TINTORETTO 500
ESCENAS MITOLÓGICAS

Con información de Jesús Abades


 

 
 
Minerva aleja a Marte para proteger de la Guerra a la Paz y la Abundancia

 

Las cuatro pinturas "Mercurio y las Tres Gracias", "La fragua de Vulcano", "Minerva aleja a Marte para proteger de la Guerra a la Paz y la Abundancia" y "Baco, Ariadna y Venus", ejecutadas por Tintoretto alrededor de 1577 como una alegoría de la concordia, fueron en principio destinadas al Atrio Quadrato del Palacio Ducal de Venecia para acompañar el lienzo del techo "El dux Girolamo Priuli presentado por San Jerónimo a las personificaciones de la Paz y la Justicia", analizado en una anterior entrega sobre el tema de San Jerónimo. Sin embargo, como apuntamos en dicho capítulo, esos cuatro lienzos fueron trasladados a la Sala dell'Anticollegio, donde su significado alegórico era legible para los que esperaban audiencia con el dux y sus consejeros.

Los temas de las cuatro obras se describen explícitamente en un documento de fecha 10 de noviembre de 1578 que registra la evaluación de las pinturas por Paolo Veronese y Palma el Joven, quienes las denominan "Las Tres Gracias", "Vulcano y los cíclopes en la Forja", "Pallas [Atenea/Minerva] que abraza la Paz y la Concordia y expulsa a Marte" y "El matrimonio de Ariadna y Baco en presencia de Venus".

Cada una de las pinturas presenta un grupo de figuras unidas por un esfuerzo en común, y todas aluden al concepto de unión. En realidad supone una apropiación de varios asuntos mitológicos para hacer propaganda de las virtudes de la República de Venecia durante el gobierno del dux Girolamo Priuli.

Junto a la unidad también aparecen reflejadas en ellas otras virtudes republicanas: Minerva simboliza la sabiduría y el triunfo de la república frente a la expansión de turcos y alemanes, Vulcano y sus cíclopes hacen referencia a la férrea unidad de los senadores venecianos en la admistración de la república, las armas que forjan aluden a los militares de Venecia y al temor que inspiran a sus enemigos, las Gracias simbolizan los cargos de la república a cargo de los nobles patricios, sus flores aluden al amor perpetuo, Mercurio a la razón, y finalmente, Ariadna, descubierta por Baco a la orilla del mar y coronada con estrellas por Venus, representa a la propia ciudad de Venecia, nacida al lado de las aguas del Mediterráneo y tocada por una gracia sobrenatural.

 

 
 
Baco, Ariadna y Venus

 

Otra obra de madurez del artista, pintada en 1580, es "Santa Justina y los tesoreros", realizada originalmente para el Palacio de los Camarlengos en Venecia, sede de los superintendentes de las actividades económicas de la República, una especie de cajeros del estado con funciones de recaudación y redistribución de ingresos. Debido a ello, el piso inferior del palacio se usó como cárcel para los insolventes. La ubicación cerca del concurrido puente de Rialto servía como una advertencia para que los transeúntes tuvieran sus cuentas al día.

La obra "Santa Justina y los tesoreros", hoy en el Museo Cívico Correr de Venecia, hacía originalmente pareja con otra de Tintoretto, "San Marcos y los chambelanes del Estado", actualmente conservada en Berlín. En el Hermitage se conserva un boceto que el experto Dobroklonski piensa que pudiera ser de Santa Justina, patrona y protectora de la ciudad de Venecia, aunque la figura femenina es ligeramente diferente. Otro experto, Mariacher, no descarta la intervención de discípulos en el lienzo del Museo Correr.

 

 
 
Santa Justina y los tesoreros

 

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