SALUS INFIRMORUM (XI) LA ADVOCACIÓN DE LA SALUD EN LA ESCULTURA SACRA ANDALUZA
JESÚS DE SALUD Y PASIÓN - ALMERÍA

14/04/2020


 

 

Cristo cae en tierra por tercera vez, apoyando una rodilla en el suelo. Con su tercera caída confiesa el amor con el que ha abrazado el peso de la prueba por la redención humana, al tiempo que renueva la llamada a seguirlo fielmente hasta el final. Jesús, aun en estas circunstancias, se compadece de la debilidad del hombre y enseña a sus seguidores el modo de no sucumbir en cada infortunio: perseverancia, firmeza y constancia.

La imagen, obra del recientemente fallecido Luis Álvarez Duarte (Sevilla, 1949-2019), es probablemente la más interesante de cuantas realizó para la capital almeriense. Supone una talentosa versión del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, titular de la popular Hermandad de la Esperanza de Triana, al que el propio Álvarez Duarte esculpió en la década de 1980 un nuevo cuerpo anatomizado, incluyendo los pies, así como la peña a la que se aferra, la peana y el ondulado mechón de cabello que cae sobre el hombro derecho.

Con Jesús de Salud y Pasión el artista sevillano se ajustó a la composición del Caído de Triana, añadiendo en el Nazareno que talló para la Semana Santa de Almería sus maneras propias, sobre todo en el semblante, cuyo dramatismo se acentúa en este caso con la adición de tres lágrimas de cristal en sus mejillas. Los ojos también son de cristal, y muestran la pupila y el iris de tonos verdosos pintados a mano por Duarte.

Es titular de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Salud y Pasión en su Tercera Caída y María Santísima de los Desamparados, con sede en el templo de Santa Teresa de Jesús. Al culto aparece revestido con túnicas de terciopelo y tocado con tres potencias en orfebrería, símbolo divino que se equipara a las tres cualidades del alma clasificadas por San Agustín: memoria (pasado), entendimiento (presente) y voluntad (futuro).

 

 

Labrado en 1992, Jesús de Salud y Pasión revela una expresión general de cansancio y abatimiento, visible tanto en el gesto, con la penetrante mirada que se clava extenuada en el suelo, como en el ligero desplome hacia el lado derecho de su cabeza, ceñida por una corona de espinas esculpida en el mismo bloque del cráneo. La boca, entreabierta y jadeante por el esfuerzo, expone la lengua y la dentadura talladas en su interior.

La mano izquierda se abraza al travesaño de un madero de corte cilíndrico y arbóreo, con nudos dorados, mientras la derecha se apoya sobre la roca con el fin de coger impulso para incorporarse y continuar su trayecto final hacia el Gólgota. Se observa igualmente un excelente trabajo de policromía por parte del autor, destacando el rostro lacerado por las heridas y surcado por abundantes regueros de sangre.

La imagen procesiona sobre unas magníficas andas de estilo neobarroco del tallista sevillano Manuel Guzmán Bejarano (1996-1997), realizadas en madera teñida por Juan Manuel Rodríguez Arcos (1998) imitando caoba. Se alumbra con seis faroles de plata de ley, cincelados por Ramón León Peñuelas (1997-1998), autor también del resto de las cartelas y los relieves en orfebrería. Al extremo de la cruz vemos una pareja de ángeles cirineos de Fernando Murciano, dorados y estofados por Francisco Javier González Montero.

La Virgen de los Desamparados, del año 2000, titular mariana de la corporación, es también una obra muy interesante con la que Duarte intentó despegarse de su habitual estilo introduciendo el espíritu propio de la escuela granadina, representado por artistas como José Risueño o los hermanos José y Diego de Mora, de ahí el afligido semblante de labios callados y ojos caídos, reflejando la abstracción de María en su dolor.

 

 

Fotografías de la Hermandad de Salud y Pasión (Almería)

 

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