TERESA DE JESÚS. LA MUJER MÍSTICA (I)
FILIPPO DELLA VALLE

Jesús Abades y Joaquín Marchal


 

En la recta final del Año Teresiano 2015, el portal se suma a los eventos de toda índole que se vienen realizando en torno a la figura de la santa de Ávila con un especial organizado en torno a los artistas que la han inmortalizado.

 

 

Teresa de Jesús, nacida Teresa de Cepeda y Ahumada, nació en Ávila, el 28 de marzo de 1515, y falleció en la localidad salmantina de Alba de Tormes, el 4 de octubre de 1582. Dotada de un temperamento apasionado y enérgico, dejó en sus escritos la historia de su viaje espiritual, centrado en su profunda relación y comunicación con la figura de Cristo y lleno de intensas experiencias de éxtasis y visiones místicas.

Narciso Alonso Cortés reveló en 1946 el origen judeo-converso de Teresa, y treinta años más tarde el padre Efrén de la Madre de Dios considera que la santa nació en Gotarrendura, aldea abulense que se encuentra dentro de lo que, entre los siglos XV y XVIII, se llaman los "aledaños de las murallas de la ciudad", aunque a veces ello se aplique a lugares que distaban más de diez leguas de camino. En cualquier caso, está demostrado que el padre de Teresa, el hidalgo Alonso Sánchez de Cepeda, tenía fincas en la aldea que administraba personalmente.

Esta estatua de la reformadora de la Orden del Carmelo fue esculpida en mármol de Carrara por el escultor florentino Filippo della Valle (1698-1768) -quien ya la recreara en un relieve de juventud venerado en la iglesia romana de Santa Maria della Scala, donde también se conserva como reliquia un pie de la santa- entre los años 1751 y 1754. En ella aparece la siguiente leyenda que alude a su espíritu de reforma: "S. TERESA SPIRIT. MATER/FUNDATRIX/NOVAE RIFORM. ORDINIS/DISCALC. B.M. DE MONTE CARMELO"

A principios del siglo XVIII, se pretende completar la decoración escultórica de la gran nave central de la Basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano con un grupo de estatuas que representarán a los santos fundadores de órdenes religiosas. Esta magna obra de Della Valle pertenece a dicha serie.

La monumental estatua de Della Valle se mantiene fiel al estilo de Camillo Rusconi, el más renombrado de los artistas que participan en el mencionado proyecto, y su similitud con las estatuas que este maestro escultor labró para la Basílica de San Juan de Letrán -Della Valle colaboró además con Rusconi en la decoración escultórica de la capilla que los Corsini poseían en el interior de la basílica- es evidente.

Más significativa todavía es la intención que puso Della Valle en evitar cualquier detalle que pudiera traer a la mente el espléndido Éxtasis de Santa Teresa labrado por Bernini (1647-1651) para la capilla del Cardenal Cornaro en el templo romano de Santa María de la Victoria. Por ejemplo, el imponente ángel de Bernini con el dardo de fuego se reduce en este caso a un inofensivo querubín con un corazón simbólico.

La figura, por tanto, es más conservadora que la de Bernini y muestra a Teresa escribiendo el mensaje divino bajo la inspiración del Espíritu Santo en forma de paloma, tomando una postura parecida -acentuando más la curva en forma de S en el caso de la santa- al San Juan Evangelista labrado por Rusconi para Letrán.

 

 

FUENTES: HYDE MINOR, Vernon. Passive Tranquility: The Sculpture of Filippo Della Valle, Philadelphia, 1997, pp. 82-87; AUCLAIR, Marcelle. La Vida de Santa Teresa de Jesús, Madrid, 2014, pp. 25-26; BURGOS MADROÑERO, Manuel. "En torno a Santa Teresa de Jesús", en Isla de Arriarán, año X, 1997, p. 263; DE LA MADRE DE DIOS, Efrén. Tiempo y Vida de Santa Teresa, Madrid, 1977, p. 23.

 

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