MANUEL CERQUERA BECERRA


 

Nacido en el municipio sevillano de Alcalá de Guadaira, en 1906, siendo muy niño, se trasladó con su familia a vivir a la capital, donde recibió las enseñanzas del afamado escultor cacereño Enrique Pérez Comendador.

Imaginero y tallista muy activo entre los años 40 y 60 del siglo XX, su estilo es clásico y mesurado, en la línea escultórica de su contemporáneo Antonio Castillo Lastrucci, continuando así las directrices establecidas por los maestros de la escuela barroca sevillana, especialmente los introducidos por el cordobés Juan de Mesa.

 

 

 

Su creación más popular entre el público, indudablemente una de las mejores de su trayectoria, es el dramático Crucificado de la Salvación (1935), titular de la sevillana Cofradía de la Soledad de San Buenaventura.

También destacan de entre su fecunda producción la imagen de Santa María del Alcor (1938) para El Viso del Alcor (Sevilla), réplica de la Patrona destruida en 1936, la Virgen de la Soledad (1938) con destino a la localidad sevillana de Mairena del Alcor, y el Cristo de la Vera Cruz que preside el altar mayor de la parroquial de Villalba del Alcor (Huelva), para la que también labró en el mismo año de 1948 un Cristo Yacente.

 

 

Dentro de su producción como tallista, merecen mencionarse el paso del Cautivo de Dos Hermanas (1951); el retablo mayor de la parroquial del municipio onubense de Jabugo (1959-1960), reproducción del destruido en 1936, y los respiraderos del paso de misterio de la sevillana Cofradía de San Roque.

Por último, mencionar la faceta de restaurador de tallas religiosas que ejerció, como tantos imagineros de su época, Cerquera Becerra, fallecido en 1971. Al respecto, destacan las intervenciones practicadas a Nuestro Padre Jesús Nazareno del municipio sevillano de Olivares (1935) y al ayamontino Cristo de la Buena Muerte.

 

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