TRICENTENARIO DE IGNACIO VERGARA I (X)
RELIEVE DE SAN ANTÓN

Santiago Rodríguez López


 

 

En la Valencia del segundo tercio del siglo XVIII, al igual que sucediese con las cercanas iglesias de los Santos Juanes, San Andrés o Santa Catalina, se emprendería una ambiciosa renovación interior del antiguo templo parroquial consagrado a dos santos: San Martín y San Antonio Abad. Pese a que las actuaciones en la fábrica tardogótica del templo se venían sucediendo desde la inclusión de la gran cabecera renacentista, el aspecto actual del edificio se debe en gran medida a una serie de reformas que culminan a finales de la década de 1750, y en las que la familia Vergara desempeñaría un papel fundamental.

Hacia el año 1739 se inicia la reconstrucción de las portadas exteriores, atribuyéndose la traza de la portada principal a Francisco Vergara el mayor, padre de José e Ignacio Vergara, a quien el historiador Joaquín Bérchez Gómez asignaría el programa decorativo que se venía desarrollando en el interior.

En el año 1751 el cantero Tomás Miner percibía el último de los pagos que la parroquia de San Martín le debía por las portadas norte y sur, con acceso a los laterales del templo, cuyo diseño se ha admitido como obra del propio Ignacio Vergara. En la documentación referida a la transacción se conceden "diez y ocho libras por el arranque y la conducción de la piedra del medallón", dato que sirvió a Buchón Cuevas para ajustar la fecha en la que debió ejecutarse el relieve de San Antón que preside la portada sur.

Ya Orellana imputaba la autoría del medallón pétreo a Ignacio Vergara, en cuyo inventario de bienes aparecen citados "dos bajorrelieves ovalados de barro con historias de San Antonio Abad", uno de los cuales pudiera corresponder con el fragmento conservado en el Museo de Bellas Artes de Valencia. De este boceto únicamente ha sobrevivido la parte superior, fiel en todo detalle a la composición de la obra definitiva en piedra.

La escena alude a una visión celestial del santo eremita, que interrumpe la meditación ante el crucifijo y la calavera para contemplar extasiado la irrupción de una gloria de querubines y serafines en torno a la Tau o cruz de San Antón. El fondo del relieve queda configurado por una serie de rocas, sobre las que el santo aparece semigenuflexo, y una palmera datilera que evoca el paisaje montañoso propio de la ribera oriental del Nilo, donde vivió como eremita una vez libre de todos sus bienes materiales. Atributos típicos del santo egipcio, como la campana en el suelo o el pequeño cerdo que asoma a la izquierda, completan la composición.

 

BIBLIOGRAFÍA

BÉRCHEZ GÓMEZ, Joaquín y JARQUE, Francesc. Arquitectura Barroca Valenciana, Publicaciones de la Obra Social y Cultural Bancaixa, Valencia, 1993, p. 112.

BUCHÓN CUEVAS, Ana María. Ignacio Vergara y la Escultura de su Tiempo en Valencia, Secretaría Autonómica de Cultura y Política Lingüística de la Generalitat Valenciana, 2006, pp. 252-254 y 304.

ORELLANA Y MOCHOLÍ, Marco Antonio de. Biografía Pictórica Valentina o Vida de los Pintores, Arquitectos, Escultores y Grabadores Valencianos, (Ms. Ca1800), Valencia, ed. de 1967, p. 422 y 600.

PINGARRÓN-ESAÍN SECO, Fernando. La Iglesia Parroquial de San Martín Obispo y San Antonio Abad de Valencia en el catálogo de "La Gloria del Barroco", exposición organizada por la Fundación "La Luz de las Imágenes" ("La Llum de les Imatges"), Generalitat Valenciana, 2009, p. 337-341.

 

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