CRISTINA IGLESIAS
Cristina Iglesias, una de las creadoras españolas con mayor proyección internacional, nace en San Sebastián en noviembre del año 1956. Estudia Ciencias Químicas en San Sebastián (1976-1978) y Escultura y Cerámica en la Chelsea School of Art de Londres (1980-1982). Posteriormente es nombrada Professor de Escultura en la Akademie der Bildenden Künste de Múnich en 1995. Es Premio Nacional de Artes Plásticas en 1999 y Premio de Artes Plásticas en la III edición de los Premios Observatorio D'ACHTALL (2011). Dos hechos han sido cruciales en la proyección internacional de Cristina Iglesias: su participación en la ambiciosa exposición The Sublime Void, que tuvo lugar en Amberes en 1993 y que reunió a 25 artistas de la talla de Gerhard Richter o Kounellis -la muestra reveló que esta presunta artista, aislada e independiente, estaba en realidad cómodamente integrada en un ambiente estético sólidamente establecido- y su presencia, también en el año 1993, en el Pabellón Nacional de la Bienal de Venecia junto a Antoni Tàpies. En este momento su reputación se consolidó tanto en España como en el extranjero. Cristina Iglesias ha realizado exposiciones individuales en el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, The Renaissance Society de Chicago, Palacio de Velázquez de Madrid, Museo Guggenheim Bilbao, Whitechapel Art Gallery de Londres, Irish Museum of Modern Art de Dublín, Ludwig Museum de Colonia, Pinacoteca del Estado de São Paulo, Galerie Marian Goodman de París, y un largo etcétera. Ha participado, además, en numerosas bienales y exposiciones colectivas en los centros más prestigiosos del mundo, y su obra se encuentra en colecciones destacadas como las del Museo Reina Sofía (Madrid), Centre Georges Pompidou (París), Tate Modern (Londres), Museu de Serralves (Oporto), MOCA (Los Ángeles), Hirshorn Museum (Washington), Museo Guggenheim (Bilbao), MACBA (Barcelona), entre otros. |
La contribución de Cristina Iglesias a la escultura es fundamental. Sus esculturas más tempranas, realizadas en los años 80 y 90, son de dimensiones más reducidas que las posteriores y se caracterizan por la mezcla de materiales tales como alabastro, tapiz, cristal, hormigón o aluminio. La elección del vidrio y el alabastro como materiales para sus obras, constituyó a finales de los 80 un primer paso de ruptura con la escultura más convencional. Estos materiales dotan a las piezas de mayor trasparencia, de ahí que se aprecien mejor en salas iluminadas con luz natural. Los paneles translúcidos filtran la luz solar y demarcan un espacio sutilmente luminoso, apenas perceptible pero visceralmente palpable, un territorio fugaz e intangible. Numerosas han sido sus intervenciones en espacios urbanos, naturales y plazas. Es el caso de Deep Fountain, inaugurada en 2006 en una plaza de Amberes, o Estancias Sumergidas, realizada en 2010 en el fondo marino de una reserva natural situada en el litoral de Baja California Sur (México). Respecto a sus serigrafías en cobre y seda, parecen estar impresas en fotografías de instalaciones reales, cuando en realidad representan modelos en miniatura de los trabajos escultóricos de Cristina Iglesias, creando una ilusión de profundidad espacial. Gran fama tienen sus piezas con motivos vegetales. Sorprende la exuberante vegetación que despliegan los muros y pasillos de Habitación Vegetal II (2005) o Habitación de Eucalipto (1994-1997). En la obra de Cristina Iglesias, el mundo vegetal rico, envolvente, al que se accede a través de una senda laberíntica, más adecuada para el espectador solitario, se convierte en un refugio exótico, un lugar aislado. Muchas veces, cuando los visitantes atraviesan las salas de una de sus exposiciones, se ven incitados a habitar, deambular por los diferentes caminos y pasadizos que configuran las obras. Esta experiencia laberíntica se ve amplificada por los efectos de luz, por los claroscuros que potencian la propia configuración de las piezas, y por las distintas sombras que se dibujan en el suelo, formando una falsa duplicidad. |
Son muy conocidas también sus celosías, donde se puede percibir una influencia de las formas talladas de la arquitectura árabe. El enrejado de las celosías filtra la luz ambiental y actúa como una persiana que media en la relación entre el espacio interior y el espacio exterior. Tanto en celosías como en corredores suspendidos, escribe fragmentos de libros de Beckford, Huysmans, Roussel o Ballard, fragmentos de historias que va seleccionando con primor, como quien borda un cuento fabuloso o escribe un poema y que luego las sombras fragmentarán más si cabe en su proyección sobre el suelo. Es la herencia musulmana que habla de relatos, los de Las Mil y Una Noches, textos escondidos que en Iglesias terminan por ser sólo para iniciados y toman el aplazamiento como fórmula narrativa. Punto y aparte merece la obra Techo Suspendido Inclinado (1997). Con nueve metros de largo por seis de ancho, esta creación artística transforma de manera sorprendente el espacio. En las últimas piezas de Cristina Iglesias se puede observar cómo el paso del tiempo se ha convertido en un elemento cada vez más presente en la obra de la artista. Destacan las esculturas donde el agua tiene una importancia crucial. En Vers la Terre (2011), el agua es un elemento escultórico más y establece un vínculo con el jardín y con los diferentes pozos que se presentan. Su fascinación por el agua rememora de nuevo la tradición musulmana y las construcciones árabes con sus jardines y sus fuentes. El flujo y el reflujo del agua impiden que la obra permanezca fija en un estado particular. El agua, mediante el fenómeno de la erosión, aporta fluidez y transparencia y sirve para asentar su consideración de la escultura como un arte de metamorfosis y transiciones, más que como una forma única y absoluta. Al aproximarse y mirar dentro el espectador a los pozos realizados por Cristina Iglesias con un exterior de granito negro, se descubren formas vegetales, hojas, raíces, barro, que permiten que el agua discurra y provoque distintos sonidos según la intensidad del caudal. |
Exposición Cristina Iglesias. Metonimia hasta el 20 de mayo de 2013 en el Museo Reina Sofía
(Calle Santa Isabel, nº 52, Madrid) Horario: lunes a sábado, de 10:00 a 21:00 horas;
domingos, de 10:00 a 19:00 horas; cerrado martes (incluidos festivos) y días 1 y 15 de mayo de 2013.