REMBRANDT HARMENSZOON VAN RIJN


 

 

Rembrandt (1606-1669) es uno de los pintores más personales de toda la historia del arte europeo. Desde sus inicios en Leiden hasta su muerte en Ámsterdam, su pintura es un constante proceso de búsqueda cuyo fin es representar las emociones de las personas de la manera más incisiva y conmovedora posible.

Su periodo de formación se inició en Leiden en 1620, y culminó con su mudanza a Ámsterdam hacia 1631. En ese momento ya era un pintor de éxito que había aceptado a sus primeros pupilos. No existe un único estilo característico de Rembrandt en estos años, sino una variedad de idiomas a través de los cuales el pintor buscaba expresar con la mayor intensidad posible los sentimientos de los protagonistas de sus historias.

En los últimos años de la década de 1620 se observa en algunas obras la influencia de Rubens (1577-1640), que en esos años se había convertido en el artista más famoso de Europa, y cuya obra conoció fundamentalmente a través de grabados. Durante más de una década, hasta 1645, Rubens fue para Rembrandt un modelo a imitar desde el punto de vista artístico y profesional, que espoleó su ambición de convertirse en un gran pintor.

Cuando Rembrandt trasladó su estudio de Leiden a Ámsterdam, hacia 1631-1633, lo hizo como socio del marchante Hendrick Uylenburgh, con cuya sobrina Saskia contrajo matrimonio en 1634. Uylenburgh buscaba los clientes y el pintor realizaba los cuadros y dirigía un taller de pintores. Al poco tiempo, Rembrandt se convirtió en el artista de mayor éxito de la ciudad. Aunque en un principio su fama se basó en sus espléndidos retratos, también realizó numerosos cuadros de historia, el género más elitista de la pintura.

Conocía bien la historia de la pintura europea desde el Renacimiento, fundamentalmente a través de su gran colección de grabados. Su pintura refleja su conocimiento de la tradición así como su actitud crítica hacia ella: buscaba emular a los grandes del pasado, pero al mismo tiempo ser un gran pintor con un idioma propio.

 

 

Desde su llegada a Ámsterdam hasta 1645 aproximadamente, Rembrandt vivió sus años de mayor éxito. Gracias a sus grabados, sus obras alcanzaron una gran difusión por toda Europa. El apoyo de Constatijn Huygens le sirvió para conseguir encargos de la corte y encontró clientes entre la alta burguesía de Ámsterdam. En 1639 adquirió una elegante y costosa casa en la Sint Antonisbreestraat de Ámsterdam.

En 1642 terminó de pintar el famoso cuadro La Ronda de Noche y ese mismo año murió su esposa Saskia. Estos son los años en que su forma de pintar se acerca más a la de Rubens, a quien emula sin renunciar a su mencionada búsqueda de un idioma propio. Rembrandt combina en sus cuadros intensidad y dramatismo con una sensación de proximidad, y se recrea en las texturas de los materiales.

A partir de 1645, aproximadamente, observamos una transformación radical en su estilo. Las expresiones extrovertidas y el dinamismo de las composiciones desaparecen y los sustituyen la concentración psicológica y la quietud. El vigor físico característico de los personajes en años anteriores se transforma ahora en vigor de espíritu. En muchas zonas de los cuadros las gruesas pinceladas, más que definir las formas, las sugieren. El protagonismo que concede en sus últimos años a una factura de aspecto inacabado es sorprendente.

Según el biógrafo Arnold Houbraken (1660-1719), Rembrandt afirmó que "una pintura está terminada cuando el maestro ha conseguido sus objetivos". Con esta frase, afirmaba su independencia como creador y su creencia en que los objetivos de la pintura van más allá que representar la mera apariencia de las cosas.

 

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