FRANCISCO RIBALTA (II)
LA VISIÓN DEL PADRE SIMÓN

Con información de José Luis Morales y Marín


 

 
 

 

Se ha especulado con un viaje de Ribalta a Italia, de acuerdo con Orellana, quien afirma que allí trabajó con Annibale Carracci, lo que duda Tormo, pudiéndose advertir influencias de los pintores escurialenses Zuccaro y Navarrete el Mudo en su primera etapa, así como de Luca Cambiaso, como bien señaló Hernández Perera, y sobre todo de Sebastiano del Piombo, al que copió en diversas ocasiones, igual que hizo con Caravaggio en la pequeña Crucifixión de San Pedro, pieza firmada de la colección del Príncipe Pío en Monbello.

En la Visión del Padre Simón, obra de plenitud conservada en la National Gallery de Londres, Ribalta retrata a Francisco Jerónimo Simón (Valencia, 1578-1612), beneficiado en el templo valenciano de San Andrés, que llevó una vida ascética y gozó de un gran reconocimiento por parte del pueblo, tanto por sus labores de piedad y caridad, como por las visiones y las curaciones milagrosas que se le atribuían.

Esta pintura fue encargada por la curia de San Andrés poco tiempo después de la muerte del Padre Simón, ocurrida el 25 de abril de 1612, ya que está fechada el mismo año de su fallecimiento. Una vez concluida, fue colocada en el altar de la capilla donde recibió sepultura el 5 de septiembre de 1612. Conviene señalar que Ribalta retrató al clérigo en varias ocasiones tras el fervor que recibió una vez difunto; de hecho, de este mismo cuadro se hizo una copia para la Iglesia del Salvador.

Esta obra de Ribalta sigue fielmente los relatos de la época acerca de las frecuentes visiones que el Padre Simón tenía de Cristo cargando con la cruz en la ciudad; inicialmente en la calle de Caballeros, por la que los criminales condenados eran conducidos al lugar de ejecución. Estos peligrosos paralelismos y las acusaciones lanzadas contra el Padre Simón y sus partidarios -los llamados "simonistas"-, fomentadas sobre todo por dominicos y jesuitas, dieron al traste con la santidad del clérigo pese a la veneración popular y a que fueron consignados milagros en la vida y después de la muerte del Padre Simón.

En cualquier caso, el óleo sobre lienzo de la National Gallery -210,8 x 110,5 cm- se vio afectado también por la prohibición inquisitorial, sufriendo algunos repintes para convertir la figura del Padre Simón en San Ignacio de Loyola. Según Kowal, en 1945 fue restaurado en la entidad londinense para rescatar la composición original, caracterizada por el amor que el clérigo dispensa en primer plano al Nazareno -muy inspirado en los modelos de Sebastiano del Piombo-, flanqueando la escena los verdugos y las santas mujeres en muy discreto lugar del cuadro. La firma del autor aparece en una cartela en la zona inferior izquierda, a los pies del Cristo.

 


 

FUENTES

MORALES Y MARÍN, José Luis. La Pintura del Barroco, Barcelona, 1998, p. 132.

 

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