ANTONIO FILLOL

Con información de Javier Pérez Rojas


 

 
 
La Gloria del Pueblo

 

Antonio Fillol Granell (1870-1930) es un pintor valenciano que evoluciona desde el realismo, el naturalismo radical y la objetividad de su primera época -de 1895 hasta 1906-, hasta un impresionismo modernista con un carácter más sintético -de 1910 hasta 1923-. Indaga en factores sociológicos y psíquicos reflejándolos en sus cuadros con el fin de hacer de ellos un documento verídico y de análisis de las pasiones humanas.

Fillol era hijo de un zapatero del barrio del Carmen de Valencia y tuvo que trabajar durante un tiempo en el taller paterno hasta centrarse definitivamente en la pintura. En sus obras, Fillol aborda temas como la prostitución, el abuso de menores, la miseria, la violencia, el abandono, la ignorancia o la superstición. De hecho, por la crudeza provocativa de sus obras algunos de sus cuadros fueron motivo de escándalo y retirados por inmorales, como sucedió en la Exposición Nacional del año 1906 con El Sátiro, una obra que muestra la rueda de reconocimientos que hace una niña víctima de abusos sexuales.

Fillol también tiene una vertiente amable y vitalista que refleja la alegría de vivir del pueblo valenciano. Destaca su labor como paisajista al plasmar distintos parajes del litoral y la montaña en Alicante, Valencia y Castellón. Aunque Fillol es el pintor por excelencia de La Albufera, área poco transitada por los artistas valencianos.

Estas pinturas de La Albufera, anteriores a las novelas de Blasco Ibáñez, aunque parecen inspiradas en sus relatos, ponen al espectador en contacto con una visión sosegada del paisaje, que es la otra cara de la moneda de un artista que siempre defendió la pintura de ideas frente a la exhibición de alardes técnicos. Por el cuadro La Siega del Arroz en la Albufera, una de sus obras de gran formato creadas para eventos internacionales, Fillol logró la Medalla de Bronce en la Exposición Internacional de París del año 1900.

En todos los cuadros de Fillol, discípulo del célebre Ignacio Pinazo, se observa su interés por la vida cotidiana y las clases humildes, atendiendo a su origen, su visión crítica frente a acontecimientos sociales y su carácter provocador. Fillol retrata, con realismo y sentimientos, la vida de la capital valenciana y sus alrededores entre finales del siglo XIX y principios del XX. El objetivo del autor es recoger los factores sociológicos y psíquicos de los que se sirve para hacer de la pintura un documento verídico y de análisis de pasiones humanas.

 

 
 
A Ése (Agarreulo)

 

Entre sus obras de juventud destaca A Ése (1894), un óleo sobre lienzo que puede considerarse como una secuencia de cine que refleja una escena después de un robo en la calle. Destacan de ella el detallismo, los contrastes de luz y penumbras y los contrastes sociales de la época, con personas de clases humildes, un zapatero y su hijo, un policía y una niña burguesa con su niñera.

Del mismo modo, en otra de las obras que forman parte del naturalismo radical, La Gloria del Pueblo (1895), representa de nuevo ese contraste social y llena el cuadro de sentimientos, también con luz y efectos de luces y sombras. En sus pinturas realizadas hacia 1900 se observa una pincelada más suelta, siguiendo las corrientes impresionistas introducidas desde Francia. La siguiente evolución de Fillol hacia el modernismo se hace patente en su paleta: el azul, el amarillo y el malva tiñen unas composiciones más poéticas y melancólicas.

Igualmente hay que resaltar el descarnado realismo de La Bestia Humana (1897), en el que se observa a una adolescente aterrada en un burdel junto a su madre -la necesidad de las clases pobres solventada a través de la prostitución- y detalles como el polvo de las patas de un sofá. Aunque Fillol ganó con este cuadro la Segunda Medalla en la Exposición Nacional del año 1897, nunca se le pagó el dinero que llevaba aparejado el premio porque el jurado consideró que el tema que abordaba era poco noble.

Igualmente, entre los cuadros de carácter social podemos mencionar Hijos de Quién (1904), con la imagen de dos niños sin familia, el desparecido lienzo Revolución (1904), de espíritu anarquista, en la que la Guardia Civil trata de contener una manifestación en la calle, y otros que reflejan personajes populares como La Delicà de Gandia o El Ferrer de Tibi. Fillol pinta belleza y juventud, vejez y frialdad. La vida tal cual es. 

Fillol fue un autor de vanguardia, de origen humilde, culto y respetado en su época, que puso su arte al servicio de los desheredados e hizo cuadros polémicos en los que denunciaba sin reparos las desigualdades sociales. Unos cuadros que, pese a la censura de las autoridades y al rechazo que, a veces, despertaban entre crítica y público, acababan adquiriéndose porque tenía sus defensores. Es el caso de El Amo, que representa la ira de un campesino contra la violación que el amo ha cometido contra su mujer. Por último, destacamos los retratos que llevó a cabo de su mecenas, el industrial valenciano Francisco Pastor, y de su esposa, Filomena Blasco.

 

 
 
Los Amigos de Jesús

 

Exposición Fillol (1870-1930). Naturalismo Radical y Modernismo hasta el 20 de septiembre de 2015 en la Sala Municipal de Exposiciones del Ayuntamiento de Valencia (Arzobispo Mayoral, nº 1). Horario: martes a sábado, de 09:30 a 14:00 y de 15:00 a 19:00 horas; domingos y días festivos, de 09:30 a 15:00 horas. La exposición está conformada con fondos de la colección de la familia Fillol; de la colección del biznieto de Francisco Pastor, un industrial que fue mecenas del pintor y de otras colecciones privadas. De los más de 80 cuadros exhibidos en esta muestra, comisariada por Javier Pérez Rojas, tres de ellos proceden del Museo del Prado, cinco del Museo de Bellas Artes, uno del Museo Lladró, otro ha sido cedido por la Parroquia del Arzobispado, tres pertenecen a los fondos del Ayuntamiento, y el resto proceden de colecciones privadas alojadas en Valencia y Madrid.

 

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