PEDRO PÉREZ HIDALGO

Alejandro Cerezo


 

 

"A mí no me molesta que sustituyan uno mío por otro mejor, ahora bien,
sí que me molesta que quiten el mío para poner uno peor
".

 

Con esta frase alusiva a sus tronos, pronunciada en una entrevista concedida a la revista Nazareno de Málaga en el año 1988, se podría resumir en parcas líneas la práctica totalidad de su trayectoria artística: un genio en una época de escasez de recursos, y en un mundo cofrade que, voluntaria o involuntariamente, llegó a encasillarle como un artista "de paso", sin opción apenas a mantener obras perennes en el tiempo.

Nuestro artista, aunque conocido por la fama que le daban sus tronos grandiosos, sabía tocar otros palos. Y así, en el dibujo y el diseño, en la pintura, en la retablística y en la imaginería, faceta última que aquí trataremos, también expresó sus inquietudes con una notable cantidad de obras repartidas por distintos puntos de la geografía. También el modelado en barro era una técnica que manejaba, además con bastante soltura. Muestra de ello es el boceto de la Virgen de la Concepción y Lágrimas (Málaga) y dos desconocidos grupos escultóricos modelados a escala y que nunca vieron la luz: Cristo en el Calvario con la presencia de los dos ladrones crucificados, María Magdalena, la Virgen y San Juan Evangelista; y un Descendimiento de Cristo conformado por las figuras de los Santos Varones y los restantes personajes del otro boceto, a excepción de Dimas y Gestas.

Pérez Hidalgo tuvo que afrontar, con pocos artistas más, la desbordante demanda que en la posguerra existía en iglesias y cofradías. Con Francisco Palma Burgos guardó siempre una entrañable relación. Compañero suyo en la escuela de Arte de Málaga, en donde ingresó al volver de Granada (allí había trabajado con Luis de Vicente), estuvo colaborando en su taller de 1939 a 1943, sacando de puntos imágenes como el Cristo de la Buena Muerte y Ánimas y el grupo de la Piedad del Molinillo, ambos de Málaga. Durante su estancia en el taller de Palma Burgos también realizó obras por su cuenta, en algunas de las cuales se advierten similitudes formales con la producción de Palma (verbigracia, el Cristo de la Vera+Cruz de la localidad malagueña de Almogía).

Pero Pedro Pérez Hidalgo nunca ocultó su admiración por el que fue profesor suyo (y de Palma Burgos) en la escuela de Arte, Diego García Carreras: de él dijo que era "el mejor escultor que he conocido". García Carreras fue el autor de los artesonados que techan el Ayuntamiento. También restauró al malagueño Señor de Ánimas de Ciegos en el año 1934. Dentro de la imaginería más clásica, de sus obras se desprende igualmente un gusto por el estilo del maestro granadino Pedro de Mena. La producción de Mena será un referente en tallas como la Virgen de la Concepción y Lágrimas de Almogía (Málaga), o el Crucificado del retablo mayor de San Juan Bautista de Coín (Málaga). Pérez Hidalgo siempre agradeció a la Ciudad de la Alhambra el haber aprendido allí el oficio.

 

 

 

Ninguna. Ese es el balance de las imágenes realizadas por Pedro Pérez Hidalgo que procesionan en la actualidad por la capital malagueña. Haciendo la salvedad de la Virgen de la Alegría, remodelada por el sevillano Francisco Berlanga, el resto de sus tallas no ven la luz de la calle, ya que por diversas causas fueron sustituidas. En el año 1962 dejó de salir el grupo de Jesús del Prendimiento y Judas (realizado en 1949); en 1971, ocurrió lo propio con el Cristo de la Agonía (1948); en 1990, el San Juan Evangelista de la Pollinica (1947); en 1995, el sayón y el romano a caballo de la Sangre (1962); en 1999 fue sustituido el Nazareno del Perdón (1980-1982); y finalmente, en 2005, han dejado de salir las figuras del soldado romano y San Pedro dormido del grupo del Prendimiento (1949).

Súmense a este balance, las dos pro-hermandades que salían en procesión por Málaga en los años 80 y 90 del siglo XX: la de Jesús en su Caridad y María Santísima de la Paloma, en Mangas Verdes, y la del Cristo del Cerro Coronado y Nuestra Señora de la Palma, en la barriada del mismo nombre. Ambas cuentan con obras de Pérez Hidalgo, pero ninguna de ellas efectúa actualmente procesión por sus respectivos barrios. Sin embargo, sí quedan repartidas aún algunas imágenes suyas de culto interno en Málaga, como Santo Domingo de la Calzada en San Julián o la Virgen de las Angustias, Patrona de nuestra Archidiócesis, en la parroquia de los Santos Mártires.

Si nos abrimos a la provincia malagueña, sí que existen numerosas obras de su producción: Vera+Cruz de Almogía cuenta con tres imágenes salidas de sus gubias; y los Moraos de Alhaurín de la Torre rinden culto a dos. Crucificados, tallas del Niño Jesús, Patronas y, especialmente, Dolorosas, se reparten por los municipios malacitanos de forma aleatoria: El Borge, Cútar, Cortes de la Frontera, Monda, Faraján, Salares... La irregular topografía de nuestra provincia oculta en los templos de sus pueblos alguna muestra, por sutil que sea, de su arte como imaginero: bien con efigies suyas, bien en restauraciones efectuadas por Pedro Pérez Hidalgo.

Incluso sus imágenes traspasaron las fronteras provinciales: en Jódar (Jaén), tenemos la curiosa presencia de tres imágenes que entran en la obra de Pérez Hidalgo: el Cristo de la Expiración, la Virgen del Calvario en su Mayor Dolor, y Nuestra Señora de la Caridad y Piedad. Aún cruzando Despeñaperros, aún tenemos muestras de su producción, como lo atestigua la Virgen de los Dolores de Mataró (Barcelona), realizada en 1987.

A Pedro Pérez Hidalgo le tocó vivir una época de pocos medios, en un entorno de pobreza generalizada y exigua calidad y cantidad de materiales. Con todo, logró incluso que sus obras saliesen de la geografía española; una Dolorosa para la ciudad de Arequipa (Perú) y otra de pequeño tamaño para Japón son botón de muestra.

 

Fuente: CEREZO ORTIGOSA, Alejandro. Una Vida entre Gubias, Málaga, 2005.

 

Fotografía del Caído de Jesús Guerrero
Fotografía del Nazareno de Alhaurín de la Torre de www.diariolatorre.es 

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com