ALVAR AALTO
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Palacio de Conciertos y Congresos de Finlandia, Helsinki Alvar Aalto |
El crítico arquitectónico Sigfried Giedion lo llamaba "el Mago del Norte". Alvar Aalto es el arquitecto finlandés más conocido de su generación, y uno de los principales defensores de un movimiento moderno humanizado. Sus edificios, como el Sanatorio de Paimio para enfermos tuberculosos (1933) o la Villa Mairea (1939), plasman una magistral interacción de volúmenes, formas y materiales orgánicos. Su Silla Paimio (1931-1932) y su Taburete 60 (1933) fueron hitos del desarrollo del mobiliario moderno, y su emblemático jarrón Savoy (1936) se ha convertido en el símbolo del diseño finlandés. Aunque las exposiciones y publicaciones precedentes a la celebrada en 2015 han considerado el lenguaje arquitectónico orgánico de Aalto como una derivación directa de la naturaleza y el paisaje finlandeses, la exposición de CaixaForum Barcelona muestra cómo la afinidad de Aalto con la forma orgánica surgió por mediación de un estrecho diálogo con muchos artistas de su época, como László Moholy-Nagy, Jean Arp, Alexander Calder y Fernand Léger. Aalto, nacido el año 1898 en Kuortane, fue el arquitecto finlandés más importante de su generación, y un gran exponente de una modernidad orientada hacia el humanismo. Como hemos señalado antes, sus edificios, como la Biblioteca de Viipuri (Víborg), encarnan la combinación magistral y orgánica de volumen, materiales y luz. Con sus sillas de madera laminada, se convirtió en uno de los diseñadores más célebres del siglo XX. Y su jarrón Savoy pasa por ser el epítome del diseño orgánico finlandés. A lo largo de cincuenta años, Aalto planificó en torno a 500 edificios y proyectos, la mayoría de ellos en Finlandia, aunque también casi 100 en otros dieciocho países. Entre sus proyectos se cuentan edificios oficiales destinados a usos culturales, casas privadas, pabellones de exposición, y también instalaciones industriales, edificios de oficinas, adosados y casas prefabricadas. Muchos de sus edificios son Gesamtkunstwerke, u "obras de arte totales", para las cuales diseñó mobiliario, lámparas, tejidos e incluso materiales de construcción. El cosmopolita Aalto, que sentía pasión por el cine, la fotografía y el teatro, citaba a Fernand Léger al decir que se consideraba un "director de orquesta" que dirigía todas las artes para sintetizar un todo armonioso y sinfónico. Creó espacios domésticos que parecen cálidos y orgánicos, caracterizados por una combinación magistral de volúmenes y materiales de construcción, y una coreografía de luz natural y eléctrica. Ese planteamiento se hace evidente en proyectos como la temprana Biblioteca de Viipuri (1927-1935), pero también en edificios a gran escala como el Centro Cultural de Wolfsburg (1958-1962). En 1935, con el objetivo de producir y promover sus propios diseños de mobiliario, fundó, junto con su esposa Aino y dos colaboradores, Artek, concebida como una empresa de mobiliario internacional y, al mismo tiempo, como galería. Enseguida, Artek se convirtió en un lugar prestigioso para la cultura vanguardista moderna, que desplegó "actividades de alcance mundial", en palabras de Aalto. |
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Butaca Paimo 41 Alvar Aalto |
La expansión de Artek fue un reflejo de la amplia red internacional del finlandés, red que le garantizó influencia en debates sociales y políticos, y lo llevó a lograr encargos en países como Italia, Suiza, Francia, Alemania y Estados Unidos en la posguerra. Estos contactos e intercambios de Aalto con numerosas figuras de la vanguardia internacional desempeñaron un importante papel de intermediación en su traducción de las formas naturales a la arquitectura y diseño. El arquitecto sentía gran interés por el potencial de expresión simbólica de las formas tomadas de la naturaleza. Para él, la naturaleza ilustraba y legitimaba estratégicamente una actitud creativa determinada, así como una perspectiva humanista que se esforzaba por preservar la individualidad en una sociedad de masas mecanizada, tecnificada y condicionada por restricciones económicas. Aalto concebía y diseñaba proyectos pensando en las personas como elemento central, lo cual, para él, implicaba que había que tener en cuenta nuestra forma de percibir el entorno. En sus proyectos, la vista y el oído, sutilmente orientados mediante la coreografía de espacios y luces, desempeñaban un papel importante, pero también era relevante el tacto de los materiales y las "superficies de uso". Para sus habitantes o usuarios, las construcciones de Aalto se convertían, así, en una especie de segunda naturaleza. Aalto creó proyectos tan variados como sistemas de viviendas estandarizados y prefabricados en Finlandia o un edificio de pisos en la instalación Interbau, en el barrio berlinés de Hansa, para la Exposición Internacional de Arquitectura del año 1957. Su prolífica carrera abarca desde principios de los años 20 hasta los años 70, y engloba más de 400 edificios y docenas de muebles, objetos de cristal y lámparas, y culminó con encargos a gran escala, como el Palacio de Congresos y Conciertos Finlandia en Helsinki (1975), finalizado apenas un año antes de su muerte, y la Ópera de Essen, que se terminó póstumamente en 1988. En 1924, Aalto y su esposa Aino viajaron por primera vez a Italia. Aquel país y su historia cultural serían una referencia esencial y constante para el arquitecto a lo largo de toda su carrera. En los años 50, Aalto escribió que su alma estaría por siempre en camino rumbo a Italia, y que quizás esa fuese precisamente una conditio "sine qua non" de su trabajo. Los primeros indicios de la inspiración que Aalto encontró en la arquitectura del Renacimiento italiano son evidentes en los numerosos edificios sacros que proyectó en los años 20. En este terreno, Aalto realizó tareas de remodelación de interiores y renovación exterior, así como también concursos (Capilla Funeraria en Jyväskylä, 1925-1930 o Iglesia de Jämsä, 1925) y nuevas edificaciones (Iglesia de Muurame, 1926). Para la remodelación del interior de la iglesia en Toivakka (1923), Aalto diseñó candelabros colgantes y de pie de estilizadas formas vegetales. En los artículos que publicó en diversas revistas, el arquitecto alababa a menudo las cualidades espaciales de las iglesias históricas finlandesas y su lograda síntesis entre la tradición constructiva regional y las influencias internacionales. La intensa dedicación de Finlandia a la construcción de iglesias en los años 20 y 30 del pasado siglo XX, tras la liberación de la tutela rusa y la fundación de una nación independiente en el año 1917, puede explicarse por su búsqueda de identidad nacional y por su voluntad de reforzar sus propios vínculos con la cultura occidental. El finlandés realizó dos viajes en 1951 a España para pronunciar conferencias en Barcelona y Madrid. Conoció la obra de Gaudí y visitó El Escorial, símbolo de la arquitectura oficial. Regresó en noviembre y emprendió una ruta por Andalucía y el norte de Marruecos. En Granada, visitó la Alhambra ("un estímulo arquitectónico"). El contacto de Aalto con los jóvenes arquitectos del país fue trascendental para la fundación del Grupo R, en Barcelona, en agosto de 1951, así como para la redacción del Manifiesto de la Alhambra, en Madrid, en 1953, que recuperaba el espíritu del Movimiento Moderno en España para proyectarlo hacia el futuro. En los comienzos de su carrera, Aalto se interesó mucho por los medios de comunicación contemporáneos y por los fenómenos vinculados a la cultura urbana internacional. "¿Cuál es la escala de valores del hombre moderno?", se preguntaba en un artículo publicado en 1927. "Su retina es asediada por imágenes (fotografías, información impresa, publicidad urbana, cine) de la mañana a la noche." Las películas, la fotografía, el teatro y el cine constituyeron importantes influencias para la arquitectura multisensorial de Aalto, que no se reducía a cubrir las necesidades prácticas o funcionales, sino que también tenía en cuenta las cualidades psicológicas y fisiológicas de la experiencia espacial. Fundamental para esta perspectiva resultó su amistad László Moholy-Nagy, que experimentaba con la luz y el material como instrumentos para la creación. |
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Lámpara A331 (Colmena) Alvar Aalto |
Para la exposición conmemorativa del séptimo centenario de la ciudad de Turku (1929), Aalto cubrió las superficies de los pabellones de la feria con llamativos gráficos publicitarios de colores vivos, que anticipaban la estética publicitaria de la Exposición de Estocolmo (1930). De forma semejante, para el edificio destinado a albergar la redacción del periódico Turun Sanomat (1928-1930), Aalto diseñó una fachada "mediática" en la que pudiera proyectarse la primera página de la edición diaria. En su proyecto para un "cine estándar" en Turku (1928), que no llegó a construirse, se concentró en la relación entre el ser humano, la luz y el espacio. A mediados de los años 30, fue uno de los fundadores del primer cineclub finlandés. Para Aalto, que durante una época de su vida se dedicó también a la pintura, las raíces comunes de la arquitectura y el arte estaban profundamente hundidas en el inconsciente. De ahí que le interesase en particular el carácter simbólico del arte abstracto. Otro de los elementos comunes entre ambas disciplinas era, para él, la manipulación de los materiales, que constituye el punto de partida de cualquier proceso creativo. Los cuadros del pintor paisajista Pekka Halonen, con sus representaciones del devenir de las estaciones del año y la gran influencia que estas ejercen en la vida cotidiana, causaron en Aalto una profunda admiración. Con la obra de Jean Arp entró en contacto posiblemente a través de su estrecha amistad con el matrimonio Giedion. Sus relieves y sus estudios de materiales denotan una llamativa similitud con los relieves orgánicos de Arp, y en referencia a allos Carola Giedion-Welcker hablaba de un mundo de símbolos primordiales recurrentes. El arte cinético de Alexander Calder encarna la interacción de volumen, movimiento y luz, y precisamente gracias al movimiento consigue dar visibilidad al aire, un factor fundamental en la definición del espacio que, de otro modo, resulta imposible de ver. En los años 30, Fernand Léger participó junto a Aalto en los debates sobre la síntesis de las artes, defendiendo la activación de las paredes mediante el color y el arte. A Aalto le gustaba citar la aguda observación de Léger según la cual el arquitecto sería el "director de orquesta" que coordina todas las artes a fin de extraer de ellas una totalidad armónica, sinfónica. En los años 30, la industria vidriera finlandesa convocó varios concursos para la creación de nuevos productos domésticos de vidrio. Entre las motivaciones para estos concursos se contaban el número creciente de unidades familiares, el final de la época de la ley seca (1919-1932) y la demanda en aumento de productos sencillos y económicos hechos de vidrio. En el año 1932, Aino Aalto ganó un concurso del fabricante Karhula-Iittala con su diseño Bölgeblick, un nombre que hace referencia a las ondulaciones del agua. Y, de hecho, una llamativa silueta ondulada distingue la primera serie de jarrones, platos y cuencos de esta colección, que fueron fabricados en un vidrio prensado de coste relativamente bajo. En preparación para la Exposición Universal de 1937, que tendría lugar en París, en 1936 la empresa Karula-Iittala convocó un concurso para el diseño de objetos de vidrio. Entre los miembros del jurado estaba Gregor Paulsson, muy amigo de los Aalto. El arquitecto resultó ganador con los bocetos de cinco modelos de jarrón distintos que había presentado con el título de "Eskimoerindens Skinnbuxa" ["Pantalón de Cuero de una Mujer Esquimal"]. Los jarrones se exhibieron con gran éxito en París, en el Pabellón Finlandés, también diseñado por Aalto. Uno de los modelos de la serie llegaría a alcanzar aún más notoriedad: el jarrón que Aalto diseñó posteriormente para el restaurante Savoy de Helsinki, también conocido como jarrón Savoy. Con sus formas orgánicas, este jarrón de Aalto es considerado en la actualidad un ejemplo emblemático del diseño finlandés. Para los arquitectos más relevantes de la generación de Aalto, la tensión entre masa e individuo era uno de los desafíos más importantes a los que debían responder la arquitectura y el diseño industrial. En reacción a esta tensión, Aalto elaboró el principio de la estandarización flexible, para cuya formulación se había inspirado en la naturaleza. Las flores de los frutales ejemplificaban, para él, este principio: cada una de ellas es única y distinta de las demás, aunque todas comparten los mismos componentes. De modo semejante, muchos de los diseños de mobiliario de Aalto estaban hechos con piezas estándar y, por ello, resultaban económicos de fabricar, y podían combinarse de diferentes formas a fin de ofrecer al usuario una gama de modelos tan amplia como fuese posible. Uno de los elementos centrales de estos muebles era la pata en forma de L, que puede montarse en taburetes y sillas, pero también en mesas. Aalto la consideraba la "hermana pequeña" de la columna arquitectónica, puesto que los elementos que vinculan las superficies horizontales con las verticales constituyen un elemento característico tanto del mobiliario como de la arquitectura. A consecuencia de las masivas destrucciones que tuvieron lugar durante la Segunda Guerra Mundial, en los años 40, Aalto se esforzó por lograr la estandarización arquitectónica en la industria de la construcción finlandesa. Basándose en el principio de la estandarización flexible, y promoviendo valores humanistas para la reconstrucción y las urbanizaciones residenciales de la posguerra, Aalto diseñó innumerables modelos de casas prefabricadas. Estas casas, desarrolladas en colaboración con la industria maderera finlandesa, partían de un diseño modular que evocaba las construcciones de madera típicas de Carelia, y que podía ampliarse con facilidad. Un aspecto invariablemente célebre de los edificios de Aalto es la lograda combinación de luz diurna y luz eléctrica. Aalto solía usar lámparas para reforzar la luz natural, montándolas, por ejemplo, sobre las claraboyas o bien en su interior. La calidad de la luz en relación con el espacio o con el observador era, para el arquitecto, una cuestión de la mayor relevancia. En este sentido, el diseñador de iluminación danés Poul Henningsen ejerció una influencia significativa en su trabajo. El credo de Henningsen era el siguiente: la fuente de luz no debe ser visible directamente, y las lámparas deben dispersar la luz por todo el espacio sin brillos, mediante reflejos. Muchas de las lámparas de Aalto fueron creadas para edificios concretos, y posteriormente pasaron a producirse en serie. Al principio las fabricaban Paavo Tynell y su empresa Taito Oy, con sede en Helsinki; a partir de los años 50, sin embargo, Aalto las desarrolló en colaboración con el electricista Viljo Hirvonen, que también se encargó de fabricarlas. En el año 1952 Artek incluyó en su catálogo los primeros elementos de iluminación diseñados por Aalto. |
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Biblioteca de Viipuri (Víborg), Carelia (actualmente Rusia) Alvar Aalto |
Para muchos de sus edificios, Aalto diseñó también el mobiliario y la iluminación. Al principio se trataba de muebles fabricados de forma individual, pero ya a finales de los 20, Alvar y Aino Aalto empezaron a diseñar piezas destinadas a la producción en serie. A partir de 1929, los muebles de Aalto fueron fabricados por el industrial Otto Korhonen, y ya en los primeros 30 se dan las primeras licencias de fabricación internacionales: Stylclari en Francia, Wohnbedarf AG en Suiza, Metz en los Países Bajos y Finmar en Inglaterra. A fin de controlar la distribución internacional, en 1935 los Aalto, junto al historiador del arte Nils Gustav Hahl y la coleccionista de arte Maire Gullichsen, fundaron la empresa Artek. Aino Aalto asumió la dirección de esta empresa, cuyo nombre expresaba su objetivo: la combinación de arte y técnica para conseguir objetos cotidianos fabricados de forma industrial, pero cargados de valor artístico. Padre espiritual de esta idea fue el historiador del arte sueco Gregor Paulsson, muy amigo de Aalto, que en el año 1919 había publicado su manifiesto Los Objetos Cotidianos más Hermosos. Artek se había propuesto el objetivo explícito de alcanzar mundial aktivitet, es decir, una actividad global. Ello incluía presentaciones de mobiliario de Aalto fuera de Finlandia, pero también exposiciones de arte internacional en la Galería Artek de Helsinki. La buena acogida del mobiliario patentado por Aalto en las exposiciones internacionales, además de su éxito en general, contribuyó mucho a consolidar el renombre que llegaron a tener estos diseños. Aalto escribió en 1955: "El equilibrio de nuestro entorno -entre las ciudades, los pueblos, las arterias viales, la naturaleza y todos los demás elementos naturales que constituyen el escenario en el que transcurren nuestras vidas- es una verdadera expresión de la cultura." De acuerdo con este principio, en un país como Finlandia, de carácter más bien rural, Aalto abogó a lo largo de su carrera por el desarrollo de centros neurálgicos locales que contribuyesen a evitar la centralización y la migración a las ciudades. Entre los encargos más importantes que recibió en este sentido se cuentan los proyectos que realizó para la industria maderera finlandesa, para la cual construyó fábricas y áreas residenciales (Sunila, 1935-1939), además de diseñar edificios destinados a usos culturales y administrativos (Ayuntamiento de Säynätsalo, 1949- 1952). En los años 50, el estudio de los Aalto en el Barrio de Munkkiniemi, en Helsinki, se convirtió en una oficina de arquitectura activa a nivel internacional, que progresivamente fue recibiendo cada vez más encargos en el extranjero. Gracias a ello, el arquitecto pudo retomar los intensivos contactos que ya había establecido antes de la guerra, y construyó edificios en Estados Unidos, Francia, Suiza e Italia. Alemania, que tras la guerra se vio abocada a reinventarse como república federal y democrática, fue el país extranjero en el que Aalto, con su perspectiva humanista de la arquitectura, llegaría a realizar su mayor número de proyectos. Por desgracia, otros proyectos en Oriente Medio, entre ellos museos de arte en Irak y en Irán, no llegarían a realizarse. Al mismo tiempo que la envergadura y la variedad de los encargos que Aalto recibía no dejaban de crecer, el arquitecto continuó dedicándose con intensidad a todos los aspectos de la construcción: desde el desarrollo de materiales, en estrecha colaboración con la industria de la construcción finlandesa, pasando por la realización de los detalles más pequeños, el mobiliario y la iluminación, hasta la disposición sinfónica de grandes espacios, a la cual Aalto incorporaba con frecuencia la planificación urbana. Dependiendo del proyecto, en sus diseños integraba ecos de la cultura vernácula o motivos de la historia y la memoria arquitectónica universal, o bien creaba una síntesis entre ambas fuentes de inspiración. En 1966 se le encarga la planificación de un nuevo barrio de la ciudad de Pavia, en Italia, destinado a acoger 11.000 habitantes. Este proyecto no llegará a realizarse. Diez años después, el 11 de mayo, Alvar Aalto fallece en Helsinki. Su viuda, Elissa Aalto, continuaría dirigiendo el estudio hasta su fallecimiento, acaecido en el año 1994. Dona el legado de planos y dibujos de su esposo a la Fundación Alvar Aalto. |
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Museo de Arte de Shiraz, Irán (no realizado) Alvar Aalto, 1969-1970 |
La Obra
Social "la Caixa" presenta en Caixaforum Barcelona hasta el 23 de agosto de 2015, junto al Vitra Design Museum (Weil am Rhein,
Alemania) y el Museo Alvar Aalto (Jyväskylä, Finlandia), la exposición Alvar
Aalto 1898-1976. Arquitectura Orgánica, Arte y Diseño, una gran retrospectiva
de este legendario arquitecto que incorpora un análisis contemporáneo en el
que la afinidad de Aalto con la forma orgánica se relaciona con el estrecho
diálogo que tuvo con artistas de su época, como László Moholy-Nagy, Jean
Arp, Alexander Calder o Fernand Léger. Son, en total, 350 piezas, entre
maquetas, muebles, lámparas, dibujos originales, fotografías históricas e
imágenes nuevas a cargo de Armin Linke. Para su paso por España, la
muestra incorpora un nuevo ámbito en el que se detallan las visitas del
arquitecto a nuestro país en 1951.
Dirección y horario: Avinguda de Francesc Ferrer i Guàrdia, nº 6-8. Lunes a domingo y días festivos, de
10:00 a 20:00 horas. |
www.lahornacina.com