JOSÉ DE ESPRONCEDA


 

 

La literatura romántica tiene en José de Espronceda (Almendralejo (Badajoz), 1808 - Madrid, 1842) uno de sus más insignes representantes en España. Su temprana muerte no impidió que pasara a la historia de la literatura como uno de los mejores poetas de todos los tiempos.

Rodeado de una leyenda que fomentaron sus primeros biógrafos, a Espronceda se le ha atribuido una vida desordenada y un tanto excéntrica que la investigación histórica ha contribuido a desmentir. No fue un Don Juan, como uno de los personajes de El Estudiante de Salamanca, pero vivió no pocas aventuras y trances, políticos y personales, y murió el mismo año en que había sido nombrado diputado en Cortes, a los treinta y cuatro años, dejando inacabada su mejor obra, El Diablo Mundo.

Liberal de talante, el pacense Espronceda perteneció a la secta de Los Numantinos y sufrió destierro en la época absolutista. Se expatrió voluntariamente a Lisboa, de donde fue expulsado por la policía, marchando entonces a Londres. Muerto Fernando VII, regresa a España y se dedica de lleno a la literatura.

Los temas e ideales del romanticismo están presentes en toda su obra: noche, luna, viento y tempestad, Oriente lejano y exótico. Su poesía, publicada en periódicos o recitada por él, es la que le hace famoso. La idea de libertad individual resplandece en sus versos, contrapuesta a los conceptos burgueses de tierra y vida.

Desde la publicación de sus Poesías, en el año 1840, fue conocido y admirado por ellas. Sus versos han llegado a nosotros como la poesía popular, que se recuerda, se imita y se recita de memoria, con independencia del nombre de su autor. El Himno al Sol, la Canción del Pirata, el Canto del Cosaco o el Canto a Teresa son poemas sentidos y recitados en nuestros días. También alcanzaron popularidad las dos comedias que estrenó tras su exilio: Ni el Tío ni el Sobrino y El Amor Venga sus Agravios.

El amor y la gloria son las metas del hombre en el romanticismo, pero en la obra de Espronceda destaca el predominio de lo social sobre lo individual, la necesidad de un gobierno capaz de dirigir al pueblo, la importancia de la moralidad en la administración y la vida pública. La idea de patria aparece, como tantas veces en la literatura española, teñida de tristeza, que acrecienta la experiencia del exilio.

Autor también de una única novela de tema histórico, Sancho Saldaña, de numerosos artículos de costumbres, así como de crítica literaria y de obras de teatro de valor desigual, su verdadero mérito está en la poesía, “auténtica y maravillosa poesía, hecha de música, sentimiento y humor pesimista”.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com