REMBRANDT 350 AÑOS. LOS TEMAS SACROS
CRISTO Y LA MAGDALENA

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

El día siguiente a la crucifixión, María Magdalena regresa por la mañana temprano a la tumba de Cristo y la encuentra vacía. Dos ángeles le hablaron mientras lloraba, y cuando ella se vuelve, tras responderles que no sabe nada del paradero de su maestro, ve a un hombre vestido como un jardinero, no apreciando que se trata de Cristo resucitado. Él la llama por su nombre y ella lo reconoce instantáneamente.

Esta pintura demuestra la imaginación de Rembrandt a la hora de interpretar una escena descrita con detalle por Juan en su evangelio. El pintor recrea el momento justo antes del reconocimiento real, mientras que la mayoría de los artistas eligieron pintar el siguiente momento descrito por el apóstol, cuando María Magdalena se acerca a Jesús y él la detiene con las palabras "No me toques" (en latín, "Noli me tangere").

Rembrandt evoca hábilmente el amanecer como un sol naciente que simboliza, con la resurrección de Cristo, una nueva era para la humanidad. Una luz de tipo opalescente extrae de la oscuridad las torres del templo de Jerusalén, la mitad superior de la figura de Cristo, el rostro de María Magdalena y el perfil de uno de los dos ángeles que están sobre la tumba. Solo después de un tiempo, el ojo del espectador suele enfocarse en las dos figuras femeninas que aparecen en la distancia mediaque desciende de la colina a la izquierda, pues otros dos evangelistas, Marcos y Lucas, dicen que son tres las Marías que se desplazan hacia la tumba.

De particular interés es la postura de Cristo y el lugar que ocupa en este óleo sobre tabla (61 x 49,5 cm), con su silueta vertical, parcialmente recortada, dominando la composición, entre el templo de Jerusalén que figura en la lejanía y la rocosa cueva donde se halla su tumba, situada en primer plano al lado izquierdo del cuadro, sirviendo de eje la figura de la Magdalena retorcida en el suelo.

Es palpable la tensión creada entre la figura de Cristo, recta y serena, y la de María Magdalena, arrodillada y alarmada. Esta versión de Cristo y la Magdalena data de 1638, estando firmada a la derecha del sepulcro. En 1651 Rembrandt realizó una segunda y última con una composición totalmente diferente (imagen inferior).

 

 

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