HANS MEMLING
De origen germano, nació en Seligenstadt hacia el año 1435. El primer dato que se conoce sobre él es de 1465, cuando consiguió la ciudadanía en Brujas, requisito imprescindible para ejercer su profesión en esta urbe a la que llegó ya como maestro. Por lo que respecta a su aprendizaje, se acepta que pudo iniciarse en su ciudad natal, en Alemania, completándose, en Bruselas, en el taller de Rogier van der Weyden.
Memling trabajó en Brujas tanto para las familias más influyentes como para la nutrida y próspera comunidad de extranjeros que tenían allí sus negocios; sin embargo nunca consiguió ningún encargo oficial de la ciudad. Su primera pintura importante fue el tríptico del Juicio Final, comisionado por el representante de la familia Medici, Agnolo di Jacopo Tani, que se conserva, tras una azarosa historia, en el Muzeum Narodowe de Danzig.
Entre sus conjuntos más destacados se encuentra, el tríptico de los Santos Juanes, del año 1479, en el Memlingmuseum de Brujas, pintado para el Hospital de San Juan de Brujas. Un lugar importante dentro de su carrera ocupa el Tríptico Moreel, del año 1484, para la iglesia de Santiago, y costeado por el político y comerciante Willem Moreel; en él se representa uno de los primeros retratos familiares de grupo.
En su etapa final hay que situar el célebre relicario con escenas de la vida de santa Úrsula, consagrado en 1489, con sugestivas vistas de la ciudad de Colonia como fondo. La década de los años noventa supuso un recorte significativo en el número de encargos que recibió el pintor, que murió en Brujas el 11 de Agosto de 1494.
Los retratos independientes de Memling cuentan con importantes antecedentes en Van Eyck y Petrus Christus. Aparte de los donantes integrados en las composiciones religiosas, los pintores flamencos fueron los inventores de un tipo de retrato de pequeño formato que gozó de una extraordinaria acogida en Italia y otros países.
Memling fue en su tiempo el representante más importante de esta tradición, y si bien es cierto que sus donantes ocupan un lugar relevante en su pintura, no es menos cierto que sus retratos autónomos forman un grupo destacado que contribuyó a cimentar y a extender su fama. Para presentar estas imágenes, Memling, empleó fondos neutros, interiores o paisajes, centrando toda su atención en el rostro del personaje que suele llevar algún atributo y que aparece ante el espectador de busto.
El pintor elaboró estas obras modificando y actualizando fórmulas que ya habían puesto en práctica generaciones anteriores de artistas flamencos, e introduciendo innovaciones como la de situar a sus modelos ante un paisaje como puede apreciarse en el Retrato de un Hombre de la Frick Collection de Nueva York. Otros retratos importantes son el Retrato de un Hombre de los Musées Royaux des Beaux-Arts de Belgique, el Hombre con una Moneda del Koninklijk Museum de Amberes y el Joven de la Galleria dell'Accademia de Venecia. En todos ellos las figuras y los paisajes son buenos exponentes de la habilidad técnica del pintor.
Los fondos de Memling también incluían interiores abiertos a espacios naturales como los que encontramos en el Caballero de la tabla del Metropolitan Museum de Nueva York y en el Orante del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Los retratos de un Hombre con un Cordón de Oro, de la Colección Real de la Reina Isabel II; el Hombre de la Flecha de la National Gallery of Art, Washington; o el Caballero de la Galleria degli Uffizi en Florencia, ejemplifican el papel de las manos, apoyadas en alfeizares escondidos al espectador, en los marcos de sus pinturas o sosteniendo algún objeto.
En la Sibila del Memlingmuseum-Sint-Janshospitaal de Brujas, que es el único retrato femenino independiente que se conserva, Memling aprovecha el encuadre de la tabla para proyectar a esta dama hacia fuera mediante el trampantojo de sus dedos que se posan en el marco. Entre sus retratos femeninos también destaca por su plasticidad la Anciana del Museum of Fine Arts de Houston. Una de las pinturas más relevantes de su carrera es el Díptico de Maarten van Nieuwenhove del Memlingmuseum-Sint-Janshospitaal de Brujas, donde el artista consigue con gran destreza la trabazón espacial de las dos hojas, y donde el modelo asume un papel devoto y, a la vez, representativo de su rango.
Hans Memling acuñó con estas imágenes un nuevo lenguaje lleno de realidad y de ilusionismo, cuyos resultados podrán apreciarse en los retratos renacentistas italianos.
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