RAFAEL SANZIO. 500 AÑOS
CRISTO REDENTOR BENDICENTE

13/03/2020


 

En 2020 celebramos el quinto centenario del fallecimiento del maestro del Renacimiento italiano Rafael Sanzio, uno de los artistas más renombrados de la historia del Arte que fue llamado por sus contemporáneos "el divino" y "el Fidias de los pinceles" y que el propio Picasso consideró, junto con Ingres y el citado escultor griego, la síntesis colosal del arte y de su historia.

 

 

La figura de Cristo se coloca en primer plano sobre un fondo paisajístico apenas esbozado. La clásica anatomía del torso desnudo, fruto del estudio de la escultura antigua, está subrayada por la luz sutil y transparente, que reverbera desde el cielo y envuelve el cuerpo del Redentor. La clámide roja, la corona de espinas, una mano dirigida al costado sangrante, señalando la llaga, y la otra bendiciendo, definen la sacralidad de la figura y fijan con precisión el mensaje religioso de una imagen que posee la intensidad de un icono.

La datación, establecida por los académicos entre 1505-1506, coloca esta tablilla pintada al óleo (31,5 x 25,5 cm) en los últimos años que pasó un joven Rafael en su Urbino natal, poco antes de su traslado a Florencia. Unos años en los que el artista pintó obras de pequeño formato y gran refinamiento estilístico, destinadas a la devoción privada y caracterizadas por sus referencias al clasicismo, en línea con la cultura de la corte de Urbino, uno de los principales centros de Italia en la elaboración y propagación del humanismo.

Las investigaciones científicas realizadas con ocasión de las restauraciones han revelado unos meticulosos estudios pictóricos antes de su conclusión final, evidentes sobre todo en el cuidado miniaturista con el que se halla representado el rostro, especialmente la fina y corta barba rubia y la incidencia de la luz sobre ella, lo que le da una apariencia de velo dorado. Por su parte, la luz en los pómulos revela un meditado conocimiento de la pintura flamenca, que también se remonta a las experiencias adquiridas por Rafael en la corte de Urbino, donde el pintor comenzó su actividad bajo la protección de Montefeltro.

Esta pintura fue una de las primeras compras realizadas por el conde Paolo Tosio, quien compuso su colección de arte en su palacio de Brescia, actual Pinacoteca Tosio Martinengo. Las negociaciones para la adquisición de la tabla, que entonces estaba en Milán a disposición de los Mosca -una familia originaria de Pésaro, ciudad muy próxima a Urbino, aunque se había mudado recientemente a la capital lombarda-, comenzaron en 1819 y se llevaron a cabo con el asesoramiento del coleccionista y experto bresciano Teodoro Lechi.

En el documento que entró en posesión de Paolo Tosio en el momento de la compra de la tabla, se habla de ella como un "Ecce Homo" y se apunta la intención del pintor de reconocerse a semejanza de Cristo. Esta intención se ha confirmado recientemente mediante la comparación con otros supuestos autorretratos de Rafael, como el de la Galería de los Uffizi o el del Louvre en el que aparece con un buen amigo. De ser así, la hipótesis de una obra nacida de un vínculo directo y personal entre el artista y el receptor cobra mucha fuerza.

 

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