SALUS INFIRMORUM (VI) LA ADVOCACIÓN DE LA SALUD EN LA ESCULTURA SACRA ANDALUZA
CRISTO DE LA SALUD - MÁLAGA

03/04/2020


 

 
 
Fotografía de José López para https://salitre24.wordpress.com

 

Conocemos gran parte de la vida del escultor José Micael Alfaro (Alcañiz, Teruel, 1595 - Málaga, 1650) gracias a las investigaciones de Llordén Simón y Romero Torres. De su producción escultórica de temática sacra y carácter devocional, muy mermada tras los disturbios ocurridos en 1931 y 1936, destaca el Cristo de la Salud, una imagen con cabellera de pelo natural y con el cuerpo tallado y policromado solo en las zonas visibles.

La imagen fue realizada por Alfaro en 1633 como "Santo Cristo de la Columna" para la hermandad que, ese mismo año, se fundó en el convento malagueño de la Trinidad. Alfaro también talló una imagen de San Juan Evangelista con destino a dicha corporación. El Cristo procesionó en 1635 y 1636, trasladándose este último año al templo parroquial de San Juan por la lejanía que había entre el convento trinitario y el núcleo urbano de Málaga. Al cambiar de sede, los beneficiarios de San Juan impusieron a la hermandad como titular una antigua imagen de la misma iconografía que se veneraba en una de las capillas de la iglesia.

Fue entonces cuando el Cristo de Alfaro se depositó en una casa donde estuvo seis años. Tras la muerte de la dueña, pasó junto al resto de sus pertenencias al nuevo morador, que se la llevó cuando cambió de domicilio a la Alcazaba. Al morir el segundo depositario, su viuda se casó de nuevo e hizo mudanza, trasladando sus bienes en una carreta de bueyes que arrendó al agricultor Pedro de Anoria. El 31 de mayo de 1649, cuando era transportado en la carreta envuelto en una manta como un mueble más, el Cristo fue requisado y llevado a la capilla de la Casa Consistorial por varios de sus funcionarios, quienes habían salido a la calle debido al alboroto provocado por los bueyes, que al parecer frenaron en seco su caminar en varias ocasiones.

La coincidencia del "hallazgo" con el final de la epidemia de peste bubónica, que castigaba con dureza a la población, se consideró un acto milagroso por las instituciones civiles y religiosas. La escultura, concebida para su culto pasionista, se convirtió en un instrumento de fuerte poder devocional, recibiendo el título de Cristo de la Salud. Fue nombrado copatrono de Málaga, se le consagró una fiesta y se mantuvo en la capilla municipal.

 

 
 
Fotografía de José López para https://salitre24.wordpress.com

 

El Cristo de la Salud ha sufrido numerosas restauraciones a lo largo de su azarosa historia. Probablemente, a consecuencia del acontecimiento narrado, fue repolicromado por su propio autor. Constan dos intervenciones de 1750 y 1835 en las que mantuvo el pelo natural, las grandes potencias y el paño de pureza. Sin embargo, en 1937 fue objeto de una intervención por Francisco Palma García que transformó notablemente su aspecto al colocarle de talla el cabello y el perizoma, además de repolicromarlo y reconstruirle una de las manos.

La última intervención de Quibla Restaura, llevada a cabo en 2005 por Elisa Quiles, consistió principalmente en un tratamiento integral de limpieza de la policromía y de consolidación de la estructura. La restauradora sacó a la luz el color original del Cristo, eliminó añadidos (como parte del rostro realizado en yeso) y modificaciones posturales, y reintegró partes que aparecieron ocultas en el montículo de la peana, entre marmolina y escayola. Una auténtica reconstrucción que se sirvió de las antiguas fotografías conservadas y que supuso una fuerte impresión para sus devotos, en cuyo imaginario ya estaba la impronta de Palma García. Al ser repuesta al culto, se pudo ver de cerca la imagen por primera vez y con ello detalles como las costillas sobresaliendo de la descarnada espalda, como consecuencia de las terribles llagas de la Flagelación.

Se desconoce la formación artística de José Micael Alfaro. Según Romero Torres, su lenguaje escultórico denota una fuerte afinidad formal con la tendencia manierista de la escultura renacentista aragonesa, lo que no deja de constituir un cierto apego por un gusto artístico ya superado, pues cuando Alfaro llega a Málaga en 1629 el Barroco se encontraba asentado en territorio aragonés. Todo apunta a que el escultor mantuvo hasta el final de sus días su estilo caracterizado por el amaneramiento de las posturas, las barbas largas y la expresión compungida de los rostros, como observamos también en sus obras para la sillería de la Catedral de Málaga, que inició en 1639 y le mantendrían ocupado hasta su muerte. Dichas obras eran continuadoras de la estética tardomanierista iniciada entre 1633 y 1639 por Luis Ortiz de Vargas.

A partir de la invasión francesa, el Cristo de la Salud comenzó a deambular por varios templos de la ciudad, entre ellos la Parroquia de los Mártires y el Santuario de Nuestra Señora de la Victoria, hasta que en 1849 se consiguió la cesión de la antigua iglesia barroca de San Sebastián, sin uso desde que en 1767 los jesuitas fueran expulsados por Carlos III. Pasaba así su actual templo a denominarse del Santísimo Cristo de la Salud.

 

 
 
Fotografía de José López para https://salitre24.wordpress.com

 

FUENTES

SOTO ARTUÑEDO, Wenceslao. "La imagen del Santo Cristo de la Salud: de Málaga a Argentina", en Isla de Arriarán: revista cultural y científica, nº 8, Málaga, Asociación Cultural Isla de Arriarán, 1996, pp. 29-33.

https://salitre24.wordpress.com/2018/05/31/santo-cristo-de-la-salud-patron-y-protector/

AA.VV. (coord. PÉREZ DEL CAMPO, Lorenzo). "Patrimonio artístico de las cofradías", en Semana Santa en Málaga, tomo 5, Málaga, Arguval, pp. 78 y 81.

ROMERO TORRES, José Luis. "Pedro de Mena, el coro de la Catedral de Málaga y algunas fuentes de inspiración", en Cuadernos de los Amigos de Osuna, nº 16 (extra), Asociación de Amigos de los Museos de Osuna, 2014, pp. 92-93.

 

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