LA OBRA DE LUIS SALVADOR CARMONA (VII)
JESÚS NAZARENO - LA BAÑEZA (LEÓN)

Ezequiel Díaz Fernández


 

 

El Nazareno de la localidad leonesa de La Bañeza, ejecutado entre los años 1755 y 1760, presenta unos rasgos estilísticos que lo vinculan estrechamente con la producción del vallisoletano, a razón de la aparente vinculación compositiva con su homónima de Estepa (Sevilla).

La faz del nazareno castellano posee, a nuestro entender, unos rasgos algo más duros y expresivos, como es el caso del acusado ceño fruncido, las espinas que traspasan las cejas, la densa barba apenas bífida y algo recortada y en definitiva la sensación y apariencia de un rostro más lacerado y dolorido.

Al enmarcarse el óvalo de la cara del Nazareno por la ondulante melena finamente tallada, el alargamiento facial se contrarrestará por la volumetría y ensachamiento de la tupida cabellera.

Por otro lado, la imagen venerada en el municipio sevillano de Estepa, aun manifestando los mismos rasgos esenciales de la estética de Luis Salvador Carmona, alivia la expresión dolorida por medio de una barba más afinada y menos poblada, sin arquear apenas las cejas y sin marcar en exceso las órbitas oculares, dando una sugerente idea de angustia contenida y de admirable tenacidad y sosiego en el cruento escarnio.

Las imágenes del Nazareno de La Bañeza y del Nazareno de El Real de San Vicente (Toledo), ésta última también de Luis Salvador Carmona, ofrecen igualmente una evidente proximidad de factura en elementos como la espina que horada la ceja, la espesura y recortamiento de la barba, las facciones enjutas de las mejillas y otra serie de rasgos relacionables con el resto de la producción nazarena del vallisoletano. 

 

 

FUENTES: DÍAZ FERNÁNDEZ, Ezequiel. "Analogía escultórica entre la obra
leonesa y sevillana de Luis Salvador Carmona", en De Arte, vol. XXIV, 2004, pp. 133-142.

 

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