MANUEL RAMOS CORONA


 

 

Manuel Ramos Corona (Sevilla, 1966) fue un artista precoz que montó taller propio a los 18 años, tras un periodo de aprendizaje con su paisano Luis Álvarez Duarte. Ramos Corona se proclama imaginero autodidacta y sus obras, sobre las que confiesa una inspiración general de Gian Lorenzo Bernini y otra particular de Luis Ortega Bru en la composición de sus misterios, se hallan influidas por el estilo del maestro Álvarez Duarte.

Su prolífica trayectoria abarca prácticamente todas las provincias de Andalucía, así como localidades de otras Comunidades Autónomas como Castilla León, Castilla-La Mancha, Murcia o Valencia, habiendo llegado a realizar hasta un total de seis y ocho tallas a lo largo de un año.

Entre sus creaciones, podemos destacar el misterio de la Oración en el Huerto para Cádiz (detalle del Cristo en la imagen superior), el grupo de la Piedad para Zamora, el Nazareno del Gran Poder de Granada, la Dolorosa de la Esperanza y los grupos del Sagrado Descendimiento y el Traslado al Sepulcro para Yecla (Murcia), el misterio de la Flagelación de Ciudad Real, el Cristo de la Humildad y Paciencia y la Virgen del Rosario para Málaga, y las figuras de misterio de la Cofradía de Jesús Despojado de Sevilla.

El fuego parece haberse convertido en el gran azote de su arte, pues la primera imagen que realizó, la Dolorosa de la Paz para Utrera (1985), quedó recientemente afectada por un incendio fortuito, y una imagen de Cristo Yacente que labró en los años 90 para el municipio gaditano de Olvera resultó hace poco tristemente destruida por la misma circunstancia junto a un retablo del siglo XIX.

En cuanto a sus labores de restauración, cuyos resultados se han visto a veces acompañados por la polémica, se encuentran las del Nazareno del Gran Poder de Escacena del Campo (Huelva), al que hizo nuevas manos, y la Dolorosa de Gracia y Amparo de Sevilla, cuya mascarilla intervino y policromó de nuevo.

Un amplio sector de la crítica considera el grupo de la Encarnación de la Virgen y San Gabriel, que preside el templo de la Encarnación del municipio malagueño de Ronda, como la mejor obra del artista sevillano, que, además de los grandes misterios, también cultiva con asiduidad la iconografía de Santa Ángela de la Cruz.

 

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