MARC CHAGALL


 

 
 

El Violinista

1912-1913
Óleo sobre lienzo
188 x 158 cm
Stedelijk Museum de Ámsterdam

 

Marc Chagall desarrolló un estilo pictórico expresivo y colorista, muy vinculado a sus experiencias vitales y a las tradiciones religiosas y populares de la comunidad judía rusa. En él combinó ciertos elementos de la vanguardia cubista, del fauvismo y del orfismo de Robert Delaunay, para crear un estilo personal y difícil de clasificar.

Nacido en la lejana y provinciana ciudad bielorrusa de Vitebsk, con un importante núcleo de población judía, Chagall tuvo una larga vida casi centenaria, marcada por todos los grandes acontecimientos históricos de la primera mitad del siglo XX. Trabajador incansable y siempre abierto a nuevas experiencias y conocimientos, su producción artística es rica y abundante; estuvo siempre abierto a explorar nuevas técnicas (óleo, grabado, escultura, cerámica, vidriera...) y acometer nuevos proyectos.

A lo largo de toda su vida, Chagall estuvo acompañado por poetas y escritores, que fueron sus amigos y con los que mantuvo una relación de mutuo reconocimiento. Breton, Malraux, Cendrars, Apollinaire... Muchos veían en él a un "pintor literario", y Chagall amaba la literatura, sobre todo el mensaje de libertad que contienen las palabras a las que él supo enriquecer con sus composiciones llenas de fantasía y de color.

Chagall fue, efectivamente, un maestro del color; sus tonos vibran con distintas intensidades, logrando realzar el contenido de los cuadros: sus azules, verdes, rojos o amarillos dan vida a los personajes, reales o fantásticos, que pueblan su particular universo. Un mundo en el que todo es posible y que no deja de sorprendernos, basado en historias vividas o imaginadas: un violinista, un rabino, una pareja de enamorados, un saltimbanqui, un paisaje y toda una amplia gama de animales fabulosos, pueblan sus complejas composiciones.

En su obra los colores se mezclan de forma impensable, al igual que lo hacen sus extraños personajes. Esta peculiar combinación hace de él un precursor del surrealismo, tal como manifestó el teórico de este movimiento, André Breton: "Con él la metáfora hizo su entrada triunfante en la pintura moderna".

 

 
 

Gólgota

1912
Óleo sobre lienzo
174,6 x 192,4 cm
MoMA de Nueva York

 

En el verano de 1911 viaja por primera vez a París e intenta abrirse camino en la que entonces era la gran capital del arte. El pintor llegó a París junto a Leon Bakst, su profesor en San Petersburgo, y, según su propio relato, inmediatamente se sintió seducido por el arte francés: "Bakst le dio un giro a mi vida. Nunca olvidaré a este hombre. En 1911 me invitó a ir con él a París como su asistente, pero allí nos separamos y yo caí en el ambiente de los artistas europeos contemporáneos. En el Louvre, delante de la Olimpia de Manet, de Courbet y de Delacroix, entendí lo que son el arte ruso y Occidente. Me sentí cautivado por el sentido de la medida y el gusto de la pintura francesa". En París hizo amistad con Léger, Modigliani o Soutine, entre otros.

A pesar de la fascinación que siente por el ambiente artístico y la forma de vida parisiense, Chagall sigue siendo fiel al mundo de su Rusia natal, que añora y que rememora constantemente en su pintura. Por otro lado, su fuerte compromiso con la libertad le lleva a no adherirse a ninguno de los movimientos artísticos de vanguardia (cubismo, fauvismo), aunque sí muestra en esos años su influencia, dando como resultado un arte que causa admiración y extrañeza entre sus contemporáneos.

La primera intención de Chagall al decidir dedicarse a la pintura había sido liberarse de la tradición del judaísmo hasídico, que consideraba sacrílega la representación de imágenes del hombre; quizás por ello, Chagall se mantuvo siempre dentro de la figuración y jamás se adentró en la abstracción como la mayoría de sus compatriotas. La Habitación Amarilla, El Violinista, Dedicado a mi Prometida, La Boda, son algunos de los magníficos ejemplos de su trabajo en París que pueden contemplarse en el arranque de la exposición. Son obras de gran formato y composiciones complejas en las que aparece ya ese universo completamente nuevo y único creado por Chagall; un mundo poético, fantástico o soñado, en el que todo es posible, y en el que mezcla los recuerdos de su juventud y su innato sentido del color con la geometría y descomposición de las formas del cubismo o con el colorido vibrante de los pintores fauves.

En los años siguientes a su llegada a París expuso en el Salon d'Automne y en el Salon des Indépendants. A través de Guillaume Apollinaire conoció al marchante berlinés Herwarth Walden, que seleccionó tres obras suyas para el primer Herbstsalon de 1913 en Berlín y en cuya galería, Der Sturm, presentó su primera exposición individual en 1914. El público alemán, habituado al expresionismo, recibió su obra con entusiasmo; fue el arranque de su fama mundial, pasando de ser un joven artista con talento a obtener prestigio internacional.

 

 
 

Entre Perro y Lobo

1938-1943
Óleo sobre papel adherido a lienzo
100 x 73 cm
Colección Particular

 

En el verano de 1914 Chagall regresa a Vitebsk para ver a su novia, Bella Rosenfeld, con la que se casó al año siguiente. Aunque su intención era volver a París tras una corta estancia, el estallido de la Primera Guerra Mundial, primero, y de la Revolución bolchevique, después, le hicieron permanecer en su país hasta 1922.

El fuerte contraste entre la efervescencia vanguardista parisiense y la vida tranquila de Vitebsk, "triste y alegre", como la describe Chagall en su autobiografía, provocó una transformación en su pintura. Durante los seis años de estancia en esa pequeña ciudad judía antes de su traslado a Moscú, pintó una serie de cuadros -que él denominaba "documentos"- sobre sus gentes y sus paisajes: Bella sobre el Puente, El Tratante de Ganado, La Novia de las Dos Caras, El Violinista...

Entre las obras anteriores se encuentra también un conjunto de vistas de la ciudad en las que Chagall, con su peculiar lirismo, combina sentimientos contrapuestos, a veces idílicos, otras nostálgicos o apocalípticos, que respondían a la felicidad tras su reciente matrimonio o a las tensiones emocionales que le produjo la Revolución bolchevique, en la que el pintor tuvo un papel muy activo en los primeros años. Chagall nos muestra las iglesias y los hogares modestos de sus paisanos y convierte a Vitebsk en la ciudad idílica que sobrevolaba su amada esposa Bella Rosenfeld o diversos personajes -Sobrevolando Vitebsk, El Hombre-Gallo Sobrevolando Vitebsk- o en la población triste y apocalíptica que vemos, por ejemplo, en La Casa Gris.

Tras la Revolución rusa, Chagall ejerció durante dos años como director de la Escuela de Arte de Vitebsk. Debido a sus diferencias con Kazimir Malévich tuvo que abandonar la academia y en 1920 comenzó a trabajar en el Teatro Estatal Judío de Moscú realizando decorados y vestuarios. En 1922 abandona Rusia para siempre y, tras pasar una corta temporada en Berlín, en 1923 se instala de nuevo en Francia. Allí vivió el resto de su vida a excepción de un periodo, entre 1941 a 1948, que residió en Estados Unidos para evitar ser deportado y durante el que, en 1946, el Museum of Modern Art de Nueva York celebró una exposición retrospectiva de su obra que consolidó su reputación internacional.

 

 
 

Sobrevolando Vitebsk

1914
Lápiz, tinta china, gouache, acuarela, grafito y lápiz de colores sobre cartón
51,5 x 64,3 cm
The Israel Museum de Jerusalén

 

En 1927 Chagall firma un contrato con el marchante Georges Bernheim que marcaría el inicio del imparable éxito del pintor. Como hemos apuntado anteriormente, cinco años antes había decidido volver a Occidente; primero se trasladó por un tiempo a Berlín hasta que, en septiembre de 1923, su amigo el poeta Blaise Cendrars le convenció para volver a la capital francesa y aceptar el encargo de Ambroise Vollard de ilustrar con una serie de grabados su edición de Las Almas Muertas de Gógol y de las Fábulas de La Fontaine.

Para ilustrar el texto del escritor ruso realiza 107 grabados entre los años 1924 y 1927, en los que muestra un dominio absoluto de las técnicas de punta seca y aguafuerte; con su profundo conocimiento del pueblo ruso y su enorme fantasía, Chagall inventa personajes que representa con total libertad y con una mordaz ironía casi caricaturesca. En 1927 empieza a trabajar en las Fábulas de La Fontaine, para las que crea un conjunto de ilustraciones que se adecúan de forma impecable a la fantasía e ironía del escritor francés, cuyos poemas estaban poblados tanto de héroes de la mitología clásica y popular como de todo un repertorio de animales que se comportaban como seres humanos. A lo largo de esos años realiza también una serie de gouaches y obras independientes, claramente inspirados en esos mismos temas, de los que se reúne en la exposición una completa selección de más de cuarenta obras (La Gata Transformada en Mujer, El Zorro y las Uvas, Las Dos Palomas, El Gallo) junto a una edición de los dos libros y una selección de las propias ilustraciones enmarcadas.

Años más tarde recibe un nuevo encargo de Vollard: la ilustración de la Biblia, proyecto que vuelve a conectarle con su infancia y con la tradición judía hasídica de su pueblo natal. Marc Chagall maneja las distintas técnicas de grabado con gran virtuosismo, juega con el blanco y negro, el trazo grueso y el fino, logrando un conjunto de obras de una fuerza excepcional. De valor artístico unánimemente reconocido, estos libros marcan una etapa importante en la obra y las reflexiones de Chagall en la primera mitad del siglo XX.

El propio Chagall comentará sobre esta parte de su producción: "Creo que algo me habría faltado si, aparte del color, no me hubiera ocupado también, en unos momentos de mi vida, del grabado y la litografía… Cuando cogía una piedra litográfica o una plancha de cobre, era como si tocara un talismán. Me parecía que en ellas podía colocar todas mis tristezas, todas las alegrías… Todo aquello por lo que había pasado a lo largo de mi vida: los nacimientos, las muertes, los matrimonios, las flores, los animales, los pájaros, los pobres obreros; los padres, los enamorados en la noche, los Profetas Bíblicos, en la calle, en casa, en el Templo y en el Cielo. Y, con la edad, la tragedia de la vida, en nosotros mismos y en torno a nosotros".

 

 
 

El Sueño de una Noche de Verano

1939
Óleo sobre lienzo
116,5 x 89 cm
Musée de Grenoble

 

En 1944 Bella murió inesperadamente por una infección viral y Chagall deja de pintar durante unos meses. Un año después, su asistente Virginia McNeil se convierte en su nueva compañera. Con ella volverá definitivamente a Francia y, en la primavera de 1950, se instalan en la localidad de Vence, en la Provenza. Una nueva luz, la del sur de Francia, vuelve a fascinar a Chagall y encuentra ahí una nueva tierra de acogida; una tierra de colores celestes que impregnan sus obras de las últimas décadas y en las que no abandona sus temas clásicos, la religión, la familia, los sueños, la fábula o el circo: El Circo Azul, La Danza, Los Tejados Rojos, Mundo Rojo y Negro, La Guerra o Los Amantes en el Poste son algunos de los títulos realizados en este periodo.

En esos años Chagall se embarcó también en una nueva aventura artística: la cerámica. La invención de formas y la aplicación del color sobre el barro o el barniz le permiten enlazar con un arte popular por el que se siente entusiasmado rápidamente. Esta experiencia le conducirá pronto a adentrarse también en el mundo de la escultura y empieza a trabajar el mármol, la piedra o el bronce; materiales imperecederos con los que recupera los gestos y los recuerdos de un arte primitivo, de nuevo una vuelta a sus orígenes, a la religión, a la fantasía:  "En la cerámica, en la escultura, ¿qué puedo aportar? Tal vez el recuerdo de mi padre, de mi madre, de mi infancia, de los míos. Ante la materia ¡hay que ser humildes, hay que someterse a ella! La materia es natural, y todo lo que es natural es religioso".

En esos años Chagall recupera algunos proyectos abandonados con motivo de la guerra, como las ilustraciones de libros, y se embarca en otros nuevos. Una retrospectiva en Jerusalén, en el año 1951, le llevará a Israel que, a partir de entonces, visita con asiduidad. En 1952 se separa de Virginia y poco después se casa con Valentina Brodsky (Vava); su viaje de luna de miel a Grecia le inspira un nuevo proyecto de ilustración: Dafnis y Chloe, para cuyo montaje en la Ópera de París hizo también vestuarios y decorados.

En 1958 se inicia en la creación de vitrales y realiza diseños para la catedral de Metz, la sinagoga de la Clínica Universitaria de Hadassah, en Jerusalén, o el Art Institute de Chicago, entre otras. En 1963 el ministro de cultura francés, André Malraux, le encarga los frescos del techo de la Ópera de París, doscientos metros cuadrados en los que Chagall realiza un homenaje a los grandes compositores -Mozart, Ravel, Stravinsky o Debussy- y cuyo boceto puede verse en una de las salas de la exposición.

Uno de sus grandes temas: el circo: un mundo mágico por el que muestra gran interés a lo largo de toda su vida y que le conecta con su infancia en Vitebsk, ciudad donde era frecuente la llegada de grupos ambulantes de saltimbanquis que, con su aire de libertad y fiesta, fascinaba a los niños que como él esperaban impacientes su visita. Ya en los años 1920 Vollard, que tenía un palco en el Circo de Invierno parisiense al que a menudo invitaba a Chagall, le hizo el encargo de ilustrar un libro sobre el tema, pero será en los 60 cuando concentra más su atención sobre él, quedando plasmado en un conjunto de gouaches y en un libro editado en 1967.

En 1969 se organiza la más importante retrospectiva de su obra en el Grand Palais de París. En 1973, año en que es invitado a visitar su país natal, se inaugura en Niza el Museo Nacional del Mensaje Bíblico Marc Chagall. Con 97 años de edad inaugura la gran retrospectiva que en 1984 organizó la Fundación Maeght. Pocos meses después Marc Chagall fallece en su casa de Saint-Paul de Vence, dejando numerosos proyectos inacabados.

 

 
 

La Guerra

1964-1966
Óleo sobre lienzo
163 x 231 cm
Kunsthaus de Zürich

 

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