1900. RETRATO DE PIONERAS EN EL ARTE
TOLA CERTOWICZ

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

La primera escuela de bellas artes para mujeres que existió en Cracovia fue fundada por Tola (Teofila) Certowicz, una escultora de origen ucraniano. Nacida en 1862, diecinueve años después la encontramos estudiando escultura en Cracovia, bajo las directrices de su compatriota Marceli Guyski.

En 1882 se trasladó en París, donde pasó once años tomando lecciones de famosos escultores franceses: René de Saint-Marceaux, Antonin Mercié, Henri Chapu y Hélène Bertaux; ésta última, además de una importante escultora, fue militante feminista y fundadora de una asociación femenina de escultoras y pintoras, así como de una escuela de escultura para mujeres que pudo inspirar a Tola.

Tola exhibió sus trabajos en París, Viena y Berlín. Regresó a Polonia en 1891 con la intención de quedarse. Allí no paró de trabajar, de seguir exponiendo su obra en destacadas salas de exposiciones y de estar involucrada en actividades pedagógicas, entre las que se encuentra la fundación, en 1897, de su escuela de bellas artes, donde enseñaban pintura y dibujo los prestigiosos artistas Włodzimierz Tetmajer y Jacek Malczewski.

La escuela femenina de Tola Certowicz se diseñó siguiendo programas similares a las escuelas occidentales y ofrecía un nivel muy bueno de enseñanza artística. Lamentablemente, cerró sus puertas en el año 1901 debido a una serie de problemas financieros.

 

 

 

Como personalidad sobresaliente de su tiempo, los logros de Tola más allá de su labor escultórica no quedaron en la fundación de la mencionada escuela, pues obtuvo la presidencia del Círculo de Artistas Polacos en Cracovia en 1902, cargo insólito para una mujer que ejerció hasta el año siguiente.

Su actividad artística decreció desde entonces hasta que, a finales de 1904, dio un giro total a su vida y se unió al convento de las canonesas de Varsovia, donde se dedicó a la actividad filantrópica hasta su muerte en 1918, invirtiendo las posesiones que le quedaban en estudios para jóvenes pertenecientes a hogares pobres.

Tola fue una de las pocas mujeres del siglo XIX que logró un verdadero éxito en el campo de la escultura. Su trabajo se caracterizó, junto con sus excelentes habilidades técnicas, por una alta sensibilidad, un enfoque muy individualizado -tanto para los temas, como para los personajes retratados- y un aura reflectante y poética que lo convirtió en emblema del realismo simbólico en la escultura polaca.

Entre sus esculturas destaca Morfeo (1889), integrada en la fuente del jardín del Palacio Czapski. Morfeo es representado como un hombre barbado en la plenitud de su vida, dormido con los brazos cruzados sobre el desnudo pecho. Su cabeza se adorna con una estilizada corona de amapolas, las flores del sueño. La tela, densamente drapeada y decorada también con amapolas, se envuelve alrededor de la cintura, mientras que un búho, ave nocturna, descansa a sus pies. El molde de la figura se hizo en París, tal y como reza una inscripción del pedestal y una firma del fundidor francés. La artista la donó al Museo Nacional de Cracovia en 1903.

 

 

NOTAS

Con información y fotografías del Muzeum Narodowe w Krakowie.

 

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