ANTONIO GAVIRA ALBA

Con información de Jesús Rojas-Marcos González y Sebastián Santos Calero (05/01/2025)


 

 

Antonio Gavira Alba nació en Mairena del Alcor (Sevilla) en 1929. Tras unos inicios autodidactas en su villa natal, se formó, desde los 13 años, en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla, donde tuvo como maestros a José María Labrador (Dibujo), Mauricio Tinoco (Preparatorio de Modelado), Antonio Cano Correa (Talla escultórica) y Juan Luis Vassallo Parodi (Modelado del natural y Estatuaria religiosa).

Antonio Gavira se especializó en la sección de imaginería "Martínez Montañés", integrándose así en la renombrada escuela escultórica hispalense. En 1956 obtuvo en dicho centro el título de profesor de Dibujo. En 1961 consiguió, por oposición, la plaza de profesor auxiliar numerario de la sección de Escultura, y en 1965, la de catedrático de Preparatorio de Modelado en la antigua Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla, hoy Facultad universitaria. Por ello, en 1981, convalidó su título por el de Licenciado en Bellas Artes y, en 1984, fue doctor y catedrático en la Hispalense.

A lo largo de su dilatada trayectoria participó en exposiciones individuales y colectivas por casi toda la geografía española. Gracias a su buen hacer, recibió múltiples premios y distinciones.

Como discípulo dilecto de Juan Luis Vassallo, fue leal al clasicismo mediterráneo de su maestro, sin acusar falta de variedad en su estilo. Siguió investigando con pasión para conocer las últimas tendencias artísticas, sin renunciar a sus orígenes geográficos y culturales. Por eso, su abundante producción, siempre figurativa, se caracteriza por una coherente, constante y homogénea evolución y por un polifacetismo disciplinario, técnico, material y temático, buen reflejo de su indudable modernidad conceptual.

Además de la escultura, cultivó con acierto el dibujo y la pintura. En escultura empleó materiales clásicos como el barro, la escayola, el bronce, la piedra y la madera, y experimentó con otros más actuales como el cemento, el hormigón o el poliéster. En su catálogo prolifera la temática profana y, en menor cuantía, la imaginería polícroma. A su faceta creativa se suma su tarea como restaurador, delicada labor que acometió en piezas como el célebre San Jerónimo penitente de Martínez Montañés, la colosal Virgen de la Oliva de Alonso Cano o el busto de Murillo realizado por Leoncio Baglietto.

 

 

Podemos definir a Antonio Gavira como un consumado maestro de la escuela sevillana de escultura. Así lo prueba su estilo, de elocuente lirismo cotidiano, en el que hace suyo el clasicismo mediterráneo heredado de Vassallo con las aportaciones propias de evidente modernidad conceptual.

Su obra en gran formato se reparte, por lo general, en espacios públicos de Sevilla y su provincia. Despuntan, en su villa natal, la "Alegoría de Mairena" (1963); los monumentos dedicados al "Cante grande gitano" (1968) y a la "Feria de Mairena" (1982), y el "Mausoleo funerario de Antonio Mairena" (1986), estos dos últimos en colaboración con su hermano Jesús, también escultor. Además, en El Viso del Alcor se ubica el "Monumento al Sagrado Corazón" (1962), y en Sevilla, junto al templo parroquial de San Pedro, se encuentra el "Monumento a Santa Ángela de la Cruz" (1965). En Sanlúcar la Mayor se levantó en 1981 el "Monumento a Santa Teresa de Jesús".

Sus obras a tamaños natural, académico y de pequeño formato se distribuyen, en cambio, en infinidad de colecciones españolas y extranjeras. Este conjunto de piezas, el más nutrido de la producción del artista, lo componen tanto esculturas como relieves. Y, dentro de este grupo, brillan con luz propia las figuras modeladas en barro de reducidas dimensiones, en particular, las femeninas. Resultan magistrales sus interpretaciones del tema de la maternidad, con las que alcanzó inigualables cotas de intimismo, afectividad y delicadeza.

Como muchos artistas del XX, Antonio Gavira admiró las culturas primitivas y de manera especial el helenismo, porque manifestaban una identidad espiritual con el universo del cuerpo desnudo. A partir de los 70 apreciamos la influencia más concreta de José Clará. Le seducen del discípulo de Maillol las composiciones cerradas de rotundos volúmenes de la vida. Pero Antonio Gavira comienza a desarrollar desde estos planteamientos un modo de hacer muy personal, que progresivamente le van alejando de toda referencia para decantarse en un estilo propio, en el que junto a un exquisito sentido de la composición, predominan unos conocimientos de la morfología, que sintetiza con austeridad y elegancia.

Antonio Gavira Alba falleció en Sevilla, el 11 de octubre de 2020, a los 91 años de edad. El 3 de enero de 2024 fue inaugurado un monumento en bronce a su memoria en la avenida que lleva su nombre de su localidad natal, Mairena del Alcor, realizado por su sobrina Constanza Gavira Galocha, hija de Jesús y también escultora. Con este busto, de bulto redondo, donde el escultor posa con las herramientas propias de las disciplinas de escultura y pintura, se deja constancia que las dominó a la perfección indistintamente. La autora, que también quiso que su tío posara con su bata de trabajo porque trabajó hasta sus últimos días, le retrató con gran fidelidad, lo que supuso todo un reto ya que era la primera vez que retrataba a alguien solo a través de la fotografía, sin posarle al natural. Para ello se encerró en el estudio de su padre todo el mes de julio de 2021 con el fin de estudiar el retrato de su tío Antonio.

 

 

FUENTES

ROJAS-MARCOS GONZÁLEZ, Jesús. "El escultor Antonio Gavira, maestro de la escuela sevillana", en Boletín de Bellas Artes, n º 50, Sevilla, Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, 2022, pp. 219-226.

SANTOS CALERO, Sebastián. "In memoriam Antonio Gavira Alba", en Boletín de Bellas Artes, n º 50, Sevilla, Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, 2022, pp. 227-230.

 

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