TERESA DE JESÚS. LA MUJER MÍSTICA (III)
ALONSO CANO

Con información de Luis Méndez Rodríguez


 

 

Para tallar el rostro de la escultura de Santa Teresa, obra que preside el retablo situado en el brazo derecho del crucero de la Iglesia del Buen Suceso de Sevilla, el escultor granadino Alonso Cano (Granada, 1601-1667) tuvo presente el retrato de la santa pintado por el hermano lego Fray Juan de la Miseria en 1576, que se conservaba en la sacristía del Convento de San José, más conocido por Las Teresas. La obra de este hermano de origen italiano copiaba directamente el rostro de la santa, a quien no le agrado demasiado su retrato:

 

"Dios te lo perdone Fray Juan, que ya que me pintaste, me has pintado fea y legañosa"

 

La graciosa frase de la santa quedó recogida en el Estudio Histórico-Artístico del Convento de San José del Carmen de Sevilla, publicado en 1984 por María Luisa Cano Navas. Antes de que la santa se marchase de Sevilla tras fundar su convento, la comunidad pensó que ésta debía dejarse retratar por lo que se aprovechó la presencia de un pintor del convento, fechándose la pintura el 2 de junio de 1576 (véase Valdivieso y Morales; Sevilla Oculta. Monasterios y Conventos de Clausura, Sevilla, 1987).

La pintura de Fray Juan de la Miseria, fraile lego de los Carmelitas Descalzos, fue muy valorada en los círculos artísticos hispalenses -el mismo Pacheco consideraba que éste era el primer retrato de la santa-; de hecho, este rostro hizo escuela entre los artistas sevillanos, quienes acudieron a él para copiar las que se suponían eran las verdaderas facciones de Santa Teresa. Pintores y grabadores se inspiraron en el retrato de Fray Juan de la Miseria para reproducir los rasgos físicos de dicha santa.

Volviendo a la efigie que nos ocupa, se trata de una obra en madera policromada que representa a Santa Teresa de una manera muy sobria, utilizando un joven Cano tanto un estilo clásico como los nuevos conceptos de la escultura barroca. Su expresión delicada, mostrando una profundidad interior contenida, se representa por una cara perfectamente ovalada, revelando la búsqueda del artista del refinamiento de la forma. Los ojos de la santa expresan una concentración melancólica que se opone a la religiosidad usual de este tipo de la obra, y que tendría una influencia importante a través de la Península Ibérica.

Fue realizada para ostentar la presidencia de un retablo, también labrado por Cano, en la sevillana Iglesia de San Alberto (1628-1629). En el siglo XIX fue trasladada a su actual emplazamiento, el sevillano Convento del Buen Suceso, regido por Padres Carmelitas Calzados. El retablo fue expoliado y las pinturas que lo decoraban se dan por desaparecidas. La imagen de Santa Teresa (148 cm), prototipo de posteriores creaciones sobre el tema, sufrió daños durante los disturbios, teniendo que ser restaurada posteriormente para hacerle nuevas manos, reparar desperfectos en los ropajes y, de paso, eliminar repintes y postizos de la mascarilla.

 

Fotografía de http://leyendasdesevilla.blogspot.com.es

 

FUENTES: MÉNDEZ RODRÍGUEZ, Luis. Velázquez y la Cultura Sevillana, Universidad de Sevilla y Fundación Focus-Abengoa, Sevilla, 2005, p. 338; MANCA, Joseph, BADE, Patrick y Sarah COSTELLO, 1000 Sculptures of Genius, Nueva York, 2014, p. 341; http://www.lahornacina.com/semblanzascano.htm

 

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