GUSTAVE CAILLEBOTTE
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El bulevar visto desde arriba 1880 |
Durante mucho tiempo, el original y poco conocido artista Gustave Caillebotte (París, 1848 - Petit Gennevilliers, 1894) ha sido reconocido fundamentalmente por su papel de mecenas e impulsor del movimiento impresionista. Organizó exposiciones y coleccionó un gran número de obras de pintores como Pisarro, Degas, Renoir, Sisley, Cézanne y Monet, que legaría al estado francés tras su muerte en el año 1894. Desde hace unas décadas se ha sumado a este reconocimiento la importancia de su labor creativa, siendo considerado actualmente como uno de los miembros destacados del grupo impresionista. Caillebotte nace en el seno de una familia acomodada que le permite recibir una educación privilegiada. Ya elaboraba algunos estudios artísticos cuando en 1872 comenzó a frecuentar el taller de Leon Bonnat. Ese mismo año hace el preceptivo viaje a Italia y en 1873 supera la prueba de acceso para la escuela de Bellas Artes. A pesar de recibir una formación fundamentada en los valores clásicos tradicionales, el pintor mostró un mayor interés por aquello que rompía con lo establecido. Sus primeras obras muestran una mirada original sobre la naturaleza y la ciudad moderna. El tema cede su protagonismo a una composición arriesgada, dominada por un alto punto de vista y perspectivas oblicuas que crean un efecto de tensión. En el año 1875, después de que el jurado del Salón rechazara el primer lienzo que presentaba de manera oficial, titulado Los acuchilladores, Caillebotte se unió al bando de los pintores independientes. Un año después volvería a mostrar esta obra junto a cinco cuadros de temática urbana en la segunda exposición impresionista. A partir de ese momento, el artista dio un paso más en el impulso del movimiento a través de la compra y la colección de obras de sus compañeros. |
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Ropa blanca secándose, Petit Gennevilliers 1888 |
Entre 1852 y 1870 París vivió una importante remodelación urbanística de mano de Napoleón III y el barón Haussmann: un universo mineral, que contribuyó a la creación de una nueva ciudad más limpia, abierta y accesible, y que la convirtió en la capital europea de la modernidad. Caillebotte vivió en uno de estos nuevos barrios, experimentando de cerca esta transformación y plasmándola en su pintura. A diferencia de otros artistas contemporáneos, dejó de lado los característicos temas modernos, como las estaciones de tren, los cafés y los abarrotados centros de ocio parisienses, para dirigir su mirada a los verdaderos protagonistas de la nueva ciudad, sus habitantes, a quienes observa y describe a la perfección con interés por reflejar las diferentes clases sociales que poblaban la capital. Su paleta es ahora tan gris como el aspecto del nuevo París, reconstruido con materiales oscuros y apagados. El pintor usa la perspectiva alejada, que acentúa esa sensación de soledad y frialdad que caracterizaba a la edad moderna. Durante años Caillebotte pasó sus veranos en la residencia familiar de Yerres, una casa de estilo neoclásico rodeada de un extenso jardín de tipo inglés que representaría en múltiples ocasiones. Fue en este escenario donde el artista descubre la pintura al aire libre y experimenta el poder de la naturaleza, la intensidad de sus olores y sus aromas, e inicia una profunda dedicación a la pintura de jardines. Sus obras representan los largos caminos del jardín de la casa, la estructura ordenada y bien cuidada del huerto, los diversos efectos de la luz sobre los estanques o las cálidas y pacíficas puestas de sol en el horizonte. De igual manera, observa el trabajo del campo y el entorno natural que baña el río Yerres, en el que se practicaban deportes náuticos muy de moda en aquella década, como el remo. Su afición por este deporte le llevó a representar escenas de remeros desde un punto de vista muy personal, cuyo énfasis recae sobre el ejercicio físico y la sensación de movimiento. Estas obras muestran una paleta más colorista y composiciones arriesgadas, en las que la presencia humana cobra gran protagonismo. |
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Los girasoles, jardín de Petit Gennevilliers 1885 |
Tras la venta de la finca familiar en 1881, Caillebotte adquirió junto a su hermano una propiedad en Petit Gennevilliers, en la ribera del Sena, donde continuó cultivando la pintura de jardines con auténtica pasión. Nada más instalarse en su nueva residencia, se hace construir un jardín y un huerto a los que dedicaría gran parte de su tiempo y que se convertirían en dos de sus principales fuentes de inspiración. Su proximidad al Círculo de la Vela de París determina su afición por la navegación. Comenzó a diseñar veleros, con los que ganó numerosas regatas, y a estudiar las embarcaciones que navegaban el Sena. De manera progresiva, las vistas urbanas de París van dejando paso a los paisajes de Argenteuil, Colombes y Gennevilliers, que acercan a Caillebotte a la técnica impresionista. Sin embargo, obras como Ropa blanca secándose, Petit Gennevilliers (1888) indican su habitual uso de las perspectivas marcadas, la tensión dinámica y los altos puntos de vista. Igualmente en El Sena y el Puente del ferrocarril de Argenteuil (1885) la figura humana desaparece quedando solamente su presencia en la huella que deja sobre el paisaje. En los meses de verano Caillebotte viaja a la región francesa de Normandía, donde el mar y los nuevos paisajes le inspiraron para crear pinturas con una pincelada más suelta y una técnica más libre totalmente impresionista. Allí Caillebotte se reencontró con Monet que poseía también un fantástico jardín en Giverny con quién intercambió diferentes impresiones y consejos sobre horticultura y jardinería. |
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Remero con sombrero de copa 1878 |
En el año 1888, tras comprarle a su hermano su parte de la finca de Gennevilliers, Caillebotte se instala allí definitivamente junto a su compañera Charlotte Berthier y comienza a ampliarla poco a poco con parcelas adyacentes, hasta conseguir una amplia extensión que modificó según sus gustos y necesidades. De todos los cambios que Caillebotte llevó a cabo los más importantes fueron la creación del huerto, el jardín y la construcción de su estudio y de un invernadero con calefacción. Éste conjunto se convertiría de ahora en adelante en su principal centro de operaciones. Caillebotte invirtió mucho tiempo y dedicación en el estudio de la horticultura y al diseño y cuidado del jardín lo cual quedó reflejado en sus pinturas. Seguía un trazado rectilíneo que cada uno dedicado al cultivo de un árbol o flor determinados, incorporaba los más modernos avances en jardinería. Durante los últimos años de su vida en Gennevilliers, Caillebotte se dedicó a pintar aquello que más le cautivaba: las flores, el jardín y la navegación. Se inspira en las plantas que cultiva para crear ambiciosas composiciones destinadas a decorar el interior de su hogar, concebido a partir de ahora como una prolongación del espacio natural. Sorprende la intimidad y la personalidad que confiere a sus pinturas, así como el uso de los primeros planos y la intensidad del color de sus flores, como vemos en algunas obras como Orquídeas (1893). |
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Orquídeas 1893 |
Exposición Caillebotte, pintor y jardinero hasta el 30 de octubre de 2016 en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid (Paseo del Prado, 8). Con la colaboración del Musée des Impresionnismes Giverny -que alberga actualmente la muestra Sorolla, un pintor español en París, la cual podrá visitarse en el Museo Sorolla de Madrid del 16 de noviembre de 2016 al 15 de marzo del próximo año 2017-, este evento aborda la evolución temática y estilística del pintor francés desde sus inicios en el París moderno de Haussmann, hasta su
pintura de jardines que ocupará una parte muy importante de su producción artística.
Comisariada por Marina Ferretti, directora de Exposiciones e Investigación del Musée des Impressionnismes Giverny, esta exposición del Thyssen presenta un total de 65 obras procedentes de colecciones privadas y museos internacionales. |
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