ANTONIO LEÓN ORTEGA


 

Nacido en 1907, en Ayamonte (Huelva), y fallecido en la capital onubense, en 1991. Tuvo gran interés como imaginero y cuentan que fue una excelente persona. La mayoría de sus creaciones las concebía con gran sentido de la austeridad porque el carácter del escultor rayaba en lo cartujo. Su obra es insólita dentro de la trayectoria de los imagineros andaluces. En realidad, hablamos de una fusión de los estilos escultóricos sevillanos y castellanos, con rasgos de los maestros levantinos. Incluso a partir de los años 70 comenzó a introducir elementos vanguardistas, propios de la modernidad religiosa de la época, en sus tallas para las cofradías. De ahí que apenas tuviera eco entre el barroquismo sevillano practicado por artistas como Buiza o Illanes, limitándose sus creaciones a la provincia onubense (donde es toda una institución), Extremadura y algunos puntos madrileños y castellanos, además de varias obras para Iberoamérica.

Con él hubo un antes y un después para la Semana Santa onubense y el arte religioso de la provincia en general, y aunque discutible, no cabe duda que su arte trajo un verdadero sello de identidad a nuestras cofradías. Poseía un gran dominio de la técnica escultórica. Habitualmente, trabajaba la madera de ciprés, siempre hacía sus Cristos de talla completa, y poseía una destreza especial a la hora de modelar las manos y el óvalo de sus imágenes marianas (más de un restaurador de alguna de ellas ha coincidido en elogiar la fineza única de León a la hora de modelar el mentón de sus Dolorosas). De hecho, la mayoría de sus obras de los años 40 ó 50 no han comenzado a ser restauradas hasta fechas recientes.

Sus puntos oscuros fueron la pobreza escultórica que caracterizó sus últimos años (disculpable, si tenemos en cuenta que trabajó hasta los 80 años y, en la última decada, con gran ayuda de su discípulo Enrique Pérez Saavedra) y la policromía de sus obras, a veces de tonalidad agresiva y empleando materiales de poca calidad, lo que ha llevado a algunos restauradores a tener que repolicromar varias de ellas, sobre todo las Dolorosas. El Nazareno de Pasión para Ayamonte y el Cristo de la Sangre que procesiona la Cofradía de los Estudiantes, de Huelva capital, son algunas de sus obras más conseguidas.

 

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