TRICENTENARIO DE IGNACIO VERGARA (VIII)
SAN BRUNO

Santiago Rodríguez López


 

 

En el lado de la epístola de la Capilla de Nuestra Señora de la Sapiencia, en la sede histórica de la Universidad de Valencia (UV), se conserva una monumental escultura escultura de San Bruno de tamaño natural que se cuenta entre las obras más conocidas de Ignacio Vergara.

Fue labrada en piedra caliza para ocupar la hornacina que se situaba en la fachada de la Casa de la Procura que los cartujos de Vall de Crist tenían en la valenciana Calle de Serranos, desconociéndose la fecha de su ejecución. Suprimidas las órdenes religiosas, el inmueble sería adquirido por el rector de la UV, José Pizcueta Donday, quien en 1837 decide donar la talla a la capilla universitaria, donde ha permanecido desde entonces.

Constituye una feliz representación mística del santo, iniciador de la corriente de vida monástica que con el tiempo daría lugar a la orden de los cartujos, en la que participan dos que serían fundamentales en su propia regla. Por un lado la entrega a la meditación, visible en la absorta mirada fija sobre el crucifijo, que sujeta con ambas manos en una reiterativa posición muy frecuente en otras obras documentadas de su producción. A los pies del santo se encuentra una esfera de gran tamaño, que pisa con la pierna izquierda en forzado contraposto, aludiendo a la renuncia del mundo terrenal que implicaba el abrazo de la sencilla vida monástica.

El ampuloso plegado del hábito da lugar a amplias superficies facetadas que quiebran en suaves y redondeadas aristas, cuya direccionalidad acentúa la marcada contraposición de extremidades superiores e inferiores. Compositivamente participa de los presupuestos ya empleados en otras esculturas del autor, especialmente con el San José conservado en el Colegio Pio XII de Valencia.

Del temprano elogio que despertó la escultura dan cuenta las actas de la Real Academia de San Carlos, publicadas en 1781, en las que se la equiparaba en calidad a la celebrada versión del Santo que ejecutase Manuel Pereira para la Cartuja del Paular, posteriormente trasladada a la Academia de San Fernando.

Al testimonio y valoración que de esta obra de Ignacio Vergara se hizo de forma casi contemporánea a su hechura hemos de unir la existencia de un boceto en barro conservado en el Museo de la ciudad, cuya cuadrícula a lápiz nos indica que se trata del prototipo que sirvió para la ejecución de la obra definitiva, corroborando la indocumentada paternidad de la pieza como obra de Vergara.

 

BIBLIOGRAFÍA

BUCHÓN CUEVAS, Ana María. Ignacio Vergara y la Escultura de su Tiempo en Valencia, Servicio de Publicaciones de la Generalitat Valenciana, 2006, p. 296.

IGUAL ÚBEDA, Antonio. "Un gran escultor del siglo XVIII. Ignacio Vergara Gimeno", en Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Año XXXVII, Tercer trimestre, Madrid, 1929, p. 172-174.

MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José. Escultura Barroca en España. 1600-1770, Cátedra, 1991, p. 514.

 

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