LA VIRGEN DE LA CAPILLA DE JAÉN


 

 

Se trata de una imagen de retablo, con el dorso sin tallar, que mide aproximadamente 62 cm y se cataloga como obra de principios del siglo XVI. De rubios cabellos, claras carnaciones y labrada en madera policromada y dorada, porta al pequeño Jesús, desnudo, sobre su brazo izquierdo, mientras que en el derecho lleva un cetro, superpuesto, como atributo de su rango de alcaldesa.

Efectivamente, la composición remite a modelos de comienzos del Quinientos, tanto por la indumentaria de María como por el parentesco que presenta con otras imágenes sevillanas de la órbita de Pedro Millán y Jorge Fernández Alemán. Todas ellas se caracterizan por la curvatura de la silueta, la caída vertical del manto a ambos lados del cuerpo y los angulosos pliegues que forma la túnica a la altura del talle.

Entre los años 1982 y 1984, la imagen fue restaurada en el Instituto de Conservación y Restauración de Obras de Arte de Madrid (ICRBC). Según el historiador jiennense José Galián Armenteros, ha sido hasta el momento la única intervención a la que ha sido sometida la talla. En cualquier caso, era tal el oscurecimiento que presentaba la obra, especialmente en las zonas que no eran revestidas con ricos tejidos naturales, que algunos investigadores llegaron a incluirla en su catálogo de Vírgenes Negras.

Atendiendo a su gran devoción, la Señora recibió el rango de la Coronación Canónica en el año 1930 y, desde 1950, es Patrona de la ciudad junto con Santa Catalina, la cual ostenta dicha distinción desde el año 1246. Recibe culto en el camarín de su capilla propia, situada en la Parroquia de San Ildefonso.

El origen de la devoción se halla en una piadosa tradición, según la cual durante la madrugada del 11 de junio del año 1430, la imagen de la Virgen bajó de los cielos a la ciudad de Jaén para partir, en solemne procesión, desde el templo catedralicio hasta la Iglesia de San Ildefonso.

 

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