JULIA MARGARET CAMERON


 

 
 

El Susurro de la Musa (1865)

 

Julia Margaret Cameron (Julia Margaret Pattle de soltera) nace el 11 de junio de 1815 en Calcuta, entonces imperio británico. Perteneciente a una familia anglo-francesa, Cameron se educó principalmente en Francia. En 1836 se instala en Ciudad del Cabo, donde conoce a quien será su marido, Charles Hay Cameron. Fue entonces cuando conoce al pionero de la técnica cinematográfica y astrónomo John Frederick William Herschel, con quien tendrá de por vida una estrecha amistad y continua colaboración.

En 1850 Cameron se traslada a East Sheen, cerca de Londres. El pintor simbolista George Frederic Watts realiza su famoso retrato al óleo que hoy se conserva en la National Portrait Gallery de Londres. Unos años después es admitida como miembro de la Arundel Society, una influyente sociedad de amantes de las artes entre cuyos fundadores se cuenta el crítico más célebre de la época victoriana, John Ruskin.

En 1864, cuatro años después de que la familia Cameron se instalase en Freshwater (Isla de Wight), recibe de su hija Julia y de su yerno una cámara como regalo. Tan sólo un mes después, realizó su célebre retrato de Annie, hija del poeta William Benjamin Philpot, que vivían en la zona.

Desde entonces, Julia Margaret Cameron se volcó en la fotografía con energía y ambición; en sólo dos años había vendido y donado su trabajo al South Kensington Museum, donde fue por primera vez expuesto al público. En este periodo inicial fue extremadamente prolífica y definió los temas que articularían su trabajo y la mantendrían ocupada el resto de su carrera: Retratos, Madonnas y Fantasías.

 

 
 

La Reina Philippa intercediendo por los Burgueses de Calais (1872)

 

Los modelos de las primeras fotografías de Julia Margaret Cameron eran parientes y amigos, muchos de ellos eminentes figuras literarias de su círculo intelectual, entre los que se encontraban George Frederic Watts y Henry Cole, director fundador del South Kensington Museum y uno de los primeros defensores de la fotografía. Su nieto aparecía a menudo en el papel de Niño Jesús y su sirvienta, Mary Hillier, como Virgen María.

Cameron también se inspira para sus temas alegóricos y narrativos en la pintura y en la escultura renacentista y en la temática medieval. De hecho, en 1867 entra en contacto con la sociedad prerrafaelita, formada por pintores que buscan recuperar la pureza del arte tardomedieval y del primer renacimiento. De ahí que algunas de sus obras son interpretaciones fotográficas de Rafael o Miguel Ángel. Otras obras aspiraban de un modo más general a crear un efecto pictórico. Los críticos más severos le reprocharon usar un medio supuestamente fidedigno como la fotografía para representar temas imaginarios. Algunos sugirieron que en el mejor de los casos sus fotografías podían servir como estudios para los pintores. Sin embargo, el South Kensington Museum compró Madonnas y Fantasías, y las exhibió como fotografías por derecho propio.

En 1866, el mismo año que recibe una mención de honor en la Exposición Universal de París dentro de la categoría de fotografía artística, inicia una serie de primeros planos de bustos de gran tamaño. Con ellos hacía realidad su visión fotográfica, retratos menos precisos pero más penetrantes emocionalmente. También siguió haciendo retablos narrativos y alegóricos, de mayor tamaño y más atrevidos que los anteriores. Había empezado a utilizar una cámara de mayor tamaño que soportaba un negativo de cristal de 38 x 30,5 cm.

Cuando Julia Margaret Cameron fotografiaba a sus héroes intelectuales, como Alfred Tennyson, John Herschel o Henry Taylor, su objetivo era plasmar tanto la grandeza de su espíritu como las facciones de su rostro. Otro motivo era conseguir dinero con las copias de sus fotografías puesto que la situación financiera de su familia era precaria. El proyecto de Cameron más ambicioso comercialmente, aunque en última instancia poco rentable, fueron los dos volúmenes de fotografías que ilustran Los idilios del rey y Otros poemas de Alfred Tennyson.

En 1875 el matrimonio Cameron se traslada a Ceilán (actual Sri Lanka). Cuatro años después, Julia Margaret Cameron fallece el 26 de enero en su casa familiar de Ceilán. Para entonces había producido una cantidad aproximada de 900 imágenes. Su marido le sobrevivirá sólo un año más. En 1889 tiene lugar, en la Camera Gallery de Londres, su primera exposición póstuma. Un año después se publica Annals of My Glass House (Crónicas de mi invernadero), el texto autobiográfico que deja inconcluso a su muerte. A partir de entonces su obra se expone con regularidad en distintos centros de todo el mundo.

 

 
 

Madonna y Dos Niños (1864)

 

En la actualidad, valoradas por su halo de modernidad, las fotografías de Cameron fueron inicialmente rechazadas por algunos de sus contemporáneos debido al empleo de fórmulas poco ortodoxas como el raspado de los negativos, el empleo de varios negativos para crear una sola imagen o el ligero desenfoque deliberado.

Cameron buscó siempre la opinión de su mentor George Frederic Watts, aunque por insistencia de éste Cameron le enviaba copias imperfectas para que se las comentara y reservaba las copias más logradas para su venta. Cameron también pidió consejo a la Photographic Society de Londres y a Henry Cole para combatir la "cruel calamidad" de las grietas que habían echado a perder algunos de sus "más preciados negativos".

Cuando Julia Margaret Cameron empezó en la fotografía, ésta ya se había establecido como una profesión viable y los miembros de sociedades fotográficas amateur exponían e intercambiaban obras e ideas. Su carácter de forma artística era objeto de debate. Algunos la veían como un medio científico adecuado para plasmar similitudes y documentar el mundo, mientras que otros defendían su potencial expresivo y artístico.

La artista incorporó el uso del "flou", un cierto desenfoque intencionado que dota de un halo onírico a los rostros, para dar carácter poético a sus obras. Aunque, como ya sabemos, recibió las críticas de sus contemporáneos que no compartían sus técnicas poco convencionales, también fue alabada por la belleza de sus composiciones y por su concepción de la fotografía como forma artística.

Para la fotógrafa, uno de los nombres más importantes e innovadores de la fotografía del siglo XIX, primaba lo estético sobre lo técnico, le importaba más la expresión poética que plasmar la realidad. Defensora del papel de la fotografía como arte, aspiraba a ennoblecer la fotografía, a darle el tenor y los usos propios de las Bellas Artes, combinando lo real y lo ideal, sin que la devoción por la poesía y la belleza sacrifique en nada la verdad.

 

 
 

El Paso de Arturo (1874)

 

La ambiciosa retrospectiva Julia Margaret Cameron, organizada en la Sala Bárbara de Braganza de la Fundación MAPFRE (Bárbara de Braganza 13, Madrid) con la colaboración del Victoria & Albert Museum de Londres, está formada por más de 100 fotografías que nos permitirán adentrarnos en la innovadora mirada de esta artista poco convencional del siglo XIX. Horarios: lunes, de 14:00 a 20:00 horas; de martes a sábado, de 10:00 a 20:00 horas; domingos y días festivos, de 11:00 a 19:00 horas.

 

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