SHAKESPEARE EN EL ARTE (VI)
EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO

Con información de Andrés Hoyos


 

 

El Sueño de una Noche de Verano

Escrita en torno al año 1595, hablamos de la más alta versión literaria y teatral del fenómeno del sueño, como lo demuestran la infinidad de montajes, traducciones y películas que se han derivado de ella, hasta el punto de que sus hadas y duendes son hoy lunas de Urano.

Según opinión general de los estudiosos, la obra fue compuesta a manera de epitalamio para alguna gran boda de la aristocracia isabelina. Unos piensan que fue la boda de William Stanley, el reciente earl de Derby; otros opinan que la de un hijo de lord Berkeley con una ahijada de la reina.

Se trata de una comedia satírica en donde se entrelazan el mundo mágico de las hadas y el mundo de los humanos a causa del amor. Oberón hace uso de la magia de una flor para recuperar a Titania y para enderezar el amor de dos parejas terrenales, Lisandro y Hermia y Demetrio y Helena.

La principal fuente son las Metamorfosis de Ovidio. Era uno de los libros favoritos de Shakespeare y de él copió, por ejemplo, el nombre de Titania. El bardo pudo inspirarse en la vida de Teseo, dentro de las Vidas Paralelas de Plutarco, y en El Cuento del Caballero de Geoffrey Chaucer, recogido en Los Cuentos de Canterbury.

 

 

Joseph Noel Paton

Las dos pinturas más famosas del artista escocés Joseph Noel Paton (1821-1901), cuyas obras son de estilo prerrafaelita y están especializadas en asuntos históricos, mitológicos, históricos y religiosos, se hallan basadas en esta famosa pieza teatral de William Shakespeare. Ambas son interpretaciones imaginativas de dos incidentes relacionados con Oberón, rey de las hadas, y su esposa Titania.

En el óleo sobre lienzo La Disputa entre Oberón y Titania (1849) -segunda versión de Paton sobre este tema shakespeariano- los reyes pelean agriamente por la posesión de un niño humano, un principe indio que Titania quiere criar al haber fallecido su madre, mientras que Oberón lo reclama como paje de su cortejo.

Las tres figuras principales están rodeadas por una multitud de hadas -Lewis Carroll contó 165-, algunas bellas, otras grotescas, cuyo carácter supranatural constituye para el autor la excusa perfecta para representarlas muchas veces con actitudes muy sensuales y comportamientos que de traviesos llegan a ser violentos -azuzados quizás por la hostilidad entre los reyes-, caso de las hadas que vuelan alrededor de un asustado búho, empujándole e intentando cabalgar sobre él, o de otras que martirizan a un pequeño sapo y a una criatura en forma de rana, ésta última hostigada con un estruendo de instrumentos musicales.

Dos años antes, Paton realizó La Reconciliación de Oberón y Titania (1847), otro óleo sobre lienzo de la Scottish National Gallery de Edimburgo. En este caso hablamos de una secuela de la primera versión del cuadro La Disputa entre Oberón y Titania, conservada en la colección de la Royal Scottish Academy.

Esta pintura de la Reconciliación ganó un premio en el concurso para la decoración de las nuevas cámaras del Parlamento en 1847, ya que podía ser interpretada como la alegoría de un gobierno armonioso. Pese a ello, al igual que el lienzo de la Disputa, en este cuadro lleno de elfos, hadas y diminutas criaturas del bosque se observan algunos detalles escabrosos, destacando la lucha contra un búho por parte de tres elfos: uno de ellos se retuerce de dolor bajo el animal, otro le clava una lanza y un tercero golpea al pájaro con una seta.

 

FUENTES: SILVER, Carole. Strange and Secret Peoples: Fairies and Victorian Consciousness, Oxford, 1999, p. 161.

 

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