XAVIER GOSÉ


 

 

Xavier Gosé se formó en la Escuela Llotja de Barcelona, donde estuvo en contacto con artistas como Torres García, Nonell, Mir o Sunyer. En su formación fue clave su paso por el taller de Lluís Pellicer, gran ilustrador del momento. Sus trabajos de esta época se identifican con el modernismo más típico.

Impregnado del realismo del maestro Pellicer y con un marcado carácter social, Gosé reflejó también la otra cara de la Barcelona modernista, la de los suburbios. Su trabajo es un magnífico testimonio de la sociedad del cambio de siglo, una sociedad que se debate entre la tradición y la seducción de la modernidad.

Su primera exposición la hizo en el local de Els Quatre Gats, en el año 1899, con un buen éxito de público y de crítica. Poco después, en el año 1900, se trasladó a París, dónde vivió hasta que el estallido de la Gran Guerra y la tuberculosis que sufría le hicieron volver a Cataluña.

Después de unos inicios difíciles, Gosé, que además de ilustrador fue pintor, dibujante e ilustrador de moda, comenzó a trabajar para las principales publicaciones de la prensa satírica parisiense, como Le Rire, Cocorico, L'Assiette au Beurre, La Vie Parisienne o Le Témoin, profundizando en las temáticas sociales que ya había cultivado en Barcelona y describiendo las calles y las escenas más populares de la capital del río Sena: sus bares, cafés y cabarets, con personajes que frecuentan el mundo de las demimondaines, prostitutas y esnobs.

 

 

Poco a poco, su obra acabará por identificarse con el París de principios del siglo XX, con la vida mundana de sus bulevares, con las costumbres de la vida moderna, los deportistas, las carreras de caballos y el universo de Montmartre. Este es un mundo, el del dandismo, del que formó parte durante sus años en París, como explica Agustí Calvet, Gaziel, y como queda patente en el retrato al carbón que le hizo Ramon Casas.

Su primera incursión en la moda fue en el año 1905, cuando diseñó con Ignacio Zuloaga el vestuario para la ópera Pepita Jiménez, que Isaac Albéniz estrenó en el teatro de la Monnaie de Bruselas. A partir de ese momento sus relaciones con la Haute Couture se intensificaron, y su trazo fino y elegante capturó las siluetas de las mejores firmas francesas de moda, como Poiret, Worth, Paquin, Redfern, Doucet o Vionnet.

La conexión de Gosé con la alta costura está sin duda relacionada con sus vínculos con la élite de dibujantes que publican ilustraciones en las revistas más prestigiosas y populares de la época, como las alemanas Jugend y Simplicissimus, o las francesas Gazette du Bon Ton o Le Journal des Dames et des Modes, en las que Gosé popularizó la moda francesa y exportó internacionalmente la figura de "la parisienne".

De orígenes leridanos, aunque nació en 1876 en la localidad de Alcalá de Henares (Madrid), Xavier Gosé fue uno de los artistas catalanes más internacionales de principios del siglo XX. Su obra refleja las diferentes corrientes estéticas y gráficas del momento. Se hizo eco de la geometrización cubista, la inspiración persa y los ballets rusos, para llegar a ser un referente internacional. Gosé dejó una importante estela creativa en toda una generación que sublimó un tiempo que sería eclipsado por el estallido de la Primera Guerra Mundial, que coincide con la muerte del artista en Lérida, en el año 1915, cuando estaba en la cima de su carrera.

 

 

La exposición Xavier Gosé. Ilustrador de la Modernidad, que puede verse hasta el 20 de marzo de 2016 en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) y coincide con el centenario de la muerte del artista, reúne lo mejor de su obra conocida al mismo tiempo que descubre trabajos inéditos. En total se exponen cerca de 300 obras, entre pinturas, dibujos, revistas, ilustraciones de moda y trajes de alta costura, pertenecientes a las colecciones del MNAC y del Museu d'Art Jaume Morera, pero también procedentes de diferentes intituciones y colecciones privadas. La muestra recrea el universo estético de Gosé, con Barcelona y París como telón de fondo. Revisa todas las etapas de su carrera, desde sus inicios en el taller de Lluís Pellicer y la Barcelona de Els Quatre Gats, al París de la belle époque, así como también todas sus facetas creativas.

 

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