RACHEL RUYSCH

01/09/2025


 

 

Si bien alcanzó un gran éxito en vida, la obra de Rachel Ruysch (La Haya, 1664 - Ámsterdam, 1750) fue en gran medida ignorada en los siglos posteriores a su muerte y no ha sido objeto de una gran exposición hasta ahora: Rachel Ruysch: artista, naturalista y pionera, en el Museo de Bellas Artes de Boston (23 de agosto a 7 de diciembre de 2025), es la primera retrospectiva dedicada a la artista y recorre la trayectoria completa de sus siete décadas de carrera.

Las pinturas de Ruysch formadas por especies importadas de los territorios coloniales holandeses, revolucionaron el género de las naturalezas muertas, al tiempo que reflejan las historias entrelazadas de explotación, extracción de recursos y expansión colonial. Estas obras, junto con las de su hermana Anna Ruysch, Maria Sibylla Merian y Alida Withoos, revelan cómo las mujeres impulsaron el conocimiento científico en Europa durante los siglos XVII y XVIII.

El padre de Rachel, el doctor Frederik Ruysch, fue un distinguido anatomista y botánico que transformó la casa familiar de Ámsterdam en un museo de historia natural, exponiendo a su hija a herramientas científicas de vanguardia y rarezas naturales que inspiraron sus pinturas. Unas obras asombrosamente realistas que exhibieron novedades botánicas y abordaron cuestiones científicas de la época.

La obra más antigua conocida de Ruysch es "Fardón de flores y frutas suspendido frente a un nicho" (1681, colección particular), terminada cuando tenía tan solo 17 años. Otra obra temprana importante de Rachel es una colaboración con el retratista Michiel van Musscher (1645-1705, imagen superior), que representa a la pintora, con 28 años de edad, en su estudio, rodeada de libros, dibujos y herramientas de pintura. Si bien las colaboraciones entre especialistas en diferentes géneros eran comunes, esta es especialmente notable, ya que la joven artista se asoció con un retratista de reconocido prestigio, veinte años mayor que ella, lo que pone de relieve el temprano reconocimiento del talento de Ruysch.

Peor fortuna artística ha tenido Anna Ruysch (1666-1754), cuyo trabajo solo recientemente ha ganado atención académica. Hasta ahora, solamente se le han atribuido una docena de pinturas. Ambas artistas tuvieron como maestro a Willem van Aelst (1627-1683), especialista en bodegones, y trabajaron en estrecha colaboración, con Anna copiando a su hermana y pintando variantes cercanas, mostrando elementos similares pero también diferencias estilísticas. Por otro lado, mientras Raquel alcanzó un éxito considerable, los logros de Anna se mantuvieron relativamente modestos.

 

 

Mención especial merece la aproximación de Rachel Ruysch a las florestas o suelos de los bosques, un género de naturalezas muertas que popularizó Otto Marseus van Schrieck (1613-1678). Las florestas de Ruysch combinan escenas oscuras y siniestras que representan mariposas, lagartos y ranas al acecho con estallidos de flores vibrantes y extrañas criaturas pertenecientes al gabinete de su padre.

Durante los siglos XVII y XVIII, los holandeses establecieron colonias y puestos comerciales en territorios de América, África Occidental, Sudáfrica y el Sudeste Asiático, trayendo miles de nuevas especies de plantas a Europa por vez primera, de ahí que la gran diversidad de pinturas florales de Ruysch haya que enmarcarla en el contexto del colonialismo, el poder y la perturbación ambiental. Estas obras, junto con sus dibujos botánicos -muchos de ellos realizados en la época por mujeres artistas-, muestran el papel fundamental que las pintoras y dibujantes jugaron en la documentación de las especies recién importadas. En algunos casos se cuentan más de veinte especies de flores exóticas representadas en una sola pintura, cuyas regiones nativas abarcan los cinco continentes y se alinean estrechamente con los puestos comerciales y asentamientos holandeses.

A esos logros de Ruysch como artista, hay que sumar sus grandes y opulentos bodegones hacia los que transicionó en la segunda mitad de su carrera, cuando en 1701 se convirtió en la primera mujer admitida en la Confrérie Pictura, una sociedad de artistas de La Haya, y en 1708 fue elegida pintora de la corte de Juan Guillermo de Düsseldorf.

Su obra en su segunda etapa se expandió tanto en escala como en complejidad: suntuosos bodegones de frutas, un subgénero del que fue pionera, combinaban frutos y flores con insectos y reptiles en movimiento. Un buen ejemplo lo tenemos en "Pieza de Fruta" (1709, imagen superior), donde Ruysch captura dulces frutas otoñales, mientras que una mariposa de la muerte y otros insectos en primer plano sugieren signos de podredumbre.

Ruysch continuó pintando hasta finales de sus 70 y principios de sus 80. En esa época comenzó a firmar muchas de sus pinturas con su edad, como un orgulloso reconocimiento a la longevidad de su carrera artística. Una comparación entre una obra temprana y una tardía revela un cambio de estilo notable: las pinturas posteriores adoptan una escala más pequeña, una paleta más suave y fondos más claros. Tan solo seis meses antes de su muerte, a los 85 años, la pintora neerlandesa fue retratada por Aert Schouman (1710-1792). 



 

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