GUMERSINDO PARDO REGUERA


 

 
Pelando patatas (1893)

 

Aunque vivió entre los siglos XIX y XX, Gumersindo Pardo Reguera era un hombre del Renacimiento: delineante de carreteras, farmacéutico, químico, profesor, político y, por supuesto, pintor. A nuestro artista le dio tiempo a vivir varias vidas, a profundizar en diversos campos, siempre con éxito.

Nacido el 24 de febrero de 1847, en Valga (Parroquia de San Martiño de Ribera, Concello de Cervantes), Pardo Reguera no empezó a pintar hasta finales del siglo XIX, pasados ya los 40 años de edad. Pronto se ganó fama de gran retratista, que fue creciendo hasta su muerte en 1916. Para entonces, ya era un pintor consagrado, además de secretario de la Academia Galega de Belas Artes. En su mayoría, hablamos de retratos de distinguidos miembros de la burguesía gallega o de familiares del propio pintor.

Fue esta faceta, la de retratista, la que más cultivó Pardo Reguera. Pero también encontramos en su legado artístico notables ejemplos de las incursiones que llevó a cabo en la pintura religiosa y histórica, en el bodegón o en las escenas costumbristas. El costumbrismo y la variedad de tipos populares es, por cierto, la temática de los encantadores muñecos de trapo confeccionados por su hija Elena Pardo-Reguera García, muchos de ellos conservados en el Museo Provincial de Lugo dado el gran interés de estas piezas.

 

 
Retrato de Eusebio da Guarda (1896)

 

Resultan sumamente interesantes las conexiones entre Pardo Reguera y un niño que llegó a Galicia en 1891 y se marchó en 1895, con sólo 13 años de edad pero ya con la vitola de pintor, Pablo Ruiz Picasso. El mejor amigo del genio malagueño fue por esos años Antonio Pardo Reguera, hijo de Gumersindo, y de ahí nació la confluencia entre los dos artistas. Pardo Reguera y Picasso compartieron los mismos modelos durante aquel tiempo fundamental. El veterano pintor lucense y el adolescente artista malagueño pintaron, cada uno en su estilo, al doctor Ramón Perez Costales, a la Niña de los pies descalzos -la protagonista de un cuadro considerado por la crítica la mejor obra del Picasso gallego- y, posiblemente, al ya citado Antonio Pardo Reguera.

Como hemos apuntado antes, Picasso se marchó de Galicia en 1895 y nunca volvió. Pero sobrevivieron en el malagueño el recuerdo de su estancia y la obra de Pardo Reguera. Sólo así se explica la relación temática entre tres óleos realizados por el malagueño en París, en 1901 (Le Gourmet, Niña con paloma y Niños y juguetes), y otras tantas piezas que tuvo ocasión de ver en A Coruña en el estudio del lucense (Tomando chocolate, Niña con palomas y Postines de jabón, respectivamente).

Sin embargo, el impacto artístico de Galicia en Picasso parece que no sólo se ciñó a la obra de Pardo Reguera. Últimamente cobra fuerza la hipótesis de que el magistral Guernica tiene su origen en un grabado realizado por Carl Dupuis de La matanza de los inocentes, de Peter Paul Rubens. Esta obra colgaba en la botica de Gumersindo, que el nuevo talento visitaba a diario durante su estancia en Galicia. Porque, como dejó dicho el periodista lucense Antonio D. Olano, "Pablo me dijo que, en A Coruña, pasaba el día en la farmacia de la calle Real". En la botica de Gumersindo Pardo Reguera, inspirador lucense de Picasso.

 

Exposición Gumersindo Pardo Reguera. Inspirador de Picasso hasta el 20 de noviembre de 2016 en el Museo Provincial de Lugo (Plaza de la Soledad, s/n) por el centenario de la muerte del artista gallego. Comisariada por Rubén Ventureira, en la muestra se exhiben cuarenta obras: treinta óleos, un dibujo, un grabado (de Carl Dupuis) que perteneció a Pardo Reguera, seis fotografías, una cámara fotográfica y un vídeo. Veintitrés de los óleos han sido restaurados expresamente para esta cita. Horario: lunes a viernes, de 09:00 a 21:00 horas; sábados, de 10:30 a 14:00 y de 16:30 a 20:00 horas, y domingos y festivos de 11:00 a 14:00 horas.

 

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