PEGÉ

José Guillermo Rodríguez Escudero


 

 

La actividad específica de la escultura es el proceso de representación de una figura en tres dimensiones. El objeto escultórico es por tanto sólido, tridimensional y ocupa un espacio. Esto lo sabe muy bien la artista palmera Pilar María Gutiérrez Salamanca, de nombre artístico PEGÉ. Nacida en Santa Cruz de La Palma, en 1966, con 21 años su vida cambió radicalmente al descubrir la madera. A partir de entonces, su existencia ha estado vinculada a ella, convertida ya en la materia prima de su importante producción.

 

"Un día engatusé a mi padre para subir a San Isidro a ver si veíamos algún tronquito. Dejamos el coche aparcado al final de una pista y subimos caminando una ladera donde unos hombres hacían carbón y preguntamos. Nos enseñaron una enorme raíz de brezo de la que me encapriché automáticamente. Mi padre al principio estaba negado, pero acabamos lanzándola ladera abajo y metiéndola en el coche".

 

En sus comienzos, PEGÉ se dedicaba a visitar a la gente que trabajaba con la madera. Con ello disfrutaba. Quedaba absorta al ver cómo un tosco trozo inerte de materia vegetal era manipulado y de qué manera se le iba dando forma. Recordemos que, según los tratadistas del Renacimiento, un escultor es aquel que quita materia de un bloque hasta obtener una figura. Por consiguiente, esculpir es quitar, y es escultor quien sabe quitar lo que sobra en un bloque de material sólido que contiene un objeto escultórico en potencia. Así lo manifestaban dichos escritores para diferenciar escultura y pintura, ya que esta última consiste, por el contrario, en añadir.

Pilar se entretenía en comprobar cómo un leño muerto se modificaba con el empleo de unas herramientas especiales -lijas, escofinas, limas- hasta darle una forma bella y especial. Era casi como darle vida y una utilidad. La mayoría de esas herramientas son punzantes o cortantes. El artista ataca la materia presionando la herramienta directamente o golpeándola con un martillo. Frente al esfuerzo mental que guía al pincel del pintor, el esfuerzo del escultor es fundamentalmente físico. A la lucha con la dureza del material hay que añadir la incomodidad que supone moverse en torno al bloque y accionarlo con las manos. Precisamente, unos de esos instrumentos a los que PEGÉ tiene especial cariño es un martillo que un amigo le hizo con una raíz de árbol.

Los primeros troncos que cayeron en sus manos fueron un regalo de un hombre de Los Sauces a su ex-marido. Los tenía enterrados y se trataba de dos tilos y un palo blanco. PEGÉ realizaba excursiones en las que recorría los barrancos en busca de madera. En aquellas ocasiones en las que no podía ir, les pedía a los compañeros de caminatas que estuviesen bien atentos por si tropezaban con algún tronco "interesante". En caso de que estos fuesen ligeros, les pedía que los recogieran y se los trajesen. Si no era posible por alguna razón, les pedía que supiesen decirle dónde los habían encontrado para ir ella a recogerlos. Había incluso personas que podaban árboles -por ejemplo nogales- que, bien la informaban de su ubicación o bien se los llevaban directamente.

 

"Viviendo ya en Tenerife me vine un par de días a La Palma y volví a arrastrar a mi padre en busca de algo interesante, dimos con un hombre que tenía moral y se lo compré por cinco mil pesetas, cerca de una camioneta. Mi padre me decía, ¿dónde vas a poner eso?".

 

A base de preguntar mucho, iría conociendo los tipos de lijas y martillos que se debían de usar en cada momento, las gubias, los serruchos... Su técnica se iría perfeccionando. Más tarde, "los troncos ya eran más grandes y los rostros dejaron paso a los cuerpos". Experimentaba con nuevas cosas y cada vez más difíciles.

Complicado se hacía cada vez más encontrar troncos en buen estado, por lo que comenzó a comprar vigas de madera con las que empezó a descubrir el placer de los montajes: "yo lo los llamo puzzles de escultura, me encanta, me encanta, diferentes tipos de madera y por lo tanto de colores, colocadas en ciertas posiciones para dar luces y sombras, el volumen propio de la escultura se refuerza". En el sur de Tenerife descubrió una montaña de arena compactada. Cogió un serrucho y subió por ella. Con la ayuda de una amiga, cortó un bloque y lo lanzó por la ladera. Pudieron transportarlo con un carrito de bebé que su hija ya no usaba.

 

 

En cuanto a sus obras, es curioso cómo PEGÉ las ha bautizado. Los nombres de sus piezas son, en general, sencillos y sugerentes. Así, de 2005 se encuentran títulos como: Límites, Burbuja, La Herencia; de 2006, La Margarita, La Propiedad; de 2007, Gara, Noches del Fausto, Mecánica, El Ciprés, La Corvina, La Estrella; de 2008, La Uva; de 2009, La Virgen Caída... Otras denominaciones son también sugestivas, como El Adiós, El Niño, Mujer Sentada, Hombre Pensante, Mujer, La Cabeza, La Pared, La Patera... En cuanto a los materiales empleados, suelen ser diferentes tipos de madera, como morera, cedro, sapelly, caoba, sabina, bitacola, viñátigo, haya, jatoba..., aunque también ha trabajado el alabastro (Límites) y la piedra basáltica (El Ciprés).

Dice PEGÉ que "en la etapa en la que me encuentro he vuelto a mis orígenes y he retomado los troncos". Prueba de ello es una de sus últimas obras con la que hemos podido disfrutar y aprender. Se encuentra en una de las curvas de La Cuesta de Calsinas. Todo un lujo para la ciudad y para la Isla de La Palma, para los sentidos. Esperemos que sea la primera de una larga estirpe. Efectivamente, se trata de un proyecto titulado "Demos Vida a Ocho Árboles", presentado en 2009 al Cabildo Insular de La Palma. La escultura -realizada con el primer tronco inerte- se inauguró el 11 de marzo de 2010 con el título Eucalipto nº 1. Natura.

 

"Natura" está dedicada a las mujeres, a las mujeres que mantienen sus hogares con fuerza y vigor. Mujeres luchadoras que no se doblegan ante la adversidad. Mujeres posicionadas ante la vida en un arranque de valor porque está en su naturaleza. Está dedicada a las madres que sostienen hogares descalabrados por la pobreza y forjan seres pudientes, a las que no lo consiguen y se fortalecen con amor porque ésa es toda su riqueza, a las onerosas, a las de abolengo, a las brillantes, espejos de muchas vidas. A las que pierden sus hogares y caminan, a las que existen. En definitiva, "Natura" es una escultura que representa a la dignidad generosa, nuestra naturaleza".

 

Según Guadalupe González Taño, presidenta del Cabildo de La Palma: "Natura es una apuesta del Cabildo Insular que, en su afán por mejorar la apariencia de nuestra red viaria, además de la seguridad, viene colaborando con artistas de la tierra que aportan su originalidad y buen hacer para ofrecer un regalo a la vista de transeúntes y viandantes, como el maravilloso árbol de PEGÉ". Para Pilar Escartero, doctora en Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández (Elche), "se trata de la intervención de un árbol seco localizado a la orilla de una carretera para transformar su inexistencia y carencia de funcionalidad en vida, arte, naturaleza, cultura, medio ambiente, ecología y estímulo turístico. Se ha realizado en una línea de actuación temática que abarca una demarcación simbólica. La obra está ajustada a su contexto y condicionada por el lugar".

Su altura inicial era de 6 m y su peso alcanzaba aproximadamente las 7 toneladas. A su terminación, la altura era de 4 metros y 97 cm; anchura: 2 metros y 15 cm; base: 1 metro y 66 cm; peso final: 4.500 kilogramos. PEGÉ tuvo que trabajar muy duro para dar vida al leño, convirtiéndolo en un "árbol maravilloso". A medida que hacía bocetos empezaban a aparecer los volúmenes, el resultado, los primeros cortes. La técnica empleada fue el despiece y la talla. Utilizó una motosierra, unas gubias, algunos formones, una radial y tuvo que asegurarse con arnés y andamios. "Calvario La Palma", de Villa de Mazo, fue la empresa encargada en colocar la escultura en el lugar elegido. De esta manera se hizo realidad el tan anhelado sueño.

 

"El objetivo de este trabajo que surge en un momento adecuado, es revivir árboles sin vida, (secos), que se encuentran localizados en la Isla de La Palma, otorgándoles una función importante, concatenarse con el entorno y la gente, transformándolos en esculturas vivas, que es el objetivo primordial y final de este proyecto".

 

Entre las exposiciones y certámenes en los que ha participado se encuentran el concurso Conde Duque en Madrid (1997), exposición colectiva Artistas por La Paz en Tazacorte (2002), exposición colectiva A Ras de Tierra en Santa Cruz de La Palma (2004), exposición permanente en La Palma desde 2005, o exposición Naturaleza, Arte y Vida en el Aeropuerto de Murcia y en el Ayuntamiento de la villa murciana de San Javier (2009).

 

 

Nota del Autor: Mi agradecimiento a la artista Pilar, PEGÉ, por haberme proporcionado los datos para hacer realidad este humilde semblanza. Sirva como pequeño homenaje a esta gran escultora y mejor persona que aún no es suficientemente conocida, tanto en La Palma como en el resto de España. Es hora ya de que así sea.

 

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