área cercana al palacio del Retiro, estaba concentrando los esfuerzos de los grandes arquitectos del momento en España: José de Hermosilla, Ventura Rodríguez, Sabatini y Juan de Villanueva.

Sabatini realiza las trazas del Real Jardín Botánico y diseña su Puerta Real y su verja, así como un edificio de laboratorio químico que no llegaría a realizarse. En la entrada de la ciudad por el camino de Alcalá, realizaría la que a la postre se convertiría en una de las arquitecturas más icónicas de la ciudad: la Puerta de Alcalá.

De forma y con intención semejantes, aunque de menores proporciones, "abrió" el otro extremo de ciudad con la Puerta de San Vicente como exponente más reconocible de todo un proyecto de ajardinamiento, paseo urbano y camino desde el Palacio Real hacia el Pardo.

Su labor para los Reales Sitios fue incesante y variada. Además de trabajos menores pero abundantes de acondicionamiento, cercado, reparación de estanques y canalizaciones en la Casa de Campo, destacan especialmente la ampliación del palacio de El Pardo (al que dobló en su tamaño, y en que dirigió un extraordinario proyecto decorativo de sus interiores) y diseñó un proyecto urbanístico de su población; y la ampliación del palacio de Aranjuez, de cuya fachada principal extendió las dos grandes alas que dotan de monumentalidad al frente del palacio y dan lugar a la gran plaza de entrada.

 

 
 
Sepulcro de Francisco VI

 

La inmensa obra desarrollada por Sabatini abarca, en fin, la arquitectura, el diseño de interiores y de piezas de mobiliario (bancos de piedra en los jardines de Aranjuez, decoración de tapices en las habitaciones de El Escorial), la rehabilitación y consolidación de edificios, y las abundantes obras de ingeniería civil y militar. Entre estas últimas destacan los trazados y adecuación de caminos, especialmente los que comunicaban a los Reales Sitios, la construcción de la Academia de Caballería de San Gil (o de Leganitos, demolido en 1906-1910, ubicado en lo que hoy es la Plaza de España) el cuartel de guardias Walonas de Leganés (actual Universidad Carlos III) e innumerables proyectos militares por todo el reino como el del puerto de Santander, la estructura defensiva de la ciudad de Manila y la fortificación de Cavite en Filipinas, la ciudad nueva de Guatemala...

Desarrolló asimismo una abundantísima labor de rehabilitación y de construcción de arquitectura religiosa, especialmente de templos y comunidades religiosas acogidas al patronato real. Entre muchísimas otras obras, destacan el retablo mayor de la catedral de Segovia, el de la desaparecida iglesia madrileña de San Felipe Neri, su proyecto y dirección de obras para la capilla del Venerable Palafox en la catedral del Burgo de Osma (Soria), y su intervención en la iglesia y convento de San Francisco el Grande de Madrid, de la que, entre otros elementos, diseñó y construyó su monumental fachada y torres. También se encargó de la ampliación del convento de las Comendadoras, un recinto BIC que ha sido objeto de importantes restauraciones.

Naturalmente, este inmenso despliegue de actividad no hubiese sido posible como trabajo individual, sino que Sabatini trabajó sobre todo como director de un equipo de arquitectos (entre los que se contaron sus dos cuñados, Pedro y Francisco Vanvitelli), aparejadores y otros técnicos, artesanos de los más variados gremios y personal de administración en un sistema de trabajo riguroso y eficaz.

Fundamental fue también la confianza inquebrantable que disfrutó siempre por parte del rey Carlos III, lo que le otorgó, especialmente en sus primeros años, de un enorme poder e independencia decisoria. Cuando en 1766 estalló en Madrid el Motín de Esquilache, Sabatini fue uno de los objetos de la furia popular y su casa llegó a ser atacada. Sin embargo, el arquitecto continuó en sus cargos e incluso llegaría a alcanzar los más altos títulos y honores de la carrera militar: Académico de San Luca de Roma y de San Fernando de Madrid, director de Pintura la Real Fábrica de Tapices, Caballero de Santiago, etcétera. Su biblioteca acredita que disfrutó de una vasta cultura mientras el inventario de su casa y la compleja documentación acerca de su herencia evidencian una potente economía personal.

Su arquitectura eficaz, de líneas severas, ha sido a menudo criticada por su excesiva frialdad. Sin embargo, responde a un espíritu ilustrado de renovación bajo criterios de razón, orden y buen gobierno que apuntan a un pensamiento más allá de la mera estética; hacia un ideal de gobierno que fue sobre todo el perseguido por el monarca ilustrado Carlos III y su corte, y que genera también en un ideal de ciudad que, aunque muy incompletamente, quedó indeleblemente marcado en Madrid. 

 

 
 

Fachada del Palacio Real

 

Con la declaración de 2021 como Año Sabatini, Madrid continúa celebrando el tricentenario del nacimiento del arquitecto Francisco Sabatini con recorridos guiados, itinerarios teatralizados, visitas-taller, conferencias, conciertos y una gran exposición temporal. La oferta comprende tres temáticas: Sabatini en Madrid, Sabatini en la corte de Carlos III y Sabatini y el Madrid Ilustrado. Entre las tres, conforman un total de 80 visitas y 1.076 plazas, que se realizarán del 1 de septiembre al 14 de octubre. El itinerario Sabatini en Madrid discurre por la Basílica de San Francisco el Grande (cuyo interior se visita), el Palacio Real, el Palacio de Godoy, el Palacio de Uceda, la calle Mayor, la Real Casa de Aduanas, el paseo del Prado y la puerta de Alcalá. Durante el mes de septiembre, el interior de la Basílica de San Francisco el Grande solo podrá visitarse en horario de mañana. En octubre, además de por la mañana, se podrá realizar el recorrido las tardes de los martes, jueves y sábados. En Sabatini en la corte de Carlos III se conocerá el interior del Palacio de Godoy y se realizará un recorrido por el Palacio Real, la Basílica de San Francisco el Grande, el Palacio de Uceda y la plaza de la Villa. Completa la oferta Sabatini y el Madrid más Ilustrado, una visita al interior de la Real Casa de Aduanas, actual Ministerio de Hacienda, y otro por la Puerta del Sol, el paseo del Prado, la puerta Real del Jardín Botánico y la puerta de Alcalá. Las salas nobles del Ministerio de Hacienda solo podrán verse en las visitas de los viernes. Toda la información está disponible en la web https://sabatini.reservaspatrimonio.es.

 

 
 
Puerta del Jardín Botánico

 

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