FRANCISCO LEIRO


 

"Un tronco de árbol es el fuste del árbol. Es la columna. La columna es un árbol y la columna es un hombre y el hombre es el árbol. La madera es un ser vivo y la hay de colores como los hombres [...] y la hay blanda o dura, como los hombres" [...] "Mis esculturas giran en torno al cuerpo humano y generalmente son narrativas. En algunos casos se acercan a las fábulas y narraciones populares. También hago interpretaciones desacralizadas de temas mitológicos o religiosos".

Francisco Leiro

 

 
 
Sísifo confuso 2 (2014)

 

Francisco Leiro (Cambados, Pontevedra, 1957) formó parte en la década de los setenta del grupo surrealista Foga, acentuándose en estos momentos en su escultura la mezcla de elementos surrealistas y de una figuración más lánguida que mostraba la parte más sarcástica de la condición humana.

Ttuvo su primera exposición en la Sociedad Cultural de su Cambados natal en 1975, con tan solo dieciocho años de edad. En 1983 participó en la última muestra colectiva del grupo Atlántica, una iniciativa de renovación de las artes plásticas gallegas. Surgió no como un movimiento, sino como un grupo de personas que pretendían discutir el país, y que protagonizaron un cambio de dirección en el arte español.

Leiro pertenece al grupo de artistas que protagonizaron el cambio de dirección en el arte español a principios de los 80. Desde 1988 reside entre Nueva York, Madrid y Cambados, lugares donde piensa, dibuja y crea. A partir de los bocetos y maquetas realizados en Nueva York construye las esculturas. La fase de producción, de volúmenes, tiene lugar en su Cambados natal, acabando las obras en su estudio de Madrid.

Cuando a finales de los 80 se traslada a Nueva York, su trabajo se dinamiza hacia un cada vez mayor interés en la abstracción de la figura y el cuerpo. En los 90 se producirá una progresiva desaceleración de elementos oníricos, la imaginación se pone al servicio de resultados más formales que efectistas o narrativos y va abriendo el camino hacia los cambios producidos en el 2.000, donde se impone un ritmo más atento a la realidad.

 

 
     
     
Rendido (2016)
 
Supervisor 2 (2013)

 

Trabajador infatigable, desarrolla una actividad muy ligada a lo físico pero al mismo tiempo existe un proceso reflexivo constante e intenso y mucha sensibilidad. En su obra conviven la historia del arte -escultura griega, arte precolombino, escultura románica, Alonso Berruguete, Miguel Ángel, barroco, surrealismo- y un agudo registro de lo contemporáneo. Buscando la inspiración en su propio contexto, crea a partir de imágenes arraigadas en su imaginación, recuperadas con frecuencia de la memoria como formas elementales que adoptan nuevas distribuciones. Por medio de agudos toques de ironía y humor, una amplia gama de referencias clásicas, imágenes fotográficas o de prensa y un hábito de dibujo obsesivo y prolífico, Leiro juega constantemente con las formas y los temas (mitología, el mundo del trabajo, el Quijote). El dibujo es esencial en su proceso escultórico y se convierte en una extensión natural de la mente con la que, de manera casi automática, explora las formas del cuerpo y las ideas que sirven como génesis para la nueva obra.

Francisco Leiro presenta una galería de personajes, con la madera como protagonista, en los que continua explorando las posibilidades formales de la escultura figurativa, con un obstinado estudio de la figura humana. Su lenguaje escultórico, original y característico, apunta al movimiento del cuerpo, a sus gestos, a sus expresiones, a la experiencia humana, ya sea existencial, cultural o mítica. 

El artista esculpe formas robustas y monumentales usando distintos materiales: granito, mármol, hierro, bronce, resinas, fibra de vidrio, poliéster... y especialmente madera de todo tipo, policromada o no, por su versatilidad y por la posibilidad que le brinda para crear toda clase de volumetrías. Es un observador perspicaz de los detalles humanos: la inclinación de una cabeza, el equilibrio de las caderas, el movimiento o tensión en el cuerpo, pero no se centra en el rostro de los personajes, sino que recurre a la ropa que simboliza los oficios y tareas y que, transmite los gestos y los movimientos que los definen.

Sus obras son narrativas y tienen distintos niveles de realidad. Plantean distintos puntos de vista y los personajes parecen haber sido atrapados en movimiento. Sus esculturas son alegorías sobre la vulnerabilidad humana y su fragilidad, aunque Leiro siempre deja el significado abierto a interpretaciones. Artista comprometido con su época, algunas de sus obras hacen referencia a desastres medioambientales como Réquiem (2005) o a conflictos bélicos como Alepo 2 (2016, guerra de Siria), Operario (2009, Gaza) o Molotov Cocktail (2011).

 

 
 
Supervisor 1 (2013) y Distraído 2 (2013)

 

El Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga (Calle Alemania, s/n) presenta del 6 de octubre de 2017 al 7 de enero de 2018 Leiro, una muestra comisariada por Fernando Francés. Entre esculturas y dibujos, la exposición reúne más de 40 obras del artista gallego más internacional con el fin de recorrer la última década de su producción. Francisco Leiro realiza esculturas como una alegoría de la vulnerabilidad y la fragilidad humana. La realidad pasa a ser una ficción más: una construcción de las personas, donde Leiro ejecuta un juego de ambivalencia entre el lenguaje literal y el figurativo. El CAC Málaga muestra sus esculturas de madera, entre las que pueden verse alegorías a El Quijote, la estatua de un dios de más de tres metros, figuras antropomorfas o escenas relacionadas con la masacre de Alepo. Horarios: martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas.

 

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